Pablo Herranz lanza con rabia a portería durante el partido ante el Cangas. Raúl Fonseca

El Nava rinde a la enésima al Cangas

Los segovianos ganan por primera vez en una de las pistas más calientes de la Asobal ante un anfitrión que peleó hasta la bocina

Sábado, 30 de noviembre 2024, 23:36

Tras dominar el partido con mano de hierro, el Nava llega a los últimos quince segundos con un solo gol que defender, como la madre que afronta el fin de mes sin dinero para hacer la compra, sin explicarse cómo se han evaporado los ahorros. ... La última vida del local que nunca se rinde desemboca en una jugada de pizarra de dibujos animados, una colgada al área que no termina en buen puerto. Suena la bocina y la plantilla segoviana celebra con un corro en su área la primera victoria de su historia en casa de un hueso, haciendo caso omiso a la pitada del público que abarrota el fortín esquivo y se revuelve: «Manos arriba, esto es un atraco». Así pusieron los de Álvaro Senovilla fin a una racha de dos derrotas seguidas y vuelven al quinto puesto de la apretada zona noble de la Asobal.

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BM Cangas

Essam, Brais González (6), Mads Thymann (1), Aron Díaz (1), Juan Carlos Quintas, Martín Gayo (5), Rajmond Toth (4), Arnau Fernández (6), Jaime Gallardo (2), Javier Iglesias (2), Fodorean, Santi López (2), Omar Sherif (4), Mateo Pallas y Jorge Pérez.

34

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BM Nava

Luis de Vega, Yeray Lamariano, Borja Méndez (2), Isaías Guardiola (3), Dani Pérez (7), Lautaro Robledo (2), Mario Nevado (4), Pancho Ahumada (7), Gonzalo Carró (1), Sasha Tiumentsev (1), Adrián Nolasco (4), Gedeón Guardiola, Nicolás Bonanno y Pablo Herranz (4).

  • Parciales: 3-3, 6-6, 10-12, 13-14, 13-18, 16-20, 21-22, 25-24, 25-27, 27-31, 31-33 y 34-35.

  • Árbitros: Navarro Baquero y Espino Guerra. Señalaron dos exclusiones a los locales y a los visitantes.

Borja Méndez abrió el marcador con un lanzamiento centrado, mostrando su juego de pies al característico balcón de O Gatañal, abarrotado, que guarnecía la portería de Jorge Pérez. Fue Isaías Guardiola, duda durante la semana tras perderse el partido ante el Torrelavega, el que asumió la responsabilidad ofensiva en estático, un duelo contra el portero barcelonés, que ofreció dos paradas brillantes –una con la mano, repeliendo un tiro de listo con bote, y otra levantando la pierna como un contorsionista– pero recogió más el balón de su portería de lo que hubiera querido. El Cangas mantuvo el ritmo encontrando al pivote egipcio Sherif, pero Yeray no se lo puso fácil, cerrando las piernas para luego celebrar cerrando el puño.

El marcador seguía parejo porque los equipos no daban tiempo a las defensas a colocarse. Entre ataques rápidos y contragoles, ambos sumaron tres tantos en menos de medio minuto, un ritmo que no despreciaba Cangas, con dos definiciones de estilo en seis metros ante Yeray, casi tan buenas como el penalti-vaselina de Rajmond Toth, quizás el gol de la noche. Esos tantos subieron los decibelios del público, que celebró el 6-4 como un feliz presagio, aunque a la postre sería la única ventaja de más de un gol de los suyos. El Nava lo interpretó como una anécdota y aplicó su receta de eficiencia ofensiva. Sin pérdidas, moviendo el balón y aprovechando las ventajas para encontrar una y otra vez a los extremos, los artilleros del balonmano, los que hacen fortuna de su ejecución de cara a gol. Pese a los problemas físicos de Marugán, los otros tres –Dani Pérez, Ahumada y Robledo– dieron una cátedra en finalización y sostuvieron la inversión segoviana anotando por momentos la mitad de los goles. Así que Pérez voló para poner el 10-12.

Jugadas del partido entre el Nava y Cangas. Raúl Fonseca

El tiempo muerto alivió parcialmente al Cangas gracias a las paradas de Mateo Pallas y a los primeros flashes de Brais González, su brazo diferencial. Tuvo el empate en sus manos, pero llegó un paradón abajo de Yeray y una contra feliz de Robledo que inició un parcial de 0-4. El argentino sumó de nuevo tras un pase atinado de Isaías, una nómina que engordaron Herranz y Nevado hasta el 13-18. Jaime Gallardo limitó daños con dos tantos sanadores en el peor momento. Con todo, la ventaja segoviana al descanso era saludable (16-20).

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El Cangas llegó a perder de cinco en la primera parte, de cuatro a diez del final y de tres a dos minutos, pero tuvo la bola del empate

Pero el Cangas salió encendido de vestuarios y se allanó la tarea con un dos por uno a los 30 segundo: la exclusión de Bonannno y el penalti convertido por Toth. El público necesitó poco para encenderse y Pallas empezó a sumar paradas de mérito. La remontada se cocinó rápido: un parcial de 7-2, con un gol extraordinario de Martín Gayo, superando rivales en carrera con su juego de muñeca. Los locales pusieron la guinda con dos transiciones –tras una parada de Pallas y tras puntear un balón a Nolasco que cayó del cielo– que les devolvieron la delantera: 23-22.

Momentos delicados para el Nava, sin la visión ofensiva de la primera parte y con Pallas parándole el primer penalti a Dani Pérez, ejecutor consumado. Los gallegos tuvieron varios ataques para estirar su renta, pero apareció Luis de Vega, igualando la apuesta ante Toth, el húngaro infalible hasta entonces desde los siete metros, y comiéndose a Sherif en seis metros. Paradas que valen más que muchos goles. Su alargada sombra hizo que Martín Gayo picara demasiado la pelota para superarle y se le marchara alta. Lo celebraba el leonés antes de que Pérez se redimiera en la pena máxima. Recuperó la confianza el Nava, con un Pablo Herranz agigantado, aprovechando los pases de listo de Isaías y Méndez para girarse en una baldosa, esperando que ese balón pase entre las piernas de un defensor. La enésima contra de Ahumada firmaba un 1-6 de parcial para el 26-30. Cuatro goles a diez minutos del final rendirían a muchos, pero no al Cangas.

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Porque Brais seguía marcando goles, obligando al Nava a no fallar con el balón. Una tarea que asumió Dani Pérez colocando en la escuadra el penalti que valía el 31-34. ¿Tres goles a escasos dos minutos del final ya valen? No. Los locales recortaron distancias con un gol de Brais y una transición fugaz embocada por Arnau Fernández. El Nava le quedaba un gol y Senovilla paró el partido para diseñar el ataque de la tranquilidad. El boceto dejó a Méndez solo en seis metros, pero se lo paró Pérez, que también desvió el tiro forzado de Isaías, ya en pasivo. Así que el Cangas tuvo la última y vendió cara su piel. Lo celebró el Nava. Cuanto más cuesta una victoria, mejor sabe.

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