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Tras un mes en Primera RFEF, el capitán de la Gimnástica Segoviana, Manu Olmedilla, tiene claro el titular: «Somos competitivos en esta categoría». Lo explica desde la sala de calderas del barco. Y ser mediocentro entre tanto oleaje no es sencillo: «Hay que pensar muy ... rápido para poder rendir en esa posición esta temporada». Un proceso que vive en primera persona alguien que ha jugado el grueso de su carrera en Tercera División, como Rubén, uno de los protagonistas de la victoria del domingo ante el Bilbao Athletic. «No voy a descubrir nada a estas alturas, es un jugador de la categoría en la que estamos. Muy contento de que se reconozca a gente de Segovia que lleva esta trayectoria en el club».
Ha sido un comienzo de curso anómalo para Manu, que cuenta sus semanas de baja con los dedos de la mano en casi dos décadas de carrera. Unos problemas en la planta del pie le han dejado tres semanas fuera. «Y yo soy un jugador que necesita estar bien físicamente para poder rendir; me falta todavía un punto, lo reconozco. Pero estoy trabajando en ello. Una vez que me recupere de las molestias [le afectan entrenando, no en los partidos] podré ayudar más al equipo».
Manu, que heredó la cultura de vestuario de Ramsés, Agustín o Chema, ha continuado la cadena con los que vinieron después. «Es fácil integrarse, pero no olvidemos que no estamos aquí para ser amigos, sino para ayudar a crecer al club». Por eso la responsabilidad no se queda en el brazalete. «No hay un solo capitán; ni dos, ni tres. Es algo simbólico. Siempre digo que somos 22 capitanes porque todos los jugadores son igual de importantes; la opinión de cada uno, lo que aporta…. Todas las piezas son necesarias en este puzle». Si este es un pilar del proyecto, el otro es la intensidad, desde los partidos a cada entrenamiento. «Es que no se para, el ritmo es una seña de identidad». Basada en la preparación física. «Tenemos que trabajar más que el resto de equipos para poder conseguir nuestros objetivos por la idiosincrasia del club».
Para llegar donde no lo hace el presupuesto y aprovechar las oportunidades de cada fin de semana. «En esta categoría es imposible tener el dominio del partido 90 minutos. Tienes que ser efectivo, intentar ponerte por delante en los momentos en los que domines». Porque perseguir marcador baja sus prestaciones, algo que ha sufrido en la derrota ante el Barakaldo y en escasos 20 minutos ante la Ponferradina. «Somos la Segoviana, es la primera temporada que estamos aquí. Vamos a tener los pies en el suelo, saber dónde estamos». Un enfoque humilde que vive en el día a día, desde el análisis del Arenteiro, su rival el domingo (15:30 horas). «Que el nombre no sea tan vistoso, no quiere decir que no sean una gran plantilla. Tienen jugadores de hace tiempo que, imagino, marcan muy bien el camino al resto. Sabemos que si nosotros no hacemos todo bien no tenemos ninguna opción de sacar nada positivo allí».
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Más allá de los ocho puntos de quince que suma la Segoviana tras ocho jornadas de liga, su entrenador, Ramsés Gil, pone en valor las sensaciones. «Podríamos llevar algún punto más, pero seguramente también alguno menos». Equilibrio en el vestuario, con las bajas de Sergi Molina y Fer Llorente para el domingo y la duda de Rodrigo Sanz, al que el técnico es reacio a forzar. Tras debutar ante el Bilbao Athletic, la rodilla de Diego Gómez aún no está para jugar de inicio. «A intentar que se olvide cuanto antes de esa molestia porque las lesiones de larga duración siempre tienen un residuo que se te queda en la cabeza. Y eso se va con el tiempo». Un aspecto clave para dar descanso a Davo, el jugador de campo más utilizado. «Le estamos exprimiendo al máximo, el desgaste que hace este chico por partido es muy por encima de lo normal y prorrogar esto en el tiempo te hará regularle mucho o que baje prestaciones. Y eso no podemos».
A la espera de Sanz, la adaptación de Berlanga –tres partidos seguidos como titular y autor del gol de la victoria el domingo– es otra noticia positiva. Alguien que no pudo hacer pretemporada a pleno rendimiento, como Astray, Silva o el propio Manu. Su técnico lo compara con Rafa Llorente, del que es amigo íntimo. «Es un jugador de ese perfil, con un potencial para ser futbolista profesional, sin ninguna duda».
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