Secciones
Servicios
Destacamos
El Granollers ha celebrado este sábado con una sincera piña una victoria que por momentos pareció un trámite. Los catalanes han tenido que sudar tinta para defender una renta de siete goles al descanso y que despilfarraron a cinco minutos del final. Su mejor lanzador y su portero encontraron el antídoto antes de entrar en quirófano y salieron con los dos puntos de la pista de las remontadas, que ha visto caer a Puerto Sagunto, Atlético Valladolid, Anaitasuna o Puente Genil cuando ya contaban con la victoria en el banco. El Nava no pudo con el más difícil todavía, pero llevó su negativa a rendirse hasta las últimas consecuencias.
Noticia relacionada
Luis Javier González
Si ambos equipos se hubieran cruzado hace 50 días, la cita hubiera medido al mejor Nava, victorioso en tres de sus cuatro partidos previos, con el Granollers más dubitativo, con derrotas en diciembre. Pero el parón también juega y el ataque catalán ha dado muestras de versatilidad desde el primer capítulo: un buen ataque en estático y una transición fugaz para poner un premonitorio 0-2. Como el lanzamiento de Reguart que le botó justo delante a Patotski cuando ya se había vencido. Mal augurio.
Balonmano Nava
Luis de Vega, Andrés Moyano (4), Borja Méndez (3), Andrés Vila, Dani Pérez (2), Mario Nevado (4), Francisco Ahumada (3), Gonzalo Carró (5), Jakub Prokop (2), Roberto Pérez, Dragan Soljic, Óscar Marugán, Roberto Pérez, Dzmitry Patotski, Tomas Smetanka (5), Isaías Guardiola (2) y Pablo Herranz (3),
33
-
35
Granollers
Roberto Rodríguez, Faruk Yusuk (3), Marc Vega (7), Víctor Romero (1), Pere Arnau (1), Oriol Rey (2), Bruno Reguart (7), Gerard Domingo, Iván Montoya (1), Ferrán Castillo, Sergi Franco (2), Iosif Andrei (2), Pau Panitti, Pablo Urdangarín (1) y Antonio García (8)
Parciales 1-3, 5-7, 8-11, 10-15, 13-19, 15-22 (descanso), 19-23, 22-23, 25-26, 27-29, 31-32 y 33-35
Árbitros Hoz Fernández y Riloba Pereda. Señalaron cuatro exclusiones a los locales y cinco a los visitantes.
Incidencias Pabellón Guerreros Naveros. Lleno.
El detalle El Nava jugó con su equipación visitante, de tono azul verdoso, como guiño a la lucha contra el cáncer en la víspera del día mundial para combatir la enfermedad
El Granollers hizo mala la defensa del Nava, la clave de su gran final de primera vuelta. Un equipo que combina la escuela catalana de las transiciones, de los saques de centro fugaces, con un movimiento veloz de la primera línea y una circulación que obliga a los rivales a mirarse el cogote en busca de fantasmas. Un veterano como Antonio García, siempre bien colocado, con un brazo derecho estelar, al que se sumaba Faruk Yusuk, lesionado desde la segunda jornada. Suyo fue el único fallo visitante en los primeros nueve lanzamientos, como ese equipo de baloncesto que lo enchufa todo.
La presión para el Nava era infinita. Los segovianos mantenían el tipo con los lanzamientos de Moyano y el acierto de Dani Pérez en siete metros. Pero la desventaja no dejaba de crecer y Oriol Rey puso el 5-9 aprovechando el lento esfuerzo de Patotski para cubrir en vano su portería. Álvaro Senovilla se guardó el tiempo muerto y cambió a su portero tras haber encajado diez goles en 13 minutos. Encontró respiro en un tiro desviado de Nevado que se convirtió en gol y una doble parada de Luis de Vega, que calentó en un suspiro sus dos brazos. Se acercaba a dos el Nava, pero las hábiles manos visitantes le robaron la cartera a Borja Méndez. De nuevo, cuatro arriba los visitantes. Y si hay algo que no soporta Senovilla son las pérdidas: tiempo muerto.
La reacción vino de Guardiola, un veterano que no ve imposibles. Un par de golazos lejanos que no se convertían en parcial porque llegaba la pérdida, Pablo Urdangarín cazaba la contra con una mano y ponía una diferencia de cinco tantos. O porque Roberto Rodríguez le paraba un mano a mano a Prokop, tocado durante la semana y lejos de su mejor versión. O porque Pau Panitti le paraba un penalti a Dani Pérez en su primera aparición de la noche.
El Granollers tenía un filón en el flanco izquierdo y Marc Vega, su tercer extremo diestro, se hinchó. Su enésimo gol dibujó un abismo al descaso (15-22). El Nava no había hecho una primera parte desastrosa, pero es que su rival había anotado el 80% de sus tiros.
Los segovianos se pusieron la camiseta de las remontadas. Eligieron la elástica visitante –de tono azul verdoso– como un guiño a la lucha contra el cáncer, unos brazaletes de la esperanza. Algo que no falta en Nava, un equipo que se crece ante el abismo. Sus jugadores salieron con una marcha más: las espinacas de Moyano, el Red Bull de Smetanka –marcó un golazo de correcaminos– y una defensa guerrera, a lo espartano. No lo vio venir el Granollers, por más que conociera los precedentes. Su ataque sinfónico pasó de Mozart a Quevedo ante un Patotski que solo concedió un gol en los diez primeros minutos de la segunda parte. Un parcial de 6-1 y partido nuevo.
Los segovianos seguían martilleando y el Granollers tenía el susto en el cuerpo. Quizás por eso erró Montoya y regaló su exclusión para evitar la transición segoviana. Tercera bala para empatar, una secuencia madurada que desembocó en Pablo Herranz, demasiado forzado. Pero el gol no fue local, sino visitante, pues Víctor Romero canjeaba la pérdida y devolvía los dos goles de ventaja. Cansado de tantos empates interruptus, Senovilla pidió tiempo muerto.
Bastaron un par de pérdidas para que Sergi Franco pusiera un colchón de tres goles y apretara el puño, consciente de la rebelión que estaba sofocando. Pero el Nava no sabe rendirse y su ataque ya sumaba recursos por todos lados: la internada de Prokop, el movimiento en seis metros de Carró y el salto de Ahumada desde el extremo que empataba al fin la contienda tras un parcial de 3-0. Cinco minutos para decidir el ganador.
Pero los detalles son la diferencia entre el rey y el plebeyo. Antonio García resolvió con un derechazo que tumbó a Patotski como si el balón hubiera salido de un rifle, y Roberto Rodríguez, el segundo portero con más paradas de la liga, detuvo el penalti de Dani Pérez. En un suspiro, Marc Vega ponía tres tantos de distancia y volvía a gritar victoria. Pero el Granollers ha tenido que matar de nuevo al Nava, que se puso a uno, con el enésimo gol de su extremo y dos paradas más de su número uno.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.