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La firme intención del equipo femenino del Unami que compite en la Segunda División femenina de fútbol sala era la de iniciar la competición, siempre y cuando se respeten unas medidas mínimas sanitarias que permitan desarrollar el juego en un entorno de seguridad para todos, ... como los test semanales y el uso de las mascarillas. Y el conjunto segoviano lo tiene claro. Defiende la postura de que «si no existen los test que nos prometió la Federación, solicitamos que se juegue con mascarilla hasta que se regule la situación», condición que no se dio en el partido del sábado. Y por eso se plantó al no llegar a un acuerdo con sus rivales, el conjunto de Villacañas, en Toledo.
«A falta de los test, la única forma de protegernos es la del uso de la mascarilla, y si no era así no estábamos dispuestos a competir. Así se lo hicimos saber al rival, les expusimos cómo pensábamos actuar y ellos se lo iban a transmitir a sus jugadoras porque al final esa decisión la tenían que tomar ellas individualmente. No tuvimos más noticias y nos presentamos allí sabiendo que teníamos muchas probabilidades de no jugar. Empezamos el partido, sacaron, hicieron una jugada, metieron gol y tras sacar de centro los árbitros pitaron el final, dando por suspendido el partido», comentó el entrenador Antonio González, quien recordó que «en todo momento fueron respetuosos con nosotros».
Antonio González afirmó también que «mantendremos esta postura hasta que haya test, el hecho de que se juegue con mascarilla entendemos que es el único medio que tenemos a nuestra disposición, A mí al principio esta decisión no terminaba de convencerme, pero nos sentimos orgullosos de haber sido consecuentes con esta decisión y creo que responsable».
Las jugadoras también defienden su postura. «No queremos obligar a nadie a jugar con mascarilla, es una decisión personal, pero queremos seguridad para nosotras y para todo el mundo. Desde que hemos empezado la temporada estamos pendientes de ver si nos daban alguna medida y nosotras estamos entrenando con mascarilla para protegernos entre nosotras; no tendría sentido que si en nuestra vida diaria nos estamos protegiendo todo el rato lleguemos a un partido a enfrentarnos contra un equipo sin saber si somos positivos o negativos», apuntó Cristina de Andrés.
«Ha sido una decisión muy difícil que nos ha costado mucho tomar porque estamos haciendo un gran esfuerzo, tenemos nuestros trabajos, nuestros estudios y lo hacemos para reivindicar nuestra seguridad, no es una cosa que hagamos por gusto».
«No queríamos llegar a tomar esta medida pero llevamos demandando un tiempo que las condiciones sanitarias no son las ideales para empezar una competición de esta categoría en la que no somos profesionales. Como no se llegó a ese acuerdo con el otro equipo, que siempre hemos recalcado que está en su derecho de prescindir de la mascarilla porque el protocolo no lo marca, decidimos no competir para no poner en riesgo nuestra salud ni la de la gente de nuestro entorno. Queremos competir, pero siempre y cuando se haga con unas normas seguras», dijo la capitana Rocío Marinas.
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