El nuevo modelo de fitness barato pone en jaque a los gimnasios convencionales

Mientras la tendencia nacional va más orientada a cierres que a nuevas aperturas, Segovia tiene tres aperturas inminentes. A la de Basic Fit se suma Vizcaínos –el nicho son los estudiantes de IE University– y un centro recuperado en Palazuelos de Eresma. «Las cadenas se han cerrado en seco, pero en Segovia venimos de un modelo muy atrasado y es fácil crecer». González dibuja un panorama con dos centros de alta capacidad, pero habla de una carencia en el modelo intermedio, la tendencia europea: una instalación media de mil metros, con el personal justo, facilidades tecnológicas para los más jóvenes y unos precios que, sin ser bajo coste, son medio low cost, unos 20 euros. «Yo vaticino que, aparte de Basic Fit, vendrá alguna más porque están llegando a todas las ciudades».

González cree que el sector notará el desembarco de estas cadenas. «Todos los gimnasios de autónomos y pymes que conocemos van a sufrir porque se enfrentan a un modelo muy atractivo para los jóvenes y tiene un fondo de inversión detrás». El consejo de González es la especialización. «Hay que apostar por lo que puedes poner en valor, la presencia. La gente también está valorando eso; las masificaciones llegan rápido y hay quien se cansa de esperar colas. Está ocurriendo con otros como Dream Fit, la saturación crea problemas».

Aconseja no competir. «Son modelos diferentes, un gimnasio de barrio no tiene nada que ver. ¿Qué se te da bien? Las artes marciales, la fuerza… A mi modo de ver es lo que deben plantearse». Con todo, es realista respecto a la dificultad de asumir cambios. «Yo lo veo muy fácil, pero son negocios que llevan muchos años con un modelo que les funcionaba. Ahora, les tienes que convencer de la noche a la mañana de que su vida va a cambiar».

El sector aún no ha recuperado sus números previos al covid. «La pandemia ha cambiado los hábitos del sector», subraya González, que habla de una caída superior al 40% en las actividades colectivas y de un repunte en centros especializados en una sola actividad como las salas de yoga –aprovechando grupos más reducidos– o en centros de entrenamiento personal, una tendencia que «viene para quedarse»: este modelo estaba creciendo y sigue haciéndolo. Para el global del sector, la patronal habla de un 20% por debajo respecto a principio de 2020.

El presidente de la patronal se declara «frustrado» por la nueva Ley del Deporte, a la que acusa de dos faltas. Primero, que la actividad física sea considerada servicio esencial y no tenga IVA reducido. Segundo, las titulaciones. «Hay que hacer una revisión profunda porque no se adecúa a la realidad. Seguimos con las tres titulaciones regladas y se olvidan del resto, que necesitan un marco normativo».

La pandemia abrió un nuevo nicho: el entrenamiento personal en casa. González habla de algo efímero: «Las ventas prácticamente se han desplomado, pero es verdad que ha quedado algo residual con las clases 'on-line'. Es un público que no estaba, bienvenido sea». La burbuja que sí se mantiene es la de enseñar a entrenar, más orientado a una formación deportiva para que el usuario se planifique de forma autónoma.

Los datos de la campaña de enero corroboran la incertidumbre de los gimnasios ante lo que pueda pasar en los próximos meses. Diciembre ha sido un mes «muy malo», con unas bajadas de un 35%, y enero, con una subida entre un 20 y un 25%, no ha conseguido compensar la caída. Ha salido más gente de la que ha entrado. Entre las razones, el nuevo modelo. «La gente busca otras alternativas. La apertura del Basic Fit es esta semana y eso ha creado mucha expectación». La patronal, con una decena de socios y miembro de la junta directiva de la Federación Empresarial Segoviana, ha sumado a Vizcaínos, tiene tres solicitudes de alta pendientes y quiere añadir al nuevo centro de Palazuelos.

González se muestra reacio a la estacionalidad en su sector. «No creo en las campañas ni en los picos. Hay que intentar ser lo más estables posible; la gente tiene que saber que la actividad física es salud y que no puede dejarla tirada unos meses y luego volver». Con todo, el panorama es otro y las navidades han cambiado hábitos. La patronal subraya que el «pico» habitual de enero «se ha aplastado bastante», pero el tópico sigue ahí.

Los grandes números de estas cadenas les permiten dar al usuario la máxima facilidad para que ajuste al máximo lo que paga por los días que acude a la instalación. Esa tendencia ha reducido la periodicidad de los negocios más pequeños, que hace no tanto estaban acostumbrados a cobrar trimestralmente y ahora están incluso aceptando medios meses, algo que descuadra su contabilidad, con mucho menos margen de error. «Te das de baja en el día, con tu móvil». Es la política del compromiso cero. «Te dicen, cóbrame, pero estos quince días, porque se ha apuntado el día 10. Este tío antes pagaba trimestres». El dilema es qué hacer con ese perfil que se apunta y se va. Porque el nuevo modelo protege su bolsillo, pero incentiva su falta de compromiso con la salud. La retirada es barata, pero el cuerpo también factura.