Los ingresos por peajes en las autopistas de Segovia crecen más del doble que el flujo de tráfico

Pero todavía no se van a levantar todas las barreras que regulan mediante pago el tráfico por los 2.539 kilómetros de autopistas que hay licitados al sector privado en España, y aún menos se van a eliminar con tanta inmediatez. El anuncio que hizo el pasado junio el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, sobre la liberalización de las autopistas cuyas concesiones estuvieran próximas a vencer 'ignoró' el tramo segoviano de la AP-6 (Villalba-Adanero) y sus conexiones a Segovia por las cabinas de la AP-61 en San Rafael y a Ávila a través de Villacastín (AP-51). Por el momento, no entran en los planes del Gobierno, que además tiene en el aire los presupuestos de 2019 e incluso apurar hasta el final el trago de una legislatura difícil. Demasiadas incertidumbres.

La actual adjudicataria de estos corredores es Castellana de Autopistas, que desde el 30 de enero de este año se hace cargo de «la conservación y explotación» de la AP-6, amén de ser la titular de las otras dos conexiones de la Villalba-Adanero con Ávila y Segovia, tal y como figura en el informe elaborado por el Ministerio de Fomento sobre estas infraestructuras viarias. Ese estudio se asienta sobre los cimientos de los números transmitidos por las propias compañías al Estado y solo registra datos sobre las autopistas en España hasta 2016. Sin embargo, refleja bien a las claras el negocio de subir y bajar las barreras de peaje, ya que los ingresos obtenidos a partir de pasar por caja por el hecho de circular por ellas han crecido mucho más que el volumen de usuarios.

El informe de Fomento concreta que Castellana de Autopistas recaudó solo por el tránsito de conductores por sus cabinas casi 11,1 millones de euros en el ejercicio 2016, lo que equivale a un 124,6% más que lo ingresado por esta compañía en 2003, o un 50% más que diez años atrás. Sin embargo, el tráfico no ha subido tanto ni a tanta velocidad. En la AP-61 entre San Rafael y Segovia, la intensidad media de vehículos que circulan por esta carretera fue de 7.486 en el curso 2016 (que subió hasta los 7.928 en 2017), un 55% más que en 2003 y un 21,1% más que un decenio antes. De estos números se extrae que los ingresos obtenidos a través del pago en los peajes han crecido más del doble que el flujo de circulación.

En la AP-51 también se ha detectado un incremento de la intensidad media de vehículos que circulan a diario por este tramo de 23,1 kilómetros. En los últimos cinco años, ese aumento se ha consolidado con otras tantas subidas al cierre de cada ejercicio. Si el espejo retrovisor de la comparación se enfoca aún más atrás en el tiempo, el informe publicado por el Ministerio de Fomento pone de manifiesto que el ejercicio pasado transitaron por este corredor una media cada día de 8.485 vehículos, lo que supone un récord dentro del periodo que se alarga la explotación privada, que empezó hace dieciséis años. En este tiempo, el crecimiento del tráfico por el trazado de pago entre Villacastín y Ávila ha sido del 58%.

Por lo tanto, la conclusión es que los precios se han encarecido lo suficiente como para disparar los ingresos a través del abono que han de realizar los usuarios en las cabinas de los tramos regulados mediante el sistema de barreras. Otro estudio, esta vez publicado este mismo verano por la Asociación de Automovilistas Europeos, pone de relieve que los peajes de las autopistas segovianas se encuentran en el grupo de los más caros de España, si se atiende al coste que tiene para el cliente cada kilómetro recorrido.

De los 38 tramos incluidos en la comparación que hace la organización, el de la AP-6 (Villalba-Adanero) es el octavo más caro, aunque si se tiene en cuenta la autopista en sí, es la quinta. La tarifa es de 12,50 euros, por lo que el precio del kilómetro es de 0,17. En cuanto al ramal de la AP-61, el valor que abonan los conductores por cada kilómetro es de 0,14 euros, lo que también la coloca entre los diez trayectos de alta capacidad más caros de esta lista. El informe de Automovilistas Europeos destaca que «en casi la mitad de las autopistas los precios se encarecen en los horarios de mayor afluencia de tráfico, estableciéndose importantes diferencias en función del día, la hora o el mes del año en que se utiliza la infraestructura».

Es el caso de la AP-61, en la que en función de esos criterios el conductor puede pagar desde 4 euros hasta 2,45 ó 1,60. Levantar la barrera en la AP-51 de Villacastín a Ávila resulta algo más barato. La asociación sitúa el precio del kilómetro en 0,10 euros. En este caso también influyen las horas a las que se transita, con tarifas que oscilan entre 2,40 euros y los 1,45 y 0,90 euros.

Dicho estudio también confirma las enormes desproporciones que existen entre circular por un territorio u otro. «El precio varía de forma muy significativa con diferencias tarifarias de hasta un 780%», concluye la asociación. Así, los automovilistas que atraviesen el túnel del Cadí, en Gerona, pagan 0,39 euros por cada kilómetro recorrido. Sin embargo, aquellos que circulen desde Puxeiros a Bayona, en la provincia Pontevedra, solo tendrán que abonar 0,05 euros el kilómetro. Es decir, casi ocho veces menos que en la autopista gerundense.

Este ejercicio que empieza a enfilar la recta final no ha sido especialmente brillante en las autopistas segovianas. El curso empezó caótico para la adjudicataria de las vías de alta capacidad que discurren por territorio provincial. Después de varios ejercicios al alza en la intensidad circulatoria media diaria y, por lo tanto, en el paso por los peajes y, por ende, en los ingresos logrados, los primeros siete meses contabilizados en las estadísticas de Fomento arrojan descensos en el tráfico.