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laura lópez
Segovia
Domingo, 21 de junio 2020, 11:52
Acabaron las clases pegados a la pantalla por el formato 'on-line', sobrepasados con un montón de trabajos que llegaron para tratar de compensar la presencia física en las aulas, no han tenido una ceremonia de graduación con la que poder sentir una clausura, ... muchas de sus prácticas han sido canceladas, sus ideas de buscar trabajo o un máster en el extranjero después de la carrera tendrán que ser aplazadas y el mercado laboral al que salen ya está teñido de negro por la crisis económica de la que todo el mundo habla.
Todas estas preocupaciones son las que comparten los jóvenes que se han graduado este año, durante el paso de la pandemia por sus vidas. La terrible experiencia, al menos, les ha hecho crear unos lazos de unión que se han materializado en 'La orla más grande del mundo', un proyecto que nació como un trabajo de clase, después dio el salto internacional y ahora acoge en su web a cualquier persona que se haya graduado en los últimos meses y comparta, al menos, algunas de las experiencias descritas. Según explica uno de los autores de la iniciativa, Manuel Carrillo, la acción surge del mandato de una asignatura del grado de Publicidad y Relaciones Púbicas de la Universidad de Valladolid en el campus María Zambrano de Segovia. Él y sus compañeros Mariana Aldrey, Pablo Ortega, Sara Sierra y Natalia Terrádez debían realizar una campaña integrada y ellos decidieron que, además, querían que fuese «aplicable a la vida real», así que crearon esta orla virtual en la que cualquier persona puede poner su foto y que esta semana ha superado los 320 participantes.
Pablo Ortega,23 años
En el caso de este joven, natural de Torrijos, en Toledo, acabar la carrera en estas circunstancias ha supuesto mucho esfuerzo porque los profesores aumentaron mucho la carga de trabajo con el ánimo de «compensar» la falta de horas lectivas. En su caso, como también trabaja en diseño web, esto supuso que su vida se viera reducida a estar todo el día en su habitación con el ordenador, sin salir de casa: «Al final fue una locura», relata.
Natalia Terrádez, 23 años
A la mayoría de estos estudiantes aún les queda un último paso para acabar la carrera, el «dichoso» trabajo de fin de grado. Algunos como Mariana Aldrey, natural de Venezuela, lo hacen en grupo, por lo que aún tienen que lidiar con ciertos contratiempos, como las reuniones 'on-line' con sus compañeros, que están ubicados en diferentes comunidades autónomas y no se pueden desplazar. Lo bueno, destaca, es que la universidad ha ampliado el plazo de presentación, decisión que han recibido como caída del cielo: «Ahora, una vez han acabado las clases y los trabajos, nos podemos dedicar por completo al TFG, nos ha venido muy bien», subraya Mariana. Una de las cosas que más le duelen a Manuel es no haber tenido una ceremonia: «Me hacía ilusión la graduación, era el momento de poner punto y final a los estudios… De esta forma, no te has dado cuenta de que acabas, no has podido despedirte de sus compañeros, se te queda esa falta de conclusión», describe.
Manuel Carrillo, 21 años
Para la también venezolana Natalia Terrádez, también era muy importante este momento, porque lleva sin ver a sus padres, que viven en Valencia, desde el pasado mes de diciembre, y este iba a ser el momento reencontrarse con ellos y despedirse también de sus amigas antes de marcharse de Segovia. No ha podido hacer ninguna de las dos cosas. Rocío Pardos, graduada en Ciencias Ambientales en la Universidad Autónoma de Madrid, tenía esperanzas similares puestas en este momento, ya que había soñado con poder enseñarles la universidad a sus padres, que viven en Zaragoza.
Sara Sierra, 23 años
En el caso de Sara Sierra, publicista y creadora del proyecto, también iba a ser un momento importante para celebrar mucho más que una mera ceremonia: «Ha sido duro porque yo soy la primera de toda mi familia, materna y paterna, que accede a estudios superiores y mi familia estaba toda muy emocionada para asistir», lamenta la joven. El abismo habitual al que uno se enfrenta cuando acaba la carrera parece agrandarse para esta generación sacudida por el coronavirus. Sara pensaba ir a Reino Unido como 'au pair' para aprender inglés, pero de momento ha abandonado esa idea. En vez de ello, seguramente acabe haciendo un máster en Dirección de Comunicación y Nuevas Tecnologías.
Uno de los pilares en los que se sustenta el proyecto de 'La orla más grande del mundo', que surge en una de las provincias más golpeadas por la pandemia, es el sentimiento de pertenencia a una generación diferente. Por ello, según explica Mariana Aldrey, echar un vistazo al resultado sirve para ver que muchas personas comparten esta sensación especial: «En un principio, nos marcamos el objetivo de llegar a los 100.000 participantes, pero si llegamos a 2.000 estaremos contentísimos de que se vea el apoyo a esta generación en una etapa tan rara», reflexiona.
Adaptación
Natalia Terrádez define a su promoción como la de la adaptación: «Todos nos hemos tenido que adaptar ya, y el haber vivido esto nos hará más flexibles para buscar trabajo o reinventarnos, emprender, ver una oportunidad donde nadie la ve… porque no pararemos de readaptarnos», opina esta universitaria.
Para Marta Gómez, todos deberán sacar fuerzas, también de la parte más dura de su experiencia: «Somos totalmente conscientes de la catástrofe que ha sido esto, que ha habido muchísimos muertos, así que por ellos tendremos que salir de esta de la mejor manera posible, también para intentar apoyar a las personas que más han sufrido».
La iniciativa de la orla está abierta no solo a universitarios sino también a los estudiantes de las escuelas, másters y formación profesional, «cuya situación es similar a la nuestra», subrayan sus promotores. Para participar se puede hacer por correo electrónico, laorlamasgrandedelmundo@gmail.com; en la web, www.laorlamasgrandedelmundo.com, o en su perfiles de Instagram, @laorlamasgrandedelmundo, y twitter, @laorlamasgrand1.
Natalia también ha tenido que cambiar sus planes. Tenía programadas unas prácticas para junio, pero no le han llamado, por lo que sospecha que esa oportunidad «ya se fue». Del sueño de estudiar un máster en el extranjero también queda poco: «Es difícil planificarse para el futuro, porque todo está en 'ya veremos'», señala. Intentará buscar trabajo, algo que le parece muy difícil: «Si va a estar complicado para la gente que tiene experiencia, imagínate para nosotros, que no la tenemos».
Marta Gómez, 27 años
Marta Gómez, también graduada en Publicidad, lo explica así: «Nuestra vida ya no va a ser como antes. A mí me hubiera gustado hacer prácticas en una empresa y que luego me pudiera quedar de fija… Pero, si ahora los trabajadores de esa empresa están en ERTE, ¿Qué podemos esperar los que salimos de la carrera?».
Pero también hay espacio para el optimismo. Sara valora que su sector, el de la publicidad, haya «salido a flote» durante la pandemia y prevé un buen futuro en este sentido, ya que, en su opinión, muchas empresas buscarán nuevas estrategias y clientes para sobrevivir a la crisis.
Rocío Pardos, 23 años
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