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claudia carrascal
Segovia
Martes, 22 de diciembre 2020, 10:29
Alfredo García y su pareja Magdalena Arribas viven en Carabias desde antes de su jubilación y Alfredo es teniente de alcalde en el Ayuntamiento. Desde hace dos años también hacen uso del comedor de Codinse porque «mi mujer es dependiente y aunque yo me defiendo en la cocina esta ayuda me ha liberado mucho», indica.
Viven a 13 kilómetros del comedor que se encuentra en Campo de San Pedro, pero para ellos es una oportunidad de relacionarse y hacer actividades distintas. «,Un día a la semana después de comer, nos quedábamos a jugar al bingo, al parchís o a las cartas. Además, hay gimnasia de mantenimiento. Entre unas cosas y otras pasamos un rato interesante y nos permite conocer a gente de otros pueblos», alega. Algo que se hace especialmente necesario en un municipio como el suyo, donde hay 30 personas empadronadas, pero desde octubre hasta mayo tan solo viven seis vecinos.
Ahora su principal deseo es que «este virus desaparezca pronto» para recuperar la normalidad y para volver al comedor, porque «nosotros somos muy activos y necesitamos hacer cosas». De hecho, hasta los 50 años una parte importe de la vida de Alfredo era el deporte y a partir de entonces se aficionó al baile, lo que le unió a su actual pareja. Hasta el punto de que «antes de que mi mujer estuviera mal íbamos todos los fines de semana a Aranda de Duero o a Sepúlveda a bailar».
Defiende la gran labor que realiza Codinse por la supervivencia del medio rural y es que no solo tiene programas de mayores, de empleo o de formación, sino que también «es nuestro altavoz ante las administraciones». Inquietudes como la supresión de frecuencias y servicios en el transporte, el cierre de consultorios médicos o la mala conexión a Internet son algunas de las principales peticiones que Codinse traslada a los responsables políticos. Si algo tienen claro es que para que el medio rural no se muera tiene que tener servicios. Después de haber pasado gran parte de su vida en Madrid, Alfredo sabe que «no se puede comparar la vida en el pueblo con la que se lleva en la ciudad porque no tiene color».
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