Jaime Santos, de La Chana: «Yo reflexiono de una manera muy absurda»

«Yo reflexiono de una manera muy absurda. Trato de divertirme con la reflexión y me pongo profundo al principio pero luego le busco el juego», cuenta Jaime Santos, que protagonizó este viernes el encuentro 'Palabras de Maestro. Una manera peculiar de estar sobre las tablas', además de ofrecer un ejemplo de su arte, con una escena del montaje 'Entre diluvios', sobre el escenario montado en La Alhóndiga.

Precisamente 'Entre diluvios' es su espectáculo «talismán», que estrenó con gran éxito en Titirimundi en 2005. «Me gustó la manera de enfocarlo de sentirte el creador y organizar el mundo. Ese absurdo de organizar el mundo me parecía tan alucinante. Lo que hago es contar la historia de las civilizaciones pero de una manera absurda. Me divierte mucho el absurdo», explica.

La Chana empezó de forma casi paralela a Titirimundi. «Recuerdo el primer festival siendo un pipiolo en el 85 y empezaba con la compañía ese mismo año. Para mí era como tocar el cielo, estaba lejísimos». Como titiritero vino a Segovia por primera vez en 1996, con un cantar de ciego, y el idilio ha continuado casi de forma ininterrumpida.

En el triunfo de 'Entre diluvios', su bautizo con el teatro de objetos, hubo un buen consejo del fundador de Titirimundi. «Vine con ocho números y Julio Michel me dijo: juégalos, y al final se quedaron cuatro, que fueron 'Entre diluvios' y fue la conmoción en 2005. Es mi espectáculo talismán, el que yo más quiero», recuerda Santos. La Chana también hace este Titirimundi 2020 'Blancanieves', dirigido a los niños y un público familiar, gracias a lámparas y candelabros. «Para trabajar para niños uso menos conceptos porque asociar es más complicado», apunta. En cambio, juega mucho. 'Blancanieves', junto con el príncipe, las únicas lámparas que tienen luz.

Para Jaime Santos, el teatro de objetos es «algo personal», en el que «cada uno juega con el objeto como le da la gana» y de forma diferente porque es lo que le provoca «seguir» en este mundo del teatro porque «si no me aburriría».

El alma de La Chana reconoce que busca sus objetos en mercados y rastrillos, a los que deja tal cual, sin transformar su naturaleza. De los 21 espectáculos «de antaño», confiesa, ha terminado tirando cinco contenedores. Con orgullo afirma que ha heredado el interés de su padre por los cacharros, con el que hacía negocio y él le hado una vertiente más poética.

Titirimundi 2020 afronta la recta final de esta edición tan diferente, por el cambio de fechas, a finales de septiembre, con una reducción de los aforos y sin espectáculos de calle. Lo que sí mantiene intacto es el interés de los espectadores, ya que para las funciones del fin de semana está todo prácticamente vendido.