Sergio Dalma | Cantante
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Sergio Dalma | Cantante
«Ojalá tenga la sabiduría de decir: ha llegado el momento»Josep Sergi Capdevila (28 de septiembre de 1964) se convirtió en Sergio Dalma por el pueblo ilerdense de su padre, Maldá. La persona y el personaje llevan 35 años de relación, una carrera que despegó en Eurovisión con 'Bailar pegados' en 1991 y que sigue ... renovando a poco más de un mes de los 60. Un híbrido entre clásicos y novedades que llevará hoy a las Noches Mágicas de La Granja.
¿Dalma se ha comido a Capdevilla?
Al principio tenía miedo de que este personaje se fuera comiendo a la persona. Según han ido pasando los años, creo que he sabido desenchufar rápidamente cuando bajo del escenario y seguir siendo alguien de a pie. Con el reconocimiento de la gente y que me permita hacer mi día a día. Me he preocupado mucho de que el personaje dejara libertad a la persona. Me sucede bastante a menudo que desconecto tanto que me pregunto por qué me está mirando tanto esa persona. «Es verdad, soy Sergio Dalma».
Han pasado 33 años de 'Bailar pegados'. ¿Cómo convive uno tanto tiempo con una canción?
Pues buena pregunta. Entonces para presentar una canción a Eurovisión había un jurado interno de RTVE y cuando me llamaron para decirme que la habían elegido casi no me lo creía. Evidentemente, ha habido un antes y un después en mi carrera después de esta canción. Después todos los autores me pedían otro 'Bailar pegados', pero es que yo no quería. «Ya tengo un 'Bailar pegados', vamos a hacer otras cosas». Como 'Galilea' o 'Esa chica es mía', son canciones que nunca he dejado de cantar, lo que pasa es que las vestimos de otra forma para que sean tan actuales como las del nuevo disco. Pero nunca ha significado una losa, al contrario. Cuando salgo al escenario a cantarla, me sigue emocionando la repercusión.
¿Ha perdido valor Eurovisión?
La experiencia aquel 4 de mayo del 91 en Cinecittà fue irrepetible, no volvería nunca más a Eurovisión porque me quiero quedar con aquel sabor. A nivel de producción audiovisual es una pasada, es la Superbowl de la música, pero echo de menos la música en vivo. Yo lo comparo con cuando yo fui y eso parecía a su lado un festival de fin de curso. Pero en cuanto a repercusión en toda Europa puede ser incluso más que entonces.
¿Qué espacio tiene hoy la canción melódica?
Tiene que haber música para todo el mundo y tenemos que aprender a convivir. No me gustan las etiquetas. Hay un público que quiere seguir escuchando esas canciones románticas, yo siempre me he considerado un cantante pop. El público que a mí me ha seguido espera una serie de canciones de Sergio Dalma.
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Luis Javier González
¿Qué margen de innovación tiene un cantante en su disco 22?
Ahora que está tan de moda lo de la zona de confort, siempre he intentado estar lejos de ella. Ya digo, me presentaban otros 'Bailar Pegados' y no quería, podía haber vivido de aquel éxito. He querido mantener mi esencia con productores y autores nuevos; en este último he trabajado con seis, algunos veteranos y otros muy jóvenes, para redescubrir el sonido de los 80 con chavales de ahora. Nos lo hemos pasado muy bien.
¿Cómo mantiene su hueco en las radio fórmulas con veinteañeros?
No pretendo llegar a un público adolescente, sería anti natura, pero ha habido generaciones que han tenido hijos o hermanos y se han sumado. Cuando yo digo en el disco 'Sonríe que estás en la foto' es porque uno sigue luchando para pelear dentro de ese mercado nacional y tener su hueco.
Habla de su público como un aficionado deportivo.
Mi público es súper fiel. A mí me sigue asustando, con buen rollo, que alguien me diga: «Tengo tus 22 discos». He podido ser seguidor loco de un músico y no sé si tengo toda su discografía. ¡Caray, que haya gente que conoces desde el primer disco! He intentado tener una buena comunicación con ellos y saber qué es lo que esperan en cada momento. Les he acostumbrado a que en cada disco haya una evolución. Esa fidelidad, algo que hoy en día es tan complicado porque todo resulta tan efímero, es una de las bases de mi carrera.
¿De dónde saca el optimismo de sus letras?
Hubo una época en la que recibía canciones de cortarse las venas. «¿Tan triste me veis?» Creo que soy un tipo muy positivo, que disfruta. A raíz de la pandemia y el disco de 'Alegría', vi que la música tenía que ser un refugio. Y con este disco, ahora que desgraciadamente hay tantos casos de salud mental, la música tiene que ayudar a levantar a alguien del bache.
¿No habrá más canciones negativas?
Siempre hay canciones de desamor, pero a estar alturas uno quiere disfrutar más que estar jodido. El mensaje tiene que ser positivo. Cuando la gente venga a La Granja yo quiero que aquello sea una fiesta. Habrá momentos emotivos porque alguna canción te hace recordar a alguien y llorar, pero yo quiero que el resultado final sea una fiesta.
¿Hay inflación en la música?
Hace unos cuantos años, la música era gratuita. Hemos conseguido algo que no podemos dejar de valorar: la gente está pagando un ticket. Seria horroroso abusar de ese público. Este verano en España hay más festivales que nunca, es una locura. No sé si hay público para tantos festivales.
¿Se fija más en las copias vendidas o en las reproducciones de Spotify?
Eso algo que nunca me ha obsesionado porque al final eso no te deja trabajar a gusto ni disfrutar. Yo saco un disco y digo: en estos momentos me siento así y ofrezco esto.
¿Qué hay detrás de una carrera de 35 años? ¿Talento, suerte, compromiso?
Hay un poco de todo eso. Cuando viene ese toque de suerte, que te pille preparado, pero detrás hay un talento y unas ganas de seguir trabajando. Disfrutar de todo lo que comporta un trabajo como este, no solo en el escenario.
¿Esos casi 60 años son pocos o muchos?
Es una cifra muy redonda, es ver cómo uno está. Y si te digo la verdad me siento mejor ahora en los 60 que a los 50.
La madre de Miguel Ríos le dijo tras ver un mal concierto de un cantante mayor: «Hijo, tu no des pena». ¿Hasta cuándo seguirá?
El momento de la retirada tiene que ser muy difícil. Sobre todo, que tú tengas la inteligencia y la sabiduría de decir: ha llegado el momento. Que seas tú y no el público el que te diga: «Venga, ya, déjalo». Ojalá tenga esa visión y ese olfato. Y como aparecí, desapareceré.
¿Cómo imagina su vida fuera de los escenarios?
Disfruto mucho del día a día. Ahora que soy abuelo, se me cae la baba. Una buena mesa, una charla, un viaje. La persona ha luchado para seguir siendo la persona. Que el personaje no acapare las 24 horas del día.
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