mónica rico
Cuéllar
Domingo, 22 de marzo 2020, 12:06
Un grupo de 'makers' o hacedores de Castilla y León, se ha unido y coordinado frente a la crisis del Cov-19 en España, para la fabricación de respiradores, equipos de protección individual y el material que sea necesario en estos momentos en los hospitales del país y que sea necesario. El coordinador del grupo en Segovia es Carlos Pascual, un vecino de la localidad de Olombrada que relata cómo en estos momentos el equipo se encuentra desarrollando un respirador autónomo de bajo coste, que actualmente está en pruebas. En estos momentos además están produciendo pantallas antisalpicaduras para protección de sanitarios y cajeros de supermercados, entre otros.
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Ellos trabajaron con las últimas noticias, que apuntaban que podría darse una escasez en el suministro de respiradores en los distintos hospitales si el número de pacientes aumenta exponencialmente, por lo que decidieron buscar una solución mediante el diseño de un respirador que pueda ayudar en la fase 1 de la insuficiencia pulmonar, siempre en un entorno asistido por profesionales de la salud.
El grupo recuerda cómo durante la semana del 9 al 15 de marzo, las noticias se volvieron más preocupantes respecto al brote del virus Covid-19, que ya es considerado una pandemia mundial. En ese período se empezaron a mover hilos de todo el país para intentar encontrar modelos o sistemas que pudieran ayudar en la prevención y tratamiento del mismo.
De este modo, médicos, diseñadores, makers, ingenieros y todo aquel que tuviera alguna idea y ganas de ayudar, empezaron a organizarse a nivel nacional, siguiendo la estela de otros países como Italia, con los que también han mantenido el contacto. Cuando se decretó el estado de alarma en España, personas de todo el país ya habían establecido las redes de comunicación necesarias para crear un movimiento fuerte, que posteriormente se ha coordinado por Comunidades Autónomas, «intentando movilizar a la mayor cantidad de 'makers' y colaboradores que puedan aportar algo al proyecto, desde conocimientos teóricos o técnicos hasta mano de obra».
Tras varios días de organización y muchas horas de trabajo invertidas, se han conseguido varios modelos que pueden ayudar a muchas personas ante la escasez de medios de protección homologados disponibles. De momento se ha conseguido un prototipo funcional de una pala que empuja un balón de respiración asistida, que se encuentra en fase de testeo. Y eso después de tan solo tres días de planificación, desarrollo, diseño y prototipado/fabricación.
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Mientras llegan los resultados del test, los grupos han pensado multitud de opciones que se pueden ir realizando, aunque fuera únicamente para poder ofrecer una barrera física de protección frente al virus para los profesionales que están más expuestos a él, una cuestión en la que están trabajando, produciendo pantallas antisalpicaduras. Además, aseguran que continuarán trabajando en ello, seguramente durante el tiempo en el que se prolongue la situación, y siempre «intentando aportar lo mejor de cada uno de nosotros, a pesar de las piedras que nos vamos encontrando por el camino», señalan. Para la organización de los trabajos, los participantes se están agrupando en un foro y comunicando por Telegram y otras redes sociales. En tan sólo unos días se ha conseguido una red de fabricación a nivel territorial con más de 2.000 miembros, además de organizar grupos de desarrollo para buscar soluciones de todo tipo. En el caso de la provincia de Segovia, durante los últimos días, la cifra de participantes ha ascendido de una docena a los 71 miembros que eran a fecha de ayer, un dato que no para de crecer y donde se han sumado vecinos de distintos puntos de la provincia.
En estos momentos solicitan que cualquier persona que tenga nociones de impresión 3D se una al proyecto, así como que papelerías y otros establecimientos donen acetato en formato A4 para realizar las pantallas y filamento de impresora 3D para hacer las sujeciones. En concreto, los suministros que necesitan en la actualidad son láminas de acetato de aproximadamente 0,2 de grosor y tamaño A4 para la construcción de viseras antisalpicaduras; filamento para impresoras 3D, preferiblemente PLA o PETG, aunque puede que sean necesarios otros materiales; y cinta elástica (preferiblemente) de un centímetro de ancho y 25 centímetros de largo por unidad, aproximadamente, para el cierre posterior.
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