«Llevo dos años de pérdidas. De seguir así tendremos que cerrar»

Los agricultores segovianos han intensificado sus protestas desde primera hora de este martes tomando las calzadas de algunas carreteras que discurren por la provincia y por la capital, ya que han cortado la de San Rafael de entrada desde Madrid.

Los entornos de Santa María la Real de Nieva, de Villacastín, La Lastrilla, Cerezo de Abajo o de Cuéllar han sido los elegidos por estas marchas de las que autoridades no tenían conocimiento al haberse convocado por canales de mensajes instantáneos como Telegram o Whatsapp. El factor sorpresa de los promotores de la protesta ha surtido efecto. Al menos seis frentes han complicado la circulación en varias vías, provocando retenciones, retrasos en algunos transportes, atascos y cuellos de botella. Como en el resto de España, los tractores han hecho sonar sus cláxones para elevar los decibelios de su protesta.

Ha habido afectados en los embotellamientos que guardaban resignación, otros maldecían para adentro y también ha habido automovilistas, sobre todo conductores de camiones y furgonetas, que han mostrado su complicidad y apoyo para con los agricultores.

José María Gómez deja claro cuál es el detonante de las tractoradas. Es el «hartazgo». El sector primario poco a poco va hundiéndose empujado por la falta de rendimiento. Este agricultor segoviano lo resume así: «todos los productos que compramos están más caros y lo que vendemos, más barato». Ingresan menos de lo que invierten en cultivar sus tierras.

Este profesional de campo siembra cereal y Judión de La Granja. «Lo poco que tengo guardado no lo quiero vender». Y es que las tarifas que rigen su producción tiran por el suelo los precios y, por tanto, los beneficios. En verano, por ejemplo,el cereal estaba a 225 euros la tonelada y ahora la tendencia descendente lo ha dejado en 218. No le merece la pena.

Como ocurre en todas las tractoradas que se están llevando a lo ancho y largo de la geografía española, hay un argumento en común que los agricultores esgrimen en sus marchas y con el que colocan en la diana de sus dardos críticos a las autoridades españolas. «Ayudan a los de fuera y perjudican a los de aquí», lamenta José María Gómez. Los profesionales se sienten damnificados y «abandonados», y reprochan al Gobierno de España que favorezca la importación y la comercialización de productos procedentes de países extranjeros como Ucrania, gracias a las líneas de ayuda establecidas por la guerra con Rusia.

«Yo acumulo dos años de pérdidas», afirma el caballarense. «De seguir así habrá que cerrar», añade. José María Gómez es autónomo, no paga demasiado, pero es que sus esfuerzos durante el año no consiguen ser rentables. Tiene un hijo y una hija. Ninguno ha seguido los pasos del padre ni han dedicado al campo de manera profesional.

Repasa la lista de gastos que afronta y no le salen las cuentas. Todos esos costes se han encarecido en los últimos años. Paga más por «la maquinaria, el gasoil, los herbicidas, los repuestos, y sobre todo el abono, que es lo que más ha subido porque ahora se paga el doble que hace dos años», se queja el agricultor segoviano.