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La Junta de Castilla y León tiene claras las prioridades de actuación con respecto al incendio de La Granja. Además de continuar con la extinción, el objetivo primero es evitar que la erosión del suelo que ha ardido contamine acuíferos. De momento, el delegado ... territorial de la Administración autonómica en Segovia, Javier López-Escobar, subraya que, sin bien el riesgo es inevitable, también hay toda una planificación que se está materializando para mantener la potabilidad.
A este respecto, el responsable regional ha confirmado que los controles del agua son constantes, en especial en el estanque del Mar, que es del que bebe la población del Real Sitio de San Ildefonso. «Por ahora no se ha detectado contaminación», asevera el delegado, quien a su vez ha expuesto las tareas que se llevan a cabo en el arroyo Morete, que nutre al Mar de La Granja.
Este acuífero es uno de los dos lugares donde se ha trabajado más intensamente desde que se originara el incendio, el pasado día 4, junto al entorno más alto situado al este, junto al Chorro. López-Escobar ha apuntado la creación de diques en el citado arroyo «para hacer que el agua no arrastre demasiado del material quemado». Cabe recordar que el Morete hizo frontera a los pies del monte del mismo nombre en el límite con el pinar de Valsaín durante el fuego.
Si por accidente o por los motivos que fueran se colara material contaminante, el delegado territorial de la Junta en Segovia ha revelado que está previsto «un plan de contingencia» consistente en el cierre de una compuerta y, al mismo tiempo, en el desvío del arroyo hacia el pantano del Pontón. Asimismo, se habilitarían otras fuentes de suministro que se sumarían al depósito que ya posee el Real Sitio de San Ildefonso para contingencias. Por lo tanto, Javier López-Escobar hace hincapié en que «el abastecimiento está asegurado».
En cuanto a la calidad y salubridad del agua, ha manifestado que la estación de tratamiento de La Atalaya y la de Segovia, en el caso de que llegara algún residuo de contaminación al Pontón, «pueden resolver el problema perfectamente». Así pues, el abastecimiento de agua potable a este extenso radio de población del alfoz y de la capital también está «garantizado».
Para frenar la erosión del suelo quemado e impedir en la medida de lo posible el arrastre de cenizas, la Junta también ha iniciado los pertinentes estudios sobre las fórmulas más eficaces. Además de insistir en refrescar los puntos aún calientes, el jefe de la Sección Territorial de Gestión Forestal I, Ignacio Quintanilla, cita un abanico de alternativas que se están sopesando e instalando, como albarradas, que son pequeñas empalizadas de madera, pequeños diques para salvaguardar los acuíferos o el uso de paja para amortiguar y que haga el efecto de un colchón en el supuesto de que se produzcan lluvias que arrastren el suelo.
Quintanilla también ha destacado, a la par de la restauración, las acciones para evitar la proliferación de plagas, que en estos escenarios de madera quemada encuentran un hábitat idóneo. En este sentido, el experto nombra la colocación de trampas o la corta de la madera que sea factible de ser atacada como las medidas más posibles.
En cuanto a las investigaciones sobre las causas, el delegado territorial ha pedido «paciencia» y ha instado a que no se alimenten la especulaciones. Javier López-Escobar ha incidido en que los incendios como el de La Granja cuentan con personal profesional muy cualificado. En la actualidad hay dos líneas abiertas por dos administraciones, que son el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil y la Brigada de Investigación de Incendios Forestales de la Junta de Castilla y León.
Además, se cuenta con «la ventaja de que desde el primer momento se precintó el área», lo que facilitó que el acceso al enclave donde tuvo origen el incendio en el que no ha habido modificaciones del escenario. A tenor del modo de operar de los especialistas, «se sabe muy bien» donde está «punto exacto» en el que se declaró el fuego.
En la primera inspección visual sobre el terreno, los profesionales no apreciaron indicios para determinar que las llamas se produjeron por un accidente y «tampoco se han hallado materiales compatibles con la ignición, como cristales», aunque los hay en la zona, precisó el delegado de la Junta en Segovia.
López-Escobar también ha insistido en que «no han aparecido acelerantes, ni mechas», tampoco se puede saber a ciencia cierta si hubo alguien que «pudo poner una vela y dejar que se incinerara». El responsable de la Administración autonómica en la provincia reitera que para estas hipótesis se requiere un análisis químico. Asimismo, «de no encontrar ningún elemento compatible con la negligencia no significa que se pueda probar que sea un incendio intencionado con toda claridad», ya que «acercar un mechero y encender es compatible con un inicio en un punto concreto pero no deja rastro y es difícil de demostrar», ha deducido el delegado territorial. También para determinar si ha sido una colilla se necesita que se lleve antes un análisis químico en los laboratorios.
Ante el reproche lanzado en las horas previas por la junta directiva de la comunidad de vecinos de Caserío de Urgel, en una de cuyas parcelas vacías de la parte alta se originó el incendio hace nueve días, contra el Ayuntamiento granjeño por «dejadez» en la limpieza de la fincas, López-Escobar ha lamentado que el desastre natural haya avivado otros conflictos que «no tienen absolutamente nada que ver» con el incendio. «Lo que está claro es que alguien ha quemado el monte intencionada o accidentalmente» y que el dispositivo que sigue activo para la extinción ha sido «ejemplar y bien coordinado».
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