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«El año 2020 ha sido atípico porque ha habido muchas contrataciones y altas», matiza el presidente del Colegio Oficial de Médicos de Segovia, Enrique ... Guilabert, antes de meterse en harina. Esa excepcionalidad a la que se refiere se observa en los datos que maneja el estamento profesional, ya que solo en lo que respecta los facultativos de cabecera que trabajan en la Atención Primaria, «en 2019 tuvimos 27 colegiaciones y en 2020 registramos 42». Esa diferencia de quince altas responde primordialmente «a médicos que se han colegiado para prestar un servicio puntual y porque se ha buscado debajo de las piedras para ayudar a solventar la incidencia de la pandemia», explica Guilabert.
«Las carencias se concentran normalmente en las zonas periféricas porque los profesionales no quieren ir a esas consultas. ¿Qué pasa entonces? Que se producen las acumulaciones y un médico se tiene que doblar para cubrir el cupo que está sin atender», prosigue en su exposición el facultativo, que además sufre en primera persona esta problemática, ya que él es médico rural. La pandemia del coronavirus lo que ha traído consigo en este aspecto es que, en cierto modo, ha mitigado este déficit. El presidente colegial señala que «al centralizar la atención de las consultas en los centros de salud, con menos médicos se han cubierto los mismos pueblos».
Si pasada la excepcionalidad de la pandemia, se pretende volver al modelo de atención consistente en la prestación de asistencia a toda la demanda que generan todos esos consultorios locales, Guilabert prevé que «no se podrá hacer». Para empezar, subraya que «no hay tasa de reposición» que cubra las bajas por jubilación. Pone como ejemplo el centro de salud de Carbonero el Mayor, donde el equipo está cerca de la edad para retirarse.
El presidente del Colegio Oficial de Médicos de Segovia observa, además, otra tendencia derivada de la crisis sanitaria que ha desencadenado la irrupción de la covid-19 en el trabajo diario de los profesionales. Y es que «ahora la mayoría de los médicos que llegan a la edad de la jubilación no quiere seguir y prefieren marcharse, tal y como son las circunstancias actuales», se refiere así al estrés tremendo que soportan los sanitarios desde hace casi un año a causa de los efectos de la pandemia.
Por otra parte, además de incidir en que las bolsas de empleo están «agotadas», se queja de que «no hay previsión de las necesidades de recursos materiales y humanos». Es algo que no es de ahora, subraya, sino que se trata de un problema que arrastra el sistema público. Esgrime que «ciencia, la tecnología y la investigación han avanzado muchísimo, lo que ha propiciado un incremento de la longevidad y de la esperanza de la vida, que a su vez requieren más recursos de todo tipo». Sin embargo, frente a este contexto demográfico de una población rural sumamente envejecida y con múltiples patologías, «contamos con plantillas muy ajustadas, cuando no están por debajo de las necesidades».
«No se están haciendo las cosas adecuadamente», se lamenta. Guilabert reclama incentivos que llamen la atención y actúen de reclamo para atraer a profesionales sanitarios a la provincia. Manifiesta su temor de que, de continuar esta dinámica, «Segovia pueda terminar quitando la formación para residentes mir y acabar con un hospital comarcal». Esto alejaría todavía más el relevo generacional, porque los jóvenes profesionales «prefieren ir a hospitales grandes». Al mismo tiempo, el presidente colegial reivindica que «se baje la tasa de interinidad». De no cambiar, la fuga de médicos aumentará, intuye Guilabert.
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