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Clara Luquero blandía el bastón de mando. No ha pasado mucho desde su sesión de investidura como alcaldesa de Segovia. Fue el pasado 5 de julio. En su discurso, plagado de declaraciones de intenciones, proyectos y compromisos para este mandato, la regidora también pidió ayuda ... al resto de administraciones. A la Junta de Castilla y León, en concreto, la instó a «impulsar la construcción de una nueva estación de autobuses acorde con los requerimientos de una ciudad que tiene en el turismo su principal motor económico». Luquero, que cuando ha venido conjugando la voluntad de ejecutar esta infraestructura lo ha hecho en futuro y pensando en ella a medio y largo plazo, dio a entender en su mensaje de investidura un mayor apremio al situarla en los objetivos de este mandato que casi acaba de empezar a andar y que se alargará hasta 2023.
Dejó entrever en aquel discurso que la nueva estación de autobuses de Segovia ha escalado posiciones en el orden de prioridades. De hecho, admitió que una de las primeras entrevistas que iba a solicitar iba a ser el consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta.
Los vaivenes electorales no han cambiado a los interlocutores, por lo que Juan Carlos Suárez-Quiñones sabe de antemano los deseos de la regidora segoviana al respecto de la construcción de una nueva estación de autobuses cuando hace poco más de dos años se rehabilitó la terminal de Ezequiel González para convertirla, ahora sí con todos los requisitos cumplidos, en estación. Ayer, el consejero reiteró que su departamento «siempre está a disposición del Ayuntamiento para colaborar en la solución más adecuada a los problemas de movilidad». Es más, recordó que la Junta ya demostró esa predisposición cuando aportó 500.000 euros a la ejecución de las obras de reforma de la actual estación. Pero no es tan sencillo ni tan barato.
El titular regional precisó también que primero el Consistorio tiene que definir el proyecto de lo que quiere y dónde lo quiere levantar. El lugar –como ha confirmado en varias ocasiones la propia alcaldesa desde que su predecesor, Pedro Arahuetes, ya empezara a masticar la idea de edificar una nueva estación de autobuses más moderna y mejor ubicada viendo a donde apuntaba la extensión urbanística de la ciudad– son los terrenos situados al final del viejo apeadero de Renfe, en el pico que da a la rotonda de la Puerta de Madrid.
El Ayuntamiento y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) hilan al respecto de esta ubicación el acuerdo de cesión de ese suelo. Mientras tanto, los contactos a tres bandas, incluida la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, continúan para dejar atada la operación, las concesiones y los compromisos de cada parte. Las sucesivas citas electorales y los cambios de gobierno no han favorecido precisamente la fluidez del ambicioso proyecto.
El consejero hizo ayer un cálculo a vuela pluma del coste que puede acarrear la construcción de la futura estación de autobuses de Segovia. Juan Carlos Suárez-Quiñones condicionó ese importe a las circunstancias del terreno donde se quiera edificar, que incluso pueden encarecer la infraestructura, añadió. En cualquier caso, el titular autonómico cifró esa inversión «entre los cinco y los siete millones de euros».
Pero el principal requisito, aunque parezca obvio, es el dinero. Juan Carlos Suárez-Quiñones arguyó con lógica que la colaboración económica de la Junta de Castilla y León estará sujeta «al marco de las posibilidades presupuestarias». La coyuntura política no favorece precisamente la concreción. Y es que los posibles y las previsiones de financiación de la Administración presidida por Alfonso Fernández-Mañueco penden del hilo de «la inexistencia de unos Presupuestos Generales del Estado y de la continuación de la interinidad del Gobierno español», explicó el responsable regional, quien no se olvidó a la hora de citar esos condicionantes de la nueva cita electoral del 10 de noviembre. Esta inestabilidad «perjudica las acciones públicas y este tipo de actuaciones», se lamentó en referencia a la futura estación de autobuses de Segovia.
Aunque hayan pasado algo más de dos años desde la inauguración de las reformadas instalaciones de Ezequiel González ( a la que acudió también el consejero de Fomento y Medio Ambiente), la alcaldesa ha insistido en que la nueva estación es una necesidad latente que tiene la ciudad. Ambas infraestructuras «no son excluyentes», ha aseverado la regidora en varias ocasiones.
La idea que barajan Clara Luquero y su equipo desde el anterior mandato corporativo es que la actual terminal continúe prestando servicio una vez que la segunda estación entre en funcionamiento. Aunque faltaría por definir su aprovechamiento, los planes manejados por el equipo de gobierno en el Ayuntamiento de la capital es que el rehabilitado apeadero de Ezequiel González se dedique a acoger la salida y llegada de los autobuses que cubren las conexiones con los municipios del alfoz e incluso que albergue el movimiento de los autocares de turistas que actualmente soportan sobre todo Vía Roma y el velódromo.
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