El próximo domingo Consuelo Cabrejas cumplirá 89 años. Lo hará en la residencia de Santa María la Real de Nieva, el centro que se ha convertido en su hogar durante los últimos siete años. Pese a su alzheimer, cada vez que cumplía años salía del centro con sus hermanos y sobrinos para celebrarlo. Pero este domingo no podrá volver a hacerlo. El coronavirus, al que venció la pasada primavera, impide cualquier tipo de reuniones y desaconseja cualquier contacto que pueda suponer un riesgo para la salud de los residentes.
«Todos los años salíamos a comer para celebrar su cumpleaños», afirma Rosa María, su hermana. «Pero este domingo nada», reconoce. Ni siquiera una visita a la residencia de Santa María la Real de Nieve. «Les tienen muy aislados por precaución», añade su hermana.
Durante los meses de verano sí que acudió al centro para ver a su hermana. Pero no pudo tocarla, abrazarla ni besarla. Todo tenía que ser a través de una mampara para evitar contagios y no correr riesgos. «Llevo sin poder abrazar o besar a mi hermana desde febrero», lamenta. Además, los encuentros a través de un plástico o un cristal, y con la mascarilla cubriendo la mitad de la cara, tampoco son de su agrado. «No me apetece mucho tener que vernos así», señala Rosa María, quien prefiere ver a su hermana a través de las videollamadas que realizan con tabletas electrónicas. «Así nos vemos mejor, nos escuchamos y nos vemos bien», continua.
En su caso, el uso de la mascarilla dificultaba que Consuelo pudiera reconocer a sus familiares. Con alzheimer desde hace años, ha empeorado de la enfermedad desde la primavera con motivo del confinamiento. «Sí que está peor, aunque antes ya se le olvidaban las cosas. A mí sí que me conoce, pero le cuesta mucho reaccionar. A mis hijas ya casi ni las reconoce», lamenta Rosa María. De hecho, los cuidados que requiere su hermana por culpa del alzheimer han hecho que ni siquiera se planteen sacarla de la residencia por miedo al coronavirus. «Ella es muy dependiente y nosotros ya somos mayores», subraya.
Aunque sí que ha notado que la demencia se ha agravado, Rosa María afirma que su hermana «de aspecto está estupenda». Y eso que fue de las primeras de la residencia de Santa María de la Real que Nieva que tuvo coronavirus. «Lo tuvo al principio, cuando ni siquiera se sabía con exactitud si lo tenía o no. Pero tenía insuficiencia respiratoria y estuvo muy fastidiada», recuerda. Por suerte, no fue necesaria su hospitalización y con 88 años venció al coronavirus.
Un invierno «horrible»
Rosa María prevé que durante los próximos meses seguirá sin poder abrazar a su hermana. «Ha estado aislada y ahora es verdad que quedan muy poquitos en la residencia», asevera. A través de videollamadas pero sin contacto físico, augura un invierno «horrible» si la incidencia del virus sigue en aumento en la provincia para las personas que, como su hermana, permanecen en residencias para personas mayores. Porque aunque Consuelo ya venció al coronavirus una vez, su hermana Rosa María espera que el virus no se vuelva a colar en la residencia de Santa María la Real de Nieva.
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