Capilla limosnera del Niño de la Bola. M. R.

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El Niño de la Bola recupera una capillita limosnera

Durante la restauración realizada por la cofradía también se ha descubierto una fotografía que tiene un siglo de antigüedad

Mónica Rico

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Lunes, 1 de enero 2024, 13:38

La cofradía del Niño Jesús de la Bola ha conseguido recuperar una antigua capillita limosnera con la imagen que venera, una obra de hace un siglo y que, aunque no tiene gran valor material, sí lo tiene sentimental. Fue en la última restauración que se ... realizó en la iglesia de San Miguel cuando se reparó parte de la sacristía, momento en el que se llevó a cabo una limpieza general de este espacio. Allí, en la cajonería, apareció «esta reliquia», tal y como detalló el historiador cuellarano y mayordomo honorario de la cofradía, Juan Carlos Llorente. Se trataba de una capillita limosnera que se encontraba muy escondida y apartada. Se consultó con los hermanos de honor de la cofradía y mayordomos y se decidió adecentarla.

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Se trata de una pieza que iba de casa en casa recorriendo aquellos hogares de los devotos que lo solicitaban. Así pasaba la mayor parte del año y, cuando no había devotos que la quisieran acoger, volvía a la sacristía, primero de la iglesia de San Esteban y años más tarde al templo de San Miguel.

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Tal vez la pieza más destacada del conjunto es una fotografía del padre Benito de Frutos. Está coloreada, un «logro extraordinario» para una imagen de 1924. También tiene su importancia porque en la imagen se puede ver la cruz de cristal de roca que tuvo el Niño y que desapareció. La imagen también muestra en su mano derecha algunas reliquias que tenía de coral, como unas botitas o una campanilla, así como el aderezo común que se ha conocido del traje antiguo que porta en la fotografía.

Respecto a la capillita, Llorente apuntó que se ha plateado el conjunto porque el material inferior era débil, de hojalata.

Oxidada

Respecto a la restauración realizada en la capillita limosnera, Llorente destacó la buena labor realizada por el taller Dammar, una de cuyas responsables detalló que la pieza tenía varias capas de pintura de muy baja calidad. La pieza era de metal y se pensaba que podía ser una plata antigua. Cuando se consiguió retirar toda la pintura y se llegó al metal, éste se encontraba «todo oxidado, sobre todo las columnas, que estaban en muy malas condiciones», por lo que se decidió hablar con un taller especialista en restauración de orfebrería. Se realizaron varios trabajos, como pulir el metal, cuando se descubrió que era hojalata, por lo que se optó por darlo un baño de plata para mejorar la imagen.

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Los trabajos de restauración y limpieza de la pieza se prolongaron durante aproximadamente un mes y medio «porque ha sido dificultoso, no se quitaba la pintura con nada y además se podía rayar el metal de abajo». El proceso supuso eliminar todas las capas de pintura, quitar el óxido, darle un baño de níquel y otro de plata, y finalmente, una protección a esta plata. Además, el cristal se encontraba roto, por lo que se ha optado por cambiarlo por otro de conservación que evitará que la fotografía se degrade con la luz. La fotografía se ha mantenido en su estado original.

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