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A menudo la vida nos sorprende, incluso si, como creía el arqueólogo que descubrió la tumba del faraón Tutankamón, Howard Carter, aguarda descubrir algo que pase a la historia. A veces estas sorpresas lo son de verdad; uno afronta un instante de tal modo que no espera aquello que se encuentra al otro lado de una acción o lugar. Esto sucedió en 2003 en el municipio de Matabuena, cuando se disponían a realizar las obras para construir un frontón y, de pronto, como se dice que afirmó el explorador vieron «cosas maravillosas».
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Como quiera que cada pueblo tiene su propia historia, para Matabuena descubrir hace dos décadas que parte del pueblo sepultaba cuevas de otras épocas fue justo eso, algo maravillosa, que se investigó hasta 2010, cuando las cuevas de Fuentebuena fueron de nuevo cerradas, después de que los arqueólogos relacionasen los descubrimientos con yacimientos próximos, como son las cuevas de La Vaquera y Los Enebralejos, en Segovia, y la Cueva Maja, en Soria.
Al realizar las excavaciones en el sureste del núcleo urbano se descubrió una zona que estuvo ocupada entre el Calcolítico y la Edad del Bronce, con diferentes grabados esquemáticos en techos y paredes, así como un espacio en el interior cuya función fue religiosa, bien destinado para el culto o bien funeraria. Junto a esos grabados rupestres prehistóricos, se hallaron inscripciones datadas en los siglos XVI y XVII, cuando se cree que las cuevas fueron tapada, como lo está en la actualidad, ante la dificultad de acceder a ella para hacer posible su apertura al público.
Siglo XVI Se estima que fue en este momento en el que la cuevas fueron tapadas, si bien hasta entonces era utilizada por los pobladores.
2003: Se descubre las cuevas cuando se iba a proceder a la construcción del frontón de municipio.
2010 Después de años de investigación, las cuevas se vuelven a tapar ante la imposibilidad de abrirlas al público en general.
Aunque una parte de la vida del pueblo parece que transcurrió en el subsuelo unos cuantos siglos, hasta el punto de que se cree que aproximadamente la mitad de la localidad tiene cuevas bajo sus pies, en la superficie existió siempre 'otro' Matabuena, cuyos primeros pobladores conocidos seguramente fueran los arévacos, antes de la llegada de los romanos, que debieron conquistar estas tierras allá por el año 96, si bien no existen vestigios que así lo atestigüen. En paralelo con algunas inscripciones de las cuevas, durante la tercera década del siglo XVII, fue construida su iglesia.
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Perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Pedraza, pudo albergar en el medievo una torre defensiva o atalaya. Lo que es bien sabido es que se trata de una localidad ligada al agua, puesto que cuenta con hasta siete fuentes, que atraen a vecinos sedientos que valoran su limpieza y calidad.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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