Labajos retira dos escudos falangistas del monumento a Onésimo Redondo

La decisión del quitar esta simbología obedece a la serie de escritos remitidos por el Senado desde hace dos años, explica la alcaldesa del municipio segoviano donde en los albores de la Guerra Civil murió Onésimo Redondo en el transcurso de una emboscada. Dicha notificación de la Cámara Alta se produjo a raíz de las reiteradas preguntas trasladadas por el parlamentario del grupo de Compromís, Carles Mulet, instando al cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica.

Margarita Meroño insiste en que lo que ha hecho el Consistorio que preside es «cumplir con la obligación de quitar estos cuadros», según lo estipulado en la legislación. Hace dos años, la corporación de Labajos acordó en pleno quitar los símbolos, como había requerido el Senado en dos escritos. En las piezas retiradas estaban esculpidos el yugo y las flechas y unas coronas de laurel, describe la regidora.

En este tiempo, el Ayuntamiento ha estudiado cómo sacar enteros los escudos sin tener que derribar el resto del monumento y dejando los marcos que los encuadraban. Al final, esta operación se ha ejecutado este viernes. Los dos cuadros van a quedar guardados y custodiados en las dependencias municipales, agrega la alcaldesa del Partido Popular, quien entiende que se hayan podido herir sensibilidades, aunque «en ningún caso el Ayuntamiento ha querido ofender a ninguna persona».

Meroño sostiene que la Guerra Civil generó «un sufrimiento en todo el mundo, en un bando y en el otro». En Labajos, lugar de peregrinación de falangistas que cada año recuerdan a Onésimo Redondo en el lugar donde cayó abatido, «todo el mundo ha querido olvidar ese sufrimiento». También grupos antifascistas se acercan hasta este sitio para pintar el muro en el que los nostálgicos del régimen mantienen en lo alto, escrito a mano, la frase 'Onésimo Redondo. Caudillo de Castilla. Presente'.

La alcaldesa asegura que después de cumplir con la Ley de Memoria Histórica, el monumento va a permanecer en pie. «No se va a tirar», reitera, a pesar de las cartas que le llegan en las que le reclaman que lo derribe. «No se va a borrar la historia, la cual hay que recordarla y tenerla presente para conocer nuestros errores», argumenta la responsable municipal. Ni la retirada de los escudos ni la conservación del muro pretenden ofender a nadie. «Todo el mundo se tiene que respetar», sentencia Margarita Meroño, quien también ha recibido críticas por haber quitado los símbolos falangistas.

Su intención ahora es dotar de un renovado significado a este lugar. La alcaldesa de Labajos comparte su idea de reconvertir este monumento en un «memorial para recordar a todas las víctimas y vecinos que murieron por parte de ambos bandos».

Por su parte, la Falange ya se ha manifestado en contra de la retirada de los vestigios que hasta esta semana figuraban en el frontal del muro. En su página oficial el Internet recrimina que, «después de doce años de la entrada en vigor de la Ley de Memoria Histórica, seguimos comprobando el odio y la necedad de los partidos adalides de la libertad y de la democracia que forman parte de esta basura de sistema», en alusión directa al Partido Popular y los socialistas.

A los segundos les acusa de promover «de forma infame» la eliminación de los vestigios de la dictadura franquista; y al PP le reprocha que cuando volvió al gobierno «no tuvo ni el valor ni la vergüenza de derogar la infamia que tergiversa la historia contando una mentira que se ha de entender como dogma por la generaciones actuales y venideras».