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Carmen (i), Avelino, María José, Juan Carlos y Julián, en la calle Teodosio el Grande. Antonio Tanarro
La odisea de moverse en silla de ruedas por Segovia

La odisea de moverse en silla de ruedas por Segovia

Personas con movilidad reducida de Frater relatan las dificultades que encuentran para transitar por calles con una pendiente pronunciada como Teodosio el Grande, Antonio Machado u Ortiz de Paz

Viernes, 7 de mayo 2021, 07:23

Cuando no es un bordillo sin rebajar, es un escalón, o un coche mal aparcado, o las vallas de una obra que ocupan la acera, un socavón, una zanja, aceras estrechas, adoquinado y empedrado que machaca espaldas y sillas de ruedas, baches... aceras en mal estado, escalones... Son todavía bastantes los obstáculos, las dificultades con las que se encuentran las personas que tienen que moverse en una silla de ruedas o tienen cualquier problema de movilidad en sus quehaceres diarios, tales como ir a la compra o simplemente con algo tan sencillo como dar un paseo, pero no por conocidas y reiteradas dejan de tener su relevancia. Suponen toda una odisea, una aventura, pero no son las únicas. Tal y como pusieron de manifiesto los componentes de la Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (Frater) en Segovia, otro de los inconvenientes es tener que hacer frente a las calles con una pendiente o inclinación elevada que, aunque para algunos no pueda ser excesiva, sí lo es si la persona tiene que ir en silla de ruedas o llevar por ejemplo bastones o muletas, tanto en el recorrido de subida como en el de bajada.

La orografía de una ciudad como Segovia es un tanto peculiar e incluso compleja. Por eso aclaran que no se trata de una reivindicación en sí, simplemente dejar constancia de las dificultades que entraña. «Bastantes veces tenemos que dar un rodeo y buscar otra alternativa porque hay calles que son una cuesta bastante inclinada, pero ya no es solo la cuesta, sino también si tienen una acera que sea accesible y transitables y a veces eso sí que nos cuesta trabajo y a nosotros un poco menos porque nuestras sillas son eléctricas y tienen una mayor tirada, pero para la gente que lleva una silla manual desde luego tiene que buscar sí o sí una alternativa para buscar un lugar más accesible; es algo tremendo», apuntó María José del Río, secretaria de Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (Frater) Segovia.

Consideran que Segovia sigue siendo una ciudad compleja para la movilidad, «muchísimo. A nivel de silla ruedas es complicada y dificultosa; a más de una persona se le ha roto una rueda, o un bastón porque había algún hueco demasiado grande... Hemos tenido algún que otro percance». Y no se olvidan del adoquinado. «Lo que demandamos es que en la zonas en las que no se pueda hacer acera porque no haya espacio suficiente, en la misma carretera hagan una como una pequeña vía de losa ancha, venimos luchando desde hace tiempo, el tema del adoquinado en Segovia por determinados sitios y la plaza del Azoguejo, ahí en su momento sugerimos que se hiciera una especie de pasillo, de losa grande. No pedimos que los quiten pero sí que hagan una especie de pasillo como han hecho en la plaza Mayor o incluso en la propia plaza del Azoguejo durante turismo, algo así», recordó María José del Río.

A los pies del Acueducto se encuentra la calle Teodosio el Grande, escenario en época navideña de la prueba deportiva de la Carrera del Pavo sin cadena. «Para nosotros es una calle bastante mala porque tiene una acera por la que no se puede transitar bien por el mal estado en el que se encuentra».

A su lado, Julián Caro asiente con la cabeza. «Mira cómo está y hay muchos sitios así; muchas veces hay que buscar otras alternativas, ir por la acera y tenerte que bajar, o bien que te ayuden a que te bajen para poder seguir porque si no, no podemos», dijo.

No es la única calle. «Hay también calles con pendiente por la zona de José Zorrilla, que también tienen una inclinación bastante prolongada y pasa igual, las aceras en algunos puntos se estrechan con lo cual hay que bajar a la calzada para poder andar por ellas», continuó María José del Río.

«Calles así tan inclinadas dan un poco miedo sobre todo de que se le vuelque la silla a uno por detrás; tenemos que ir muy pendientes para que no nos caigamos. Hay calles que están mal pero las aceras peor y nos obliga a dar un rodeo bastante grande», añadió Carmen Sánchez.

«Segovia tiene una orografía como la que tiene y no se puede hacer nada por solucionarlo. Las calles en cuesta , tenemos de todo; la calle Ortiz de Paz, por ejemplo que tiene acera hasta media calle pero el resto de la bajada tienes que salirte a la calzada, que encima es de adoquín y no es muy ancha y te juegas un poco el tipo. La calle Antonio Machado sí que tiene aceras, pero es estrecha, hay momentos que dudas si subir a la acera o bajar por la calzada. La orografía de Segovia es así y contra eso no se puede luchar», destacó Juan Carlos Horcajo, mientras su perra 'Linda' escucha con atención.

«Tampoco queremos ser excesivamente negativos y decir que no se está haciendo nada al respecto, pero queda mucho camino por recorrer. En el Ayuntamiento hay un consejo de accesibilidad al que cuando hemos tenido reuniones, que ahora con la pandemia hemos tenido menos contacto, es donde solemos llevar cualquier tema relacionado con la accesibilidad y ahí es desde donde se tiene que trabajar, las asociaciones somos las que tenemos que promover sugerir y pedir que de alguna manera se tengan en cuenta. Sabemos que no es fácil y el problema es el dinero. Se han ido haciendo cosas que han facilitado la movilidad por Segovia, pero aún queda mucho por hacer y mucho camino por recorrer», manifestó.

La Asociación Frater está formada en Segovia por una treintena de miembros «y con los de los pueblos seremos más de medio centenar. Es difícil saber cuántos hay en Segovia en total porque hay otras asociaciones que tienen también el mismo problema de movilidad que nosotros, por eso es difícil que te diga cuántas personas somos en número».

Frater lleva camino de los 51 años. «Queríamos haber hecho el año pasado las bodas de oro pero con el follón este de la pandemia no tuvimos otro remedio que aplazarlo», añadió María José del Río. 50 años de lucha constante «y seguimos luchando porque esta es una tarea continua, que no para, no se detiene; se ha conseguido bastante y la respuesta ha sido muy b

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