Alba de Miguel tiene 23 años y vive en Segovia. Ahora no está acudiendo a terapia porque su psicóloga ya le ha dado el alta, pero durante un año ha demandado asistencia especializada porque padecía ansiedad. Esta no ha sido la primera vez que recurría ... a un psicólogo para cuidar su salud mental. Ya con 17 años experimentó la misma sensación y se dio cuenta de que debía pedir ayuda.
Publicidad
Cuenta que, de pequeña, había tenido algún ataque de ansiedad suelto; pero fue en Bachillerato cuando lo pasó «peor» debido a la presión de los estudios, las expectativas que se supone que hay que cumplir o la obligación de tener que tomar decisiones vitales. «Me superó la situación y entré en una mezcla de ansiedad y depresión. Llegué a un punto en el que me dije: 'No puedo seguir así'».
Decidió acudir entonces a su médico de cabecera para buscar una solución. Pero no encontró lo que esperaba. El facultativo le recetó dos tipos de ansiolíticos y un antidepresivo, y le asignó una psiquiatra para casi cinco meses después. «Yo no estaba para esperar cinco meses, necesitaba que alguien me ayudara ya», recuerda De Miguel.
Por ello, optó finalmente por acudir a terapia por la vía privada. «No me quedó otra», asegura. Las sesiones no son baratas (rondan los 40 o 50 euros), por lo que sus padres le ayudaron a pagarlas. No obstante, acudió a la cita con la psiquiatra que le asignaron en el Hospital de Segovia y la propia profesional le recomendó acudir a la vía privada para una «mejor atención», como recuerda esta joven.
Publicidad
Tras aquellos meses de terapia, su visión de la realidad cambió. «Me he dado cuenta de que no es nada raro lo que me pasa, de que no está mal sentirse triste a veces», sostiene la joven. Define sus sesiones de terapia como «un espacio seguro» donde poder hablar de cómo se siente y que le hace reflexionar sobre cosas que no se había planteado antes. Pero alerta de que ningún tratamiento es inmediato. «Ir a terapia no es como ir a un mago, es tener a una persona que te acompaña en un proceso que tienes que hacer tú», reflexiona.
Este último año, Alba de Miguel ha notado una enorme mejoría y se siente bien consigo misma. También ha percibido esa evolución positiva su psicóloga, quien se muestra orgullosa del proceso que ha seguido y no escatima en alabanzas. «Me ha ayudado mucho tener una persona que me felicite por cosas que para mí no tenían por qué ser reconocidas», reconoce esta joven.
Publicidad
Algunos amigos de su círculo más cercano van también a terapia para tratar de controlar su ansiedad o por problemas familiares. «Creo que ahora la gente joven es más consciente de que la salud mental es importante», dice.
Piensa que son las instituciones las que se tienen que dar cuenta de ello. «Por mucho que haya más cultura de ir al psicólogo y esté más normalizado que antes, todavía queda mucho camino por recorrer», asevera con voz firme. Además, como el doctor Alberto Miranda, jefe del área de Salud Mental en el Complejo Asistencial de Segovia, reclama que se destinen más recursos públicos a tratar este tema «para poder atender a todas las personas que no puedan pagar un psicólogo privado, que son muchas y, probablemente, las que más lo necesiten».
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.