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Vallelado
Viernes, 25 de octubre 2019, 12:30
Orensana de nacimiento, aunque valleladense de adopción desde hace trece años, Ana González Outomuro (A Merca 1974) ha presentado recientemente el que por el momento es su cuarto libro, 'La fuerza de la amistad', publicado por la editorial Pasión por los Libros y que, como ... los anteriores, gira en torno a su hija Alexandra, de 12 años, que nació con acondroplasia, motivo por el que apenas llega a los 80 centímetros de altura.
Ana González nuevamente ha escogido el formato de cuento para lanzar un alegato para que niños y adultos tomen conciencia de que tener una discapacidad «no hace ser menos, puedes hacer cosas como los demás, aunque más despacio, pero las puedes hacer». Pero su principal propósito es que a las personas como su hija se les respete y que las burlas, las risas y los obstáculos vayan desapareciendo. «Porque no somos conscientes de que una discapacidad, una enfermedad, puede llamar a tu puerta en cualquier momento de tu vida y a todos nos gustaría que nos respetasen».
Como recalca Ana González, autora también de 'El reto de Alexandra' (2016), 'La acondroplasia cambió mi vida' (2017) y 'Ser diferente mola un montón' (2018), la discapacidad no es un castigo. «Todo lo contrario, desde que Alexandra vino al mundo nos enseña lo que verdaderamente es importante y a disfrutar de las cosas más pequeñas que la vida nos da». También que de las cosas malas siempre se aprende algo bueno. «Y sobre todo, nos enseña a no tirar la toalla, siempre hay que luchar por tus sueños, metas, tener confianza y si es con una sonrisa, mejor».
'La fuerza de la amistad', que esta apadrinado por Óscar Rodríguez y el exfutbolista del Real Valladolid y del Valencia Álvaro Fernández. «Para nosotros son nuestra familia por el corazón que tienen y por la empatía respeto y cariño que demuestran». El cuento narra la historia de unos niños con distintas capacidades, que junto a sus respectivos amigos tienen un mismo sueño: formar un equipo de fútbol. Siempre encontraban algún obstáculo, social o medico, pero la vida les iba a poner a dos personas en su camino con las que aprenden a no rendirse y luchar con todas sus fuerzas para que su sueño se haga realidad. Todos juntos descubren el significado de la verdadera amistad y lanzan un mensaje al mundo: «Si se quiere se puede. Los sueños se hacen realidad y la amistad no entiende de discapacidades, sino de sentimientos, empatía y respeto, y esto mueve montañas».
La acondroplasia que desde su nacimiento sufre la hija menor de la autora es una displasia ósea congénita, aunque en algunos casos puede ser genética, que afecta a uno de cada 25.000 niños. Los huesos no crecen al ritmo normal y esto hace que las personas que la padecen sean de estatura más baja de lo normal, además de sufrir otra serie de problemas. Por ello, desde que nacen han de seguir terapias y numerosos tratamientos médicos, así como delicadas intervenciones quirúrgicas, como a las que en estos dos últimos años se ha sometido Alexandra.
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