La lucha de Ortigosa de Pestaño

No se puede estar siempre pensando en el pasado. De los recuerdos no se puede vivir, se han hecho muchos escritos de la prosperidad en su día de este municipio que creció con el amparo del tren, pero el último tren se fue y se llevó casi todo. La Estación sé quedó ahí cómo algo que fue y ya solamente es un edificio en ruinas que todavía mantiene el cartel de llegada a Ortigosa de Pestaño.

Y que el Ayuntamiento, a pesar de su pena, no tiene medios ni presupuesto para hacer un proyecto bonito que diera dinamismo al pueblo. Tendría que ser una empresa privada o que nos la cediesen rehabilitada, pero si no se remedia, acabará siendo un edificio desaparecido. Afortunadamente, no todos se fueron con el tren. Tenemos varias empresas familiares y agricultores nacidos aquí. Y aquí siguen luchando día a día para mantener y mejorar sus negocios. Y eso es muy importante porque son los que contribuyen a la vida del pueblo y a su riqueza económica y social.

En el último pleno, la Corporación aprobó comprar una ruina junto al Ayuntamiento para poder hacer proyectos con ilusión: ideas hay muchas, pero posibles económicos, pocos. Porque nuestro presupuesto da para cubrir gastos de día y poco más. Porque el pueblo es pequeño, pero tiene muchos gastos, pues está dividido en dos barrios y todo es carretera. Y hay que alumbrarla.

Ahora tenemos que cambiar el cableado porque cuando llueve salta la corriente y siempre hay alguien que nos llama a altas horas de la noche para decir que no hay luz. Creo que era mi madre la que cuando se encontraba cansada decía la frase: «Ya no doy más de sí». Pues eso me pasa a mí cuando termina el día: todo son problemas, quejas y tareas.

Pero para eso estoy aquí, para eso me votaron y en eso estoy, solucionando todo lo que es posible, que no es poco. Y a pesar del tiempo lo dedico con mucho cariño, me dijeron que como llevaba muchos años en el cargo tendría un buen sueldo. Me quedé pensando: «¿Cómo puede ser que no sepan que los alcaldes de pueblos pequeños no cobramos un duro?» Pues así es: sin sueldo y con ilusión, a pesar de todo.

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