Cristina Vega
Cantimpalos
Martes, 28 de agosto 2018, 12:47
El segundo encierro campero de Cantimpalos celebrado este lunes se saldó sin sobresaltos, pero con una anécdota: uno de los novillos se quedó en los corrales porque la organización considero que, tras los problemas que causó en el primer encierro, era correr riesgos ... innecesarios. El encierro comenzó puntual, a las 12:00 horas, y fue muy vertiginoso. Durante casi dos horas, los caballistas trataron de sacar lo mejor de los dos bravos novillos de la ganadería Toros Taru de Tudela de Duero que recorrió los pinares de la zona. La tónica dominante durante todo el recorrido fue la misma:los toros no se guiaron por los cabestros y la manada se distanció nada más salir de los corrales.
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El primer novillo apenas causó problemas; obedeció en todo momento a los caballistas y entró solo, sin necesidad de bueyes, hasta los toriles del coso. El segundo, por su parte, fue el que dio mayores complicaciones. Los caballistas intentaron, sin éxito, conducirlo por el campo, aunque finalmente entró despacio 'al tranco' junto a los caballos y motos.
En una zona próxima a la vega, el astado se salió del recorrido; cuando detectaba el asfalto de la carretera, se volvía sin hacer caso a los bueyes que intentaban hermanarle. Fueron momentos de gran tensión y peligro, por lo que la organización decidió atarle una soga a los pitones en la inmediaciones del embudo y meterlo en una jaula al no entrar en el casco del municipio. No obstante, los numerosos caballistas que se acercaron hasta la zona sí que completaron su recorrido hasta adentrarse en la localidad.
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