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El Balonmano Nava dejó para el último día su actuación más dominante. Será difícil elegir el mejor momento de una temporada de ensueño, llena de remontadas antes grandes como el Bidasoa, de tantos puntos decididos en los últimos segundos. Pero los segovianos pusieron la guinda ... a su año como recién ascendidos llevándose en Navarra el partido por el sexto puesto ante el Anaitasuna, un fijo en la élite, al que sometieron en una primera parte portentosa.
La diferencia entre el sobresaliente y la matrícula de honor para los segovianos lo marcó un gol, el que aseguró el empate del Ademar de León ante el Logroño, el punto que les separa de los segovianos en la tabla y que les asegura un puesto en Europa tras terminar quintos. Lo sabían los naveros cuando salieron a la cancha, pues necesitaban la derrota de los leoneses y del Valladolid –cayó en Cangas– dos encuentros que empezaron tres horas antes.
Anaitasuna
Iñaki Martínez, Bar, Álvaro Gastón (3), Antonio Bazán (2), Niko Martinovic, Eduardo Fdez. (3), Martín Ganuza (2), Ander Torrico (7), Aitor García (3), Mikel Redondo (1), Aitor Albizu (4), Oleg Kisselev (2), Julen Elustondo, Nicolás Bonanno y Pablo Itoiz.
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Balonmano Nava
Luis de Vega, Andrés Moyano (7), Borja Méndez (1), Andrés Vila (1), Dani Pérez (1), Mario Nevado, Ahumada (3) Gonzalo Carró (1), Jakub Prokop (7), Roberto Pérez, Dzimitry Patotski, Óscar Marugán, Tomas Smetanka (4), Isaías Guardiola (1), Gedeón Guardiola (1) y Pablo Herrranz (1).
Parciales: 1-4, 3-6, 3-10, 6-13, 9-17, 11-18 (descanso), 13-18, 16-20, 18-24, 21-25, 23-27 y 27-28.
Árbitros: Álvarez Boixaderas y Escoda Pérez. Señalaron tres exclusiones a los locales y a los visitantes.
Los pistoleros naveros recogieron el testigo donde lo dejaron siete días atrás. Moyano abrió las hostilidades con un latigazo que no vio Juan Manuel Bar, que le tocó la segunda –pero no pudo desviarla– y le paró la tercera, pero el argentino recogió el rechace y fusiló desde seis metros. Entre medias, un tanto de Prokop tras un reverso fugaz. Los cuatro primeros ataques visitantes habían acabado en gol mientras el Anaitasuna se las veía con Luis de Vega, titular en la portería, la madera y un tiro de siete metros que ni siquiera cogió portería. Un 1-4 en cinco minutos que servía de aviso a navegantes.
Bien fuera por las prisas o porque la defensa en estático de los segovianos no daba alegrías, el Anaitasuna empezó a buscar atajos, como un pase largo de su portero que interceptó atento Borja Méndez en el repliegue. Su equipo completaba su propuesta ofensiva encontrando a Gonzalo Carró en seis metros mientras Andrés Vila engañaba a la defensa con su movimiento horizontal, un señuelo que abría la puerta para el trallazo de Méndez. También se sumó Mario Nevado, que forzó el primer penalti, materializado por Ahumada, que termina como primer lanzador una temporada en la que Dani Pérez ha asumido ese rol más que nadie. El chileno ponía el 3-8 y forzaba tras 11 minutos el tiempo local, un intento de torniquete que llegó cuando el paciente ya había perdido demasiada sangre.
Porque las cosas no mejoraron para los navarros. Luis de Vega paraba un ataque rápido ejecutado por Edu Fernández y Gedeón Guardiola aprovechaba su talla, la ventaja de ver el mundo desde una atalaya, para colar el esférico en la portería local prácticamente desde su área. Los locales sufrían en ambos flancos: un ataque que desperdiciaban con una infracción por pasos y una transición que culminaba Andrés Vila. Anaitasuna estaba siete abajo y solo había marcado tres goles en 15 minutos, una progresión de 12 goles en 60. Todo un mérito para destacar en el currículo defensivo navero.
El Anaitasuna estaba muy lejos de taponar sus fugas atrás, en parte porque Moyano fusilaba sin piedad. Así las cosas, Smetanka se sumó con una de sus huidas adelante, superando agarrones para colocarla en la escuadra y poner el 4-12. No habían pasado seis minutos y los locales volvían a pedir tiempo muerto porque el duelo se les iba por el desagüe.
El segundo parón logró al menos rehabilitar al ataque local, pero la defensa seguía siendo superada de forma sistemática. Iñaki Martínez recogía el testigo bajo palos, pero tenía la misma suerte que su predecesor: tocas los tiros de Moyano ni significa pararlos. Y eso que evitó males mayores saliendo desde el banquillo como un velocista para evitar otro gol del Nava desde su cancha. Pese a su brillantez, los segovianos perdonaron en otro lance similar o en una contra de Dani Pérez. Varias oportunidades para el +9 que no se materializaron, un consuelo para un cuadro local que caía 11-18 al descanso.
El precedente de la primera vuelta, un partido en el que el Nava remontó un déficit de siete goles en la segunda parte, recordaba que todo es posible. Los segovianos no salieron tan enchufados en ataque, pero su defensa evitó el parcial que invitara a sus rivales a entrar al partido. El acierto de Albizu acercó al Anaitasuna a cuatro, pero llegó un trallazo sanador de Prokop y un tiempo muerto de Álvaro Senovilla, que puso la tirita sin esperar a ver sangre. Ideas aclaradas, solvencia defensiva y portería, un Luis de Vega que en la segunda mitad de la temporada se ha confirmado como portero de pleno derecho de la Asobal.
Con todo, el Nava mantuvo su suscripción al suspense. Prokop pareció cerrar la contienda con un gol que ponía a los suyos cuatro arriba a cinco minutos del final, pero llegaron dos ataques plomizos que Anaitasuna convirtió en transiciones para a cercarse a dos. Quedaba minuto y medio por jugar: tiempo muerto de Senovilla terminó en pérdida por pasivo y el 10 puso a los suyos a uno. Un incendio que apagó Smetanka con una de sus aceleraciones por el carril central. Su último gol como navero, como los de Prokop o Moyano. Una despedida con la cabeza bien alta.
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