Cientos de jóvenes congregados este miércoles por la tarde en el Azoguejo de Segovia. C. B. E.
Segovia

Los jóvenes del Papa campan por el Acueducto

Norteamericanos, venezolanos, peruanos, chilenos, españoles y de otras nacionalidades toman el centro de Segovia con cánticos y bailes

Miércoles, 2 de agosto 2023, 19:40

En corros concéntricos, al ritmo de la percusión y de las guitarras, cientos de voces juveniles entonan canciones que evocan pasajes del Evangelio. Bailan en corros concéntricos, con una coreografía que parece universal, aunque algunos lo hacen a más velocidad y otros retardan más los ... movimientos. Siempre rotatorios y con los brazos sueltos dejándose llevar por el júbilo de la abundante compañía. De vez en cuando, gritos y vítores espontáneos arrancan el aplauso de los danzantes, que no se paran, que siguen girando a los pies del monumental Acueducto de Segovia, que los observa pétreo.

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Son algo más de las cuatro y media de la tarde de este miércoles y el termómetro rebasa los 30 grados. El calor no hace mella en el entusiasmo de los jóvenes. Los corros apenas sufren pérdidas que buscan la sombra y un trago de agua entre los compañeros que les animan en el perímetro del Azoguejo. Su espectáculo 'compite' en ser el objetivo de las cámaras de los móviles con el fondo patrimonial que han escogido.

Segovia es escala de estos grupos de jóvenes procedentes de distintos países con destino a Lisboa, donde se juntarán con otros llegados de todo el mundo para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud, que empezó a descontar su agenda este lunes y que se alargará hasta el domingo. Allí les espera el Papa Francisco, quien ha aterrizado este miércoles en la capital portuguesa. En su alto en el peregrinaje, campan a los pies del Acueducto ondeando sus banderas para acreditar sus orígenes. Insignias de California, Nueva Jersey, de Venezuela, de Chile, las barras y estrellas estadounidenses, de Perú y por supuesto, de España... Este miércoles se dejaban notar las expediciones murciana y la sevillana.

Sin apenas descanso para el oído, los tambores devuelven ecos indígenas y el bullicio juvenil emerge de nuevo con los pañuelos y las banderas al aire. Los peregrinos despliegan su energía fervorosa entre breves homilías que les dan descanso, sentados en corro para escuchar experiencias de sus compañeros de viaje o de escala. Esas palabras acallan por unos minutos el tribalismo musical, el movimiento reposa y el colorido pasa del cielo a la tierra.

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