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El último atropello tuvo lugar el pasado miércoles, en un paso de cebra de la avenida Conde Sepúlveda, una de las vías de la ciudad que más peligro entrañan. Una mujer de treinta y ocho años, acompañada de dos niños de ocho y cuatro, resultó ... herida leve tras ser alcanzada por un vehículo. Fue el decimoséptimo atropello que ocurre en pasos de cebra en lo que va de año, según la Policía Local. «Con la vuelta de la normalidad en el tráfico, tras la pandemia, los atropellos se han incrementado, pero las cifras no son alarmantes, ni mucho menos. Llevamos diecisiete atropellos y quince de ellos se han saldado con heridos leves», señala el intendente jefe de la Policía Local, Julio Rodríguez Fuentetaja.
La Policía Local atribuye la mayoría de estos accidentes a despistes de conductores o peatones. Es lo que se desprende de los partes que el equipo de Atestados realiza cuando ocurre un siniestro de este tipo en la vía. «Hay que tener en cuenta la lesividad del peatón. Casi siempre es baja, lo cual quiere decir que los atropellos se deben al despiste del conductor o del peatón, o un poco de los dos, porque los heridos no sufren heridas graves. Lo normal es que cuando llega el sanitario y chequea al peatón atropellado, le dé de alta en el mismo lugar. Lo deseable es que no se produjera accidente alguno, pero firmaría tener estas cifras de atropellos todos los años a estas alturas. No se han registrado fallecidos ni heridos muy graves. Ha habido años que han terminado con 48 atropellos, 44, 34, 28... Este año, si todo sigue así, lo normal es que concluya con veintipocos. Lo más importante no es el número sino la baja lesividad», dice Rodríguez Fuentetaja.
Volviendo sobre las causas, la atención de peatones y conductores es clave para que el atropello no se produzca. «En Segovia, los peatones confían mucho en los conductores y se tiran sobre el paso de cebra. Llegan, no miran e irrumpen en la calzada. Si el peatón mirara un poquito más y el conductor fuera más atento y redujera la velocidad cuando llega al paso, tendríamos un buen margen de mejora para bajar aún más el número de atropellos», observa el intendente jefe.
Ninguno de los atropellos que se han producido desde que empezó el año se ha debido al estado de la vía o a deficiencias en el paso de cebra en cuestión: «En la mayoría influyen varias cuestiones, pero en ninguno de ellos ha tenido que ver el estado de la calzada. En los pasos de peatones que se encuentran en las vías principales se han tomado medidas desde hace tiempo. La mayoría están elevados y bien señalizados e iluminados. Tampoco hay puntos donde se repitan atropellos. Sería muy preocupante que en un mismo paso de cebra se hubieran producido tres o cuatro incidencias».
Cuando se produce un atropello, los agentes del equipo de Atestados reseñan en su informe las causas del accidente, y en ocasiones, proponen medidas para mejorar el cruce: si es oportuno elevar el paso, si es preciso cortar las ramas de un árbol para mejorar la visibilidad, si hay que potenciar la iluminación, etcétera. «Esas medidas se toman, se han tomado muchas veces, y los pasos de cebra no presentan irregularidades reseñables, aunque siempre se pueden mejorar aspectos», subraya el jefe de la Policía Local segoviana.
La imposibilidad de construir una rotonda obligó en su día a regular el cruce de Padre Claret con Coronel Rexach con un juego de semáforos que no gusta a todo el mundo. El jefe de la Policía Local asegura que los tiempos están adaptados a las necesidades de una vía de gran capacidad (Padre Claret) y una secundaria con una elevada densidad de tráfico (Coronel Rexach): «Se puso el ámbar intermitente para que, en los momentos de pocos peatones, los vehículos pudieran circular con más agilidad. Es el semáforo más estudiado de Segovia. Siempre hay un conductor que no respeta al peatón. Nos estamos planteando instalar cámaras de control».
La reducción de la velocidad a 30 kilómetros por hora en la mayoría de las calles de la ciudad también puede haberse notado en la disminución de los atropellos, pero no tanto como pudiera pensarse: «La velocidad es una de las principales causas de accidentes, como la ingesta de alcohol, las drogas... Todo lo que sea controlarla es bueno. ¿Cómo ha influido? Antes de la entrada en vigor de la limitación a 30 kilómetros por hora, casi todas las vías ya tenían muy controlada la velocidad. Hubo que modificar muy poquitas calles. Por lo tanto, habrá influido, no lo dudo, pero posiblemente hayan influido más los controles que hacemos todos los días, que obligan a los conductores a la velocidad exigida».
Las avenidas Padre Claret y Juan de Borbón y Battenberg son puntos especialmente conflictivos. Los agentes suelen colocar en ellas el radar móvil, medida que contribuye a la moderación de la velocidad. «Con el paseo de Santo Domingo de Guzmán, son las vías donde más se incumple la normativa... hasta que pones el radar, un instrumento muy eficaz porque el conductor sabe que puede ser denunciado», explica Rodríguez Fuentetaja.
Recientemente, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha instado a los municipios a que controlen los cruces de circulación en los que hay regulación semafórica con ámbar intermitente por los riesgos de atropello que puede generar la coincidencia del verde para los peatones con la luz parpadeante para los conductores. Pese a que la prioridad es para los viandantes, en algunas ocasiones los vehículos tienden a seguir su ruta al no tener prohibido el paso de manera tajante con el rojo. Este mensaje confuso puede ocasionar situaciones de peligro a las que el departamento del Ministerio del Interior quiere poner coto.
En Segovia, hay muy pocos semáforos con ámbar intermitente. Los más conocidos están en el paso de peatones que corona la calle Coronel Rexach (casi en el cruce con Padre Claret), en el cruce de la calle del Roble con el paseo de Ezequiel González, en el mismo paseo de Ezequiel González en dirección Conde Sepúlveda (pasada la gasolinera) y en Vía Roma, junto al centro de salud Segovia III. «Es un cuestión que apenas nos afecta porque en esta ciudad tenemos muy pocos cruces regulados en ámbar intermitente. Yo creo que más que controlar estos puntos, se trata de hacer un llamamiento a los conductores para que respeten el ámbar intermitente», apunta el jefe de la Policía Local, que platea la posibilidad de instalar cámaras de control y denunciar a aquellos conductores que incumplan la norma. «Sería una medida más efectiva», subraya.
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