![Lastras de Cuéllar brinda por tener ya agua potable tras ocho años de lucha](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202204/16/media/cortadas/IMG_6948-kOKI-U16016886435169j-1248x770@El%20Norte.jpg)
![Lastras de Cuéllar brinda por tener ya agua potable tras ocho años de lucha](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202204/16/media/cortadas/IMG_6948-kOKI-U16016886435169j-1248x770@El%20Norte.jpg)
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Los vecinos de Lastras de Cuéllar se reunieron ayer en la plaza de la localidad en una concentración muy diferente a las que se desarrollaron durante los últimos meses, en las que reclamaban algo tan básico como poder tener agua potable en sus grifos. Tras años de peticiones y reivindicaciones, la de ayer fue la cita más esperada, en la que festejaban que por fin, desde hace algunas semanas, ya pueden brindar con agua no embotellada.
Y así lo hicieron ayer, con agua, refrescos y entre mucha diversión, algo de picoteo y música en una auténtica fiesta de celebración que comenzó con la décimo cuarta concentración que celebraban los vecinos, la última por el agua potable en Lastras, una cita en la que se leyó un manifiesto en el que se recordó que el que han recorrido los lastreños hasta llegar a este momento ha sido «un camino largo y en ocasiones bastante duro».
Se puso de manifiesto cómo la plataforma ha trabajado por y para el beneficio del pueblo y no se quisieron olvidar de hacer un llamamiento a los políticos, ya que en la actualidad existen más de 60 pueblos en Castilla y León en la misma situación que ha estado Lastras, «y es vergonzoso que se les ignore y les dejen a su suerte, cuando para todos ellos hay una solución. Igual que la ha habido para nosotros». De forma especial se envió fuerza a los vecinos de Fresnedo, un pueblo de Burgos, y a su plataforma Aguazero Fresnedo, que lucha en una localidad que lleva cinco años sin poder beber agua del grifo, por lo que reclaman a la Junta prioridad en este tipo de cuestiones.
No se olvidaron de que la España rural «pasa por su peor época, los pueblos estamos al límite» y los recortes que sufren en materias como sanidad o educación y pidieron una apuesta firme por el medio rural.
No faltaron los agradecimientos a los vecinos de Lastras, que se han volcado en manifestarse, colgar pancartas y botellas en sus ventanas, en comprar camisetas o en abrir las puertas de sus casas para lo necesario. No se olvidaron de agradecer al Ayuntamiento, en especial a las dos personas que más se implican en cada cosa que pasa en el pueblo; y tampoco al Ayuntamiento de Aguilafuente, ya que «sin su colaboración tampoco habría sido posible poder beber esta agua tan buena que tenemos», así como a la plataforma Sí a las Fuentes, uniéndose a su «no al pantano».
También a los partidos políticos que les apoyaron siempre e su lucha, a la asociación cultural de Lastras de Cuéllar, a los antiguos mayordomos de la Virgen de Salcedón, a los medios de comunicación que se hicieron eco de sus reivindicaciones, a todos los que los han apoyado por toda España, a sus familias, y nuevamente a los vecinos «por no rendiros, por amar nuestra tierra y, aunque todo se pusiera en contra, no abandonar nunca».
Con aires de fiesta se puso en punto final a una lucha, con el grito unánime de 'Juntos Lastras es potable', algo que los lastreños han ansiado durante años y que, con mucho trabajo, han conseguido.
Han sido casi ocho años de calvario para los vecinos, pues fue en el verano de 2014 cuando se detectó que el agua de la localidad presentaba altos niveles de arsénico, por lo que se prohibió su uso en boca. Así, un gesto tan habitual como el de abrir el grifo para llenar un vaso de agua o una cazuela para ponerla al fuego y poder realizar la comida, comenzó a estar prohibido para ellos.
Semana tras semana, todos los lunes, los vecinos han venido acudiendo desde entonces a la plaza Mayor, donde guardaban fila para el reparto de un paquete con seis botellas de agua por persona hasta una cifra que se situaba por encima de los 5.000 litros semanales, cifra que se incrementaba en verano, cuando la población habitual de Lastras se triplica, llegando a contar hasta 1.200 personas, con el consiguiente incremento de litros.
Tras casi un año y medio consumiendo agua embotellada, y solicitudes a las administraciones para la búsqueda de una solución al problema de abastecimiento, una potabilizadora de eliminación de arsénico consiguió resolver este problema, por lo que los vecinos de Lastras de Cuéllar comenzaron el año 2016 con agua potable en sus grifos. Pero aquí no concluyó su calvario, pues en 2018 un bando de alcaldía alertaba a los vecinos de que el agua de sus grifos volvía a quedar marcada como no apta para el consumo, y su uso quedaba limitado al higiénico-sanitario (aseo y limpieza).
En esta ocasión el problema era un exceso de nitratos, que convertía el agua de la red en no potable. Con ello el reparto de agua regresaba los lunes a la plaza, la misma plaza que ayer vivió con alegría la celebración del fin de la recogida de agua embotellada y la posibilidad de poder realizar un gesto tan cotidiano como beber el líquido directamente del grifo.
Con el nuevo problema regresaron las peticiones a las administraciones, y también la solución, pues la mejor, como ya se había planteado anteriormente, era tomar el agua del paraje de las Fuentes del Cega, punto desde donde se abastecían otras localidades del entorno. La potabilizadora fue una solución parcial, pero no suficiente. Desde entonces, a lo largo de 2018 y los años posteriores, la situación fue similar, con niveles intermitentes, en algunos casos por debajo del límite, pero los vecinos ya empezaban a desconfiar y utilizaban agua embotellada incluso cuando se anunciaba que el del grifo era apto para consumo humano. Se cursaron más peticiones a las administraciones y de la resignación, los vecinos pasaron a la acción, por lo que se gestaron las movilizaciones y la unión en una plataforma bajo el nombre Lastras Potable Ya, la misma que organizó concentraciones en la plaza y elevaba las peticiones a las administraciones, ya que el Ayuntamiento no podía hacer frente en solitario a la solución de llevar el agua hasta el municipio desde el paraje de Las Fuentes.
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