Malestar e incredulidad en los barrios afectados por el traslado de sus festivales

De hecho, el presidente de la asociación San Mateo recuerda que el acontecimiento lleva el nombre del barrio: 'Festivalito, Nueva Segovia, Nueva Sonrisa', por lo que siente que el traslado cercena parte de la identidad del distrito. La denominación y la elección de la sede no fueron caprichosas, cuando echó a andar en las anteriores administraciones municipales gobernadas por el Partido Socialista.

El evento era una especie de homenaje y de reconocimiento al barrio más joven de la capital, que así lo ha asumido durante las doce ediciones que han tenido lugar en diferentes recintos, como el parque del Reloj, en entorno arbolado que hay frente a él o el escenario circular.

Francisco Fernández recoge en enfado de los convecinos cuando han conocido que este año no tendrán en sus calles las actuaciones de magos, malabaristas, teatro infantil, humor y demás espectáculos y juegos con los que disfrutaban los niños y los adultos. «En la asamblea lo primero que me han comentado es que nos quitaban el Festivalito», apunta el presidente de la asociación. «Es un jarro de fría», se queja Fernández, quien insiste en las raíces que había echado el evento en la actividad cultural de Nueva Segovia y en «el gran éxito que tenía». Asimismo, esgrime a favor de la ubicación original en el barrio la celebración de las funciones al aire libre frente a su desarrollo en un recinto más cerrado o en el patio de La Cárcel.

Por su parte, José Luis Labrador, presidente de la Asociación de Vecinos de La Albuera, comparte la decepción de que, en su caso, el Ayuntamiento se lleve al centro de creación e innovación cultural de la avenida Juan Carlos I el 'Circo Peñascal'. Este ciclo, pese a su corta edad en comparación con otros de otros barrios afectados por la mudanza, «es un clásico para el barrio». El representante vecinal también expresa su incredulidad por la decisión del equipo de gobierno municipal y confía en que se respeten otras citas que se desarrollan en este distrito, como por ejemplo las sesiones de cine de verano.

«No me gusta que se lo lleven», se ratifica el presidente de La Albuera. José Luis Labrador esgrime en defensa de la permanencia que los vecinos «necesitan este tipo de espectáculos». En los últimos días ha palpado el descontento que ha generado la marcha a La Cárcel del ciclo circense, que cumplirá su cuarta edición fuera del barrio si no hay marcha atrás.

Asimismo, lamenta con tono resignado que no haya habido opción de tratar la medida con el equipo de gobierno del Ayuntamiento de la ciudad. Su homólogo de la asociación de Nueva Segovia también se queja de «la falta de comunicación» previa y de las formas unilaterales de obrar por parte del Consistorio que preside el alcalde José Mazarías en lo que atañe a la organización de estos festivales en los barrios.

La Asociación de Vecinos de San Lorenzo coincide con los otros colectivos en «no entender» por qué iniciativas que hacen comunidad y que forman parte de la idiosincrasia y de la oferta cultural del popular arrabal segoviano se llevan fuera. En su caso, el afectado es el ciclo de magia. El presidente, Félix Maroto, mezcla el estupor, con la zozobra por no saber si podrá disponer de la subvención económica que viene prestando el Ayuntamiento para la realización de algunos eventos.

Al igual que Fernández y Labrador, el portavoz de San Lorenzo añade que los eventos que tienen lugar en estos barrios atraen espectadores de otras zonas de la capital. «Son actividades para toda la ciudad», aunque su sede esté en estos distritos, reitera en defensa de la permanencia del festival de magia que también se mudará a La Cárcel, según la decisión adoptada por el Ayuntamiento y que ha defendido recientemente el alcalde.

Mazarías, además, aclaró que «no entra en los planes del gobierno que estos actos sean de pago». El regidor segoviano que sí dejó abierta la puerta a que otras nuevas actividades culturales no sean de entrada libre para el espectador.