Maniquíes sin hogar buscan casa en el nordeste

Numerosas localidades de la comarca del nordeste de Segovia han recibido la visita de nuevos pobladores en la última semana. No tenían voz ni ojos, pero este no era un obstáculo para visibilizar un problema que desde hace años existe en el medio rural: la vivienda. Sus maletas y mochilas indicaban la búsqueda de un asentamiento. Pero la falta de oportunidades para instalarse en los pueblos les ha obligado a continuar su camino nómada.

El primer viernes de junio aparecieron varios maniquíes en las calles de municipios segovianos, como San Pedro de Gaíllos, Cerezo de Abajo, Ayllón y Aldealengua de Santa María. Tanto en las plazas como en soportales, bajo las marquesinas o descubiertos al aire libre. Iban en pareja o solos, y se presentaban ante los vecinos que, con sorpresa e incredulidad, intentaban conocer el motivo de la visita de los forasteros.

Todos ellos vestían de una forma diferente, pero compartían un código QR que se podía escanear con el teléfono móvil para conocer sus historias. Es el caso de Carmina, una madre soltera a la que le gustaría volver al pueblo del que procede su familia. El teletrabajo le permite cumplir con esta decisión, pero lo determinante es su hija, quiere que crezca en el entorno rural. Lo mismo sucede con una pareja joven formada por Antonio e Isabel, cuyas labores en la ciudad son esporádicas y buscan asentarse en un municipio donde no tengan que destinar casi todo el sueldo al alquiler.

Pese a sus deseos e intenciones, no encuentran una casa. Tienen que rotar pueblo por pueblo en busca de un hogar. Aunque han probado suerte, su búsqueda aún no ha fructificado. No se dan por vencidos, pero quieren trasladar esta preocupación a los diferentes moradores de los municipios del nordeste.

Es una simulación, pero podría tratarse de un caso real. La llegada de maniquíes a los pueblos se explica por una campaña de concienciación puesta en marcha por la Coordinadora para el Desarrollo Integral del Nordeste de Segovia (Codinse), que pretende poner de manifiesto la escasa oferta de viviendas existente, sobre todo, en esta comarca de la provincia.

«Queremos que llegue el mensaje a los vecinos, pero también a la administración», subraya la gerente de Codinse, María del Mar Martín. Las casas deshabitadas de propietarios que no quieren rehabilitarlas o ponerlas en alquiler, por desconfianza u otros motivos, proliferan en todo el territorio. No hay transacciones baratas que una joven familia se pueda permitir, sobre lo que los maniquíes llaman la atención.

Es una situación común en muchos pueblos de la provincia y del conjunto de la España vaciada. «En todas las reuniones que hemos celebrado, sin importar la localización, sale el problema de la vivienda», lamenta la gerente. Por ello, ante esta situación límite, se han visto obligados a desarrollar acciones, como es la nueva estrategia que se presentará al programa Leader para el desarrollo rural; la creación de un banco de inmuebles o la convocatoria de un 'focus group' para repensar posibles soluciones.

No obstante, un aspecto fundamental ha sido la puesta en marcha de una campaña de sensibilización, lo que ha tenido una gran respuesta entre la población. Los vecinos del nordeste han integrado a los potenciales residentes en forma de maniquíes hasta el punto de hacerles protagonistas de numerosas anécdotas.

Estas figuras esculpidas en plástico y otros materiales se sumaron a la concentración contra la mina, celebrada este sábado en Sepúlveda, con vistosos carteles. También aparecen en las fotografías de los invitados a una boda en San Pedro de Gaíllos. Tanto movimiento ha provocado incluso que alguno de los maniquíes se haya lesionado y, en el peor de los casos, haya perdido la mano, como sucede en los de Duratón, donde permanecían este lunes.

La última parada ha sido Aldeanueva de la Serrezuela, pero pronto tendrán que retomar su viaje de búsqueda por otras localidades al no haber encontrado el hogar definitivo en el que deshacer la maleta y construir su familia.

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