La mujer atacada en la provincia de Segovia: «Si me dormía me podía hacer cualquier cosa»

El sábado por la noche terminó de trabajar y se dirigió a su casa. Eran las cuatro menos cuarto de la madrugada. Apenas tardó cinco minutos en llegar a la casa de Codorniz donde vive con sus padres. Se bajó del coche, abrió la puerta del garaje, encendió la luz y volvió al vehículo para entrar en casa. Pero en ese momento, fue atacada por la espalda. «No lo vi. Me pusieron un trapo en cara impregnado de algo. Creo que amoníaco. No podía respirar», recuerda de aquel momento.

Lejos de rendirse, tuvo claro que debía luchar. «En mi cabeza tenía claro que debía quitarme el trapo. Sabía que si me quedaba dormida me iban a poder hacer cualquier cosa», relata. En ese momento, aún no había identificado a su agresor, que según la víctima tenía la intención de agredir sexualmente de ella. «No lo negó en ningún momento», indica.

«Notaba que no podía respirar. Me faltaba el aire y no sabía lo que pasaba». Los segundos le parecían horas, mientras trataba de encontrar la manera de librarse de su agresor. «Tenía que deshacerme de él. Tenía que luchar por mi vida», comenta. Para ello, recuerda que le buscaba constamente los ojos para intentar escapar. Con alguna herida en los nudillos, finalmente consiguió librarse de la camiseta con la que el agresor trató de dejarla inconscientes (la Guardia Civil investiga qué sustancia utilizó para ello). Y entonces reconoció a su agresor. Era un vecino de la localidad que reside «a la vuelta de la esquina, a unos 90 metros de mi casa», declara.

Pese a haberle reconocido, el atacante siguió intentando agredir a la víctima. «Yo pedía auxilio y le preguntaba '¿qué estás haciendo?' y '¿así me lo pagas?', porque yo soy de las pocas personas del pueblo que todavía le saludaba», explica la mujer, quien deja caer que su agresor se le ha insinuado en alguna ocasión.

Una vecina escuchó sus gritos de auxilio y bajó a ayudarla. En ese momento, el agresor paró su ataque. «Él entonces me dijo que le pegara. Que se lo merecía», continúa la víctima. La vecina, por su parte, le dijo al agresor que fuera a casa de su madre y le contara lo que había hecho. La víctima, mientras, entró en casa y llamó a la Guardia Ci vil. Ya eran más de las cuatro de la madrugada.

«Cuando vino la Guardia Civil andaba de acá para allá como si no hubiera hecho nada», relata la víctima sobre el comportamiento de su agresor. Finalmente fue detenido por los agentes, quien, tras pasar varias horas en el cuartel de la Guardia Civil, fue puesto en libertad con cargos por el juzgado de Santa María la Real de Nieva, que investiga lo ocurrido. No obstante, y como medida cautelar, se le ha impuesto una orden de alejamiento por la que no puede permanecer en la provincia de Segovia. Una medida que, sin embargo, no tranquiliza mucho a la víctima. «Puede estar a tan solo 10 minutos de aquí. La provincia de Ávila está a unos 12 kilómetros», concluye.