Dora Agudiez, en su tienda de chucherías de Cantalejo. El Norte

«Malo será que el transportista no compre unas coca-colas»

Una tienda de chucherías de Cantalejo sirve de punto de paquetería prácticamente desde su apertura el pasado marzo: «Encaja»

Domingo, 11 de febrero 2024, 14:48

Dora Agudiez lleva el reparto en la sangre. Décadas después de que el bar de sus abuelos recogiera los paquetes del autobús, ahora los da en su tienda de chucherías, un negocio que abrió junto a su marido tras una vida vinculada a la hostelería. ... Compraron un local y siguieron el ejemplo de unos amigos con 17 tiendas en el norte de España. «Dijimos: ostras, en Cantalejo no hay una tienda especializada en eso».

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Apenas pasaron semanas para que el nuevo negocio añadiera el punto de pick-up. «Encaja, a lo mejor en un bar no se te ocurre ponerlo. No buscas hacerte rico con esto, sino que una vez que estén en la tienda, puedan picar o volver dentro de unos días. Malo será que el propio transportista no compre unas coca-colas». Su tienda Jica Candy nació para esto.

Los requisitos de la empresa de paquetería fueron asumibles. «Un espacio donde dejarlo y poco más. Ellos te dan la TPV, las instrucciones, las bolsas de envolver, las etiquetas… tod»». No solo sirve de primer punto de entrega, sino de lugar de descarga para el transportista cuando el destinatario no está en casa. Es uno de los dos pick-up que tiene en estos momentos el pueblo. «Esto varía mucho. Ahora después de Navidad hay un bajón, pero desde noviembre, que empieza el Black Friday…». Con todo, el volumen de entregas es modesto: en los días más fuertes el transportista deja hasta una decena de paquetes.

A Dora le ha sorprendido el carácter transversal de los clientes. «Aunque haya mayoritariamente gente joven, me ha sorprendido ver a gente de más de 60 años porque mis padres no compran por Internet». Y las chucherías no son solo para niños.

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«Tengo muchos abueletes que vienen a por caramelos», relata. El tamaño del pueblo, de poco más de 3.500 habitantes, permite conocer a los clientes y servir de punto de encuentro para vecinos de municipios cercanos, un alivio para un transportista que debe cubrir rutas muy amplias. «Si ha pasado por casa y ni estaba, ¿qué haces? ¿Te llevas el paquete? A lo mejor lo más cómodo es dejarle en Cantalejo y que no se retrase otro día la entrega», concluye.

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