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Lo dice el Instituto Nacional de Estadística (INE) en la actualización del padrón continuo. Segovia es la provincia de la comunidad autónoma que menos acusó durante el pasado año la sangría demográfica. A fecha del pasado 1 de enero, el organismo registraba 153.651 residentes ... inscritos oficialmente, doce menos que un año atrás. La variación a la baja, aunque prácticamente inapreciable, trunca una racha de tres ejercicios consecutivos de recuperación de habitantes.
El dudoso honor de ser el territorio de la región que menos vecinos perdió durante todo el curso 2021 encuentra una de sus razones de ser en el torniquete que aplica la llegada de población extranjera, cuyos ciudadanos frenan la hemorragia autóctona. La comunidad inmigrante encadena seis años de aumentos y, por lo tanto, de una mayor representatividad dentro de la sociedad provincial.
Algo más del 11% de las personas empadronadas en los 209 municipios que componen el mapa segoviano han nacido en el extranjero, según de desprende de los datos publicados ayer por el INE. Este año empezó a deshojar el calendario con 18.103 foráneos residentes y pertenecientes a más de un centenar de nacionalidades.
A diferencia del fenómeno que afloró a principios del presente siglo –cuando la afluencia de foráneos propulsó el incremento demográfico que vivió entonces la provincia antes de que estallara la crisis financiera generalizada de 2008–, el flujo actual de inmigrantes es más comedido.
La reciente proliferación de otros idiomas y otros acentos en las calles de la capital y de los pueblos es más un goteo que una avalancha. A lo largo de los últimos doce meses, las estadísticas demográficas del INE indican que se han empadronado 81 nuevos segovianos llegados de otros países.
Hay que tener en cuenta que estos asentamientos se producen en un contexto de pandemia mundial, de una doble crisis sanitaria y económica desencadenada por el coronavirus. Muy lejos en cantidad, que no tanto en el tiempo que ha transcurrido, quedan, por ejemplo, los 4.722 ciudadanos foráneos que pasaron a engrosar la nómina del padrón provincial entre 2007 y 2008, tal y como marca la evolución extraída de los datos del INE.
Esas cifras también ponen de manifiesto que la paulatina llegada de inmigrantes que al final deciden asentar y fijar sus domicilios y sus trabajos en tierras segovianas ha hecho que la comunidad extranjera que reside en la provincia haya crecido en 2.087 personas durante el último lustro, periodo en el que ha pasado de contabilizar 16.016 vecinos de otros países a los 18.103 inscritos en los padrones municipales de los ayuntamientos segovianos al inicio del presente curso.
Por el contrario, la población española firma un año más la tendencia descendente que se prolonga desde el comienzo del siglo XXI y que se agudizó a raíz del estallido de la crisis financiera generalizada.
Al pasar la lupa por la sucesión de datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística se observa que la presente centuria comenzó su andadura con 144.548 ciudadanos nacidos en el país inscritos en el padrón provincial. El año pasado se despidió con 135.548. Son 9.000 habitantes españoles menos en lo que va de siglo.
Es más, ese mismo repaso desvela que desde 2007, es decir, a lo largo de los últimos quince años, solo ha habido una anualidad en la que la comunidad de ciudadanos nacidos en España creciera. Y fue precisamente entre 2020 y 2021, con la pandemia en apogeo, lo que frenó el éxodo de la provincia.
Por su parte, los inmigrantes empadronados se han multiplicado por ocho desde el inicio de la centuria; y en tres lustros han sumado unos 2.400 censados, lo que demuestra que el fenómeno se apaciguó con la generalización de la crisis financiera. Segovia dejaba de tener el atractivo que captó la atención y el asentamiento de casi 21.800 foráneos, que era la población internacional que vivía en la provincia en el año 2012, periodo en el que la comunidad inmigrante alcanzó su máxima presencia en tierras segovianas, representando además algo más de 13% de la población total.
Además de contener la hemorragia demográfica, la llegada de ciudadanos de otras nacionalidades también ha rejuvenecido y ha restado años al DNI segoviano. Según el Instituto Nacional de Estadística, la edad media de la población empadronada en la provincia a fecha del 1 de enero de este mismo ejercicio era de 46,34 años. Mientras los españoles suben ese promedio hasta rozar los 48 cumplidos, los extranjeros lo bajan al situarse en 34,8 años la edad media del resto de nacionalidades.
Si se acerca la lupa a este aspecto etario, el 17% de los empadronados que no han soplado aún cuarenta velas han nacido en un país que no es España, por lo que la proporción de la población inmigrante crece en las franjas de edad más jóvenes.
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