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Sara Merino y Luis Onrubia, en las instalacionesde su centro, Soluciones Láser. El Norte

«La mitad de los clientes que vienen a depilarse son hombres»

Emprender en el pueblo ·

Sara Merino se ha dedicado siempre a la depilación láser por cuenta ajena, hasta que el año pasado decidió establecerse por su cuenta

rafa rojas

Segovia

Domingo, 21 de enero 2018, 12:30

Sara Merino (41 años) ha centrado su carrera en la depilación, una opción que para ella no está tan relacionada con las modas como con una necesidad que a veces es psicológica, a veces médica y en otras ocasiones se relaciona con la comodidad. Si algo le hace sentirse orgullosa de su trabajo es el agradecimiento de un cliente que vivía con un problema y se marcha de su centro segoviano, Soluciones Láser, satisfecho y aliviado.

Sara nació en Segovia, vive en Palazuelos y lleva toda su carrera centrada en el área de la depilación con láser médico: desde que completara un grado superior de Estética hasta que el año pasado se lanzó a abrir su propio negocio. Entre medias había trabajado durante más de diez años en centros franquiciados, pero no le convencía esa filosofía de trabajo.

«Decidí establecerme por mi cuenta después de haber trabajado con todas las técnicas y equipos. Ya había entendido cuál era la mejor técnica y la mejor manera de trabajar con los clientes, y montando mi propio centro podía dar ese servicio con un trato personal, haciendo que se sientan no como en su casa, pero casi», explica.

La pareja de Sara, Luis Onrubia, es naturópata y estaba ya trabajando con tratamientos láser. Así que ella empezó a considerar la posibilidad de abrir un negocio juntos. «Estaba cansada de trabajar para otros –dice–. En Segovia tenía muchos clientes y me resultaba desagradable la idea de vender bonos o recomendarles tratar zonas que a lo mejor no querían tocar y muchos clientes me animaban a abrir mi propio centro».

Los primeros pasos consistieron en hacer un plan estratégico de negocio a través de un curso para emprendedores. «Al principio, echo números y escribo un plan de negocio a cinco años. Me encuentro con que es muy complicado y a veces me dan ganas de decir ‘lo dejo y trabajo para otro’. Pero la idea me empieza a ilusionar cada vez más: la jefa soy yo y si las cosas van bien puedes empezar a ampliar servicios, meter más aparatos en función de lo que te están pidiendo… Así fue como incorporamos la acupuntura», señala

Un negocio como el suyo requiere una importante inversión inicial, así que se asesoró sobre subvenciones para mujeres de la provincia en el Servicio de Promoción Económica de la Diputación. La solicitud de crédito tampoco fue fácil y, cuando por fin lo tenía todo, llegó la hora de buscar un local bien situado. Sara optó por uno en la calle Almendros de Segovia. «Quería una localización céntrica, pero que no estuviera en una zona de mucho paso para dar privacidad a los clientes. Por una parte, quería que muchos pudieran venir sin tener que coger el coche, pero sabía que en un momento dado igual no te apetece que la gente sepa si te vas a depilar o a dejar de fumar o a darte sesión antiestrés», señala.

Sara resume así los tres principales servicios que ofrecen a sus clientes. Ella se ocupa de los relacionados con la depilación y su pareja de los que se resumen en el término «acupuntura láser», que relaciona las nuevas tecnologías con la ancestral medicina asiática. «La depilación la hago con láser de alejandrita y hay una diferencia abismal con otras. Alejandrita es la piedra, el cristal a través del que pasa la luz. El color de la luz hace que se capte determinado tipo de vello y de piel y este aparato ofrece un mayor abanico de color en pieles y vello. Hay otros con los que no se pueden depilar a morenos, rubios o personas con el pelo fino», aclara.

«Muchos días empatizas con las situaciones de los clientes y te emocionas»

Lo primero que hace con sus clientes es un estudio sobre el tipo de piel, el vello y las características de la persona, como la edad o los medicamentos que toma. «A la hora de depilar no es lo mismo que se haga en invierno o cuando acabas de venir de la playa. Y no es lo mismo una chica de 18 años que una mujer de 70», dice. Para Sara «la depilación láser no está sujeta a modas». «Al principio solo se la hacían mujeres y ahora los hombres se depilan tanto como las mujeres, la mitad de los clientes que vienen a depilarse son hombres. Más que moda es una necesidad. Por nuestro estilo de vida buscamos comodidad, que no tengas que estar en casa con la cuchilla y la cera. También está ligado a la salud. El vello es un incordio estético, pero a nivel dermatológico también da muchos problemas. A diario vienen hombres de edad avanzada a los que se lo ha recomendado el médico, porque el pelo se ha enquistado y han tenido que operarles –relata–. Por un lado tienes muchos que son deportistas y otros que tienen problemas dermatológicos, la barba se les enquista y la piel sufre un montón, así que se hacen la depilación facial para que no se les irrite la cara al pasar la cuchilla todos los días. La dermatitis, las manchas en la piel, el acné o los granos son algunos de los problemas de los hombres».

«Nunca interferimos en los tratamientos médicos, eso es completamente aparte»

Los clientes de Soluciones Láser buscan también una solución para el tabaquismo, el sobrepeso, la ansiedad, el insomnio y la menopausia. «Se trata de eliminar los efectos secundarios de esos procesos. Tratamos de todo: dolores musculares, ruidos en los oídos, migrañas, dolores cabeza… Eso sí, nunca interferimos en los tratamientos médicos, esto es completamente aparte. Está basado en las técnicas de la medicina tradicional china y se trata de ver de dónde viene ese dolor, cuál es la raíz de un problema puntual», explica Sara, que asegura que en el balance positivo de su empresa figura «un 96% de éxito en dejar de fumar. La eficacia es altísima y de las 200 personas que han pasado por aquí la mayoría lo han dejado».

«Montar mi propio negocio lo ha cambiado todo, porque venir a trabajar no se convierte en un trabajo. Puedes ser tú mismo y trabajar de la manera que te gusta. A diario puedes tener una charla tranquila con gente a la que ayudas con sus problemas, hablas de tú a tú, les das una solución y eso te hace sentir muy bien. Muchos días empatizas con las situaciones y te emocionas. A día de hoy, sí ha valido la pena, sin lugar a dudas. En lo económico todavía no se puede hacer un balance claro y hay una inversión grande que hay que pagar, pero a nivel personal sí ha valido la pena. Venía de trabajar con objetivos y con una venta agresiva y mi satisfacción personal se ha multiplicado por 10.000. Con eso ya estoy feliz», concluye.

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