La madre de Olivia «distinguía el bien del mal» cuando mató a su hija

En concreto, en el transcurso de las diligencias previas que lleva a cabo el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de la capital asturiana, los médicos forenses deducen que ni en lo que respecta al conocimiento de lo que hacía ni en lo relativo a la voluntad, la madre estuvo influenciada por factores psicopatológicos. Es decir, Noemí Fernández «era consciente de la naturaleza y entidad de dicha conducta». Las conclusiones extraídas de estos profesionales ponen de relieve que la madre de la niña Olivia «distinguía el bien del mal y tenía capacidad para haber actuado de otro modo».

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En sus apreciaciones, los médicos forenses recuerdan que «desde hace muchos años» la madre sufre un trastorno de índole «ansioso-depresiva cronificado, aunque con altibajos en su expresión clínica». Asimismo, ratifican que no se han hallado signos de una depresión agudizada, ni en la exploración que le hicieron el trágico día en el que ocurrieron los hechos, durante el pasado puente de Todos los Santos, ni tampoco en el examen que los declarantes llevaron a cabo a Noemí Fernández más de cinco meses después, el 11 de abril de este año. En ninguna de esas exploraciones la encontraron un mayor estado de depresión.

Estas conclusiones están en la línea de los testimonios recabados en el juzgado gijonés en los últimos meses, que se encaminan a que la progenitora era consciente de lo que hacía cuando le administró una cantidad de medicamentos que resultó mortal. Así lo deducen en la acusación particular que ejerce el padre de Olivia, Eugenio García, cuyo abogado, Daniel Labrador, se remite por ejemplo a las declaraciones de los policías nacionales que encontraron el cuerpo de la niña y a la madre en la vivienda sita en el número 71 de la avenida Gaspar García Laviana de Gijón, así como al testimonio facilitado por el facultativo del Servicio de Asistencia Médica de Urgencia de Asturias (SAMU) que atendió el suceso.

Según los primeros, la madre «tomó conciencia» de la presencia policial, «se giró e hizo el ademán de incorporarse», pero a los pocos segundos de la reacción se recostó y «cerró los ojos». Cuando llega a la vivienda el equipo sanitario, el médico ausculta a la progenitora en una habitación contigua al presentar, a simple vista, un estado de intoxicación por medicamentos. Sin embargo, en esa exploración, el facultativo apunta que «las constantes eran normales».

Para el abogado que representa a la familia paterna de Olivia, a partir de os diferentes testimonios que han pasado por el juzgado, la acusada «fingió», «no es compatible la reacción que tuvo Noemí Martínez con el estado de inconsciencia» que parecía padecer en el momento en el que la hallaron. Así, el letrado deduce que «simuló» ese estado.