La presidenta del Colegio de Arquitectos de Segovia, Susana Moreno, estuvo presente en la presentación de hace tres años en la que se anunció la creación de una red de calor por biomasa para Segovia, y le parece una buena noticia que se vaya a ... retomar. «Las centrales de calor que centralizan el proceso en un solo lugar suelen ser más eficientes que si cada uno tiene una pequeña caldera de biomasa en su edificio», valora.
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Fuera de la ciudad hay otras redes de calor en Cantalejo o Cuéllar, pero la pretendida en la capital sería la más ambiciosa de la provincia. Moreno subraya que estas experiencias en otras localidades «funcionan muy bien» porque generan «energía muy barata» a edificios públicos como colegios, institutos, piscinas, polideportivos o residencias de ancianos. «Lo más destacable de la biomasa es que permite la economía circular, permite cerrar el círculo de la gestión de los bosques». Es decir, «los residuos de los árboles de esa gestión se pueden convertir en pellets, y con la quema de esta biomasa se generaría la energía para el consumo humano», explica la arquitecta.
«Pero claro, la energía renovable está bien pero hay que saber gestionar para que siga siendo renovable», matiza Moreno, quien pone el ejemplo de que si los pellets se importan desde China, ya se están añadiendo elementos como emisiones de CO2 «que son indeseables». «Lo ideal es que la biomasa proceda de una zona de determinada cercanía», reitera.
Sobre las obras que harían falta para llevar a cabo el proyecto, la experta considera que se trata de algo «abordable», igual que las canalizaciones para instalar fibra óptica. «Es normal que las ciudades se abran y se cierren», recuerda la arquitecta.
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Susana Moreno señala que ya hay muchas experiencias nacionales e internacionales en las que se piensan proyectos desde cero con una gestión sostenible de las energías a través de residuos, pero en este caso se va a implementar en una ciudad que «ya está puesta en marcha». Por eso, quizá lo más complejo será encontrar «que haya realmente una demandada ciudadana», avisa.
«En este caso es muy sencillo de acometer, porque las tuberías funcionan con agua caliente y la infraestructura sería mínima para el bombeo y la circulación, o sea que el coste no debería ser muy elevado; y si el coste de la energía también es razonable, sería fantástico», comenta la arquitecta. «Lo que hay que ver es si las comunidades responden, porque puede ser que haya habido una renovación importante de calderas recientemente y hay que preguntarse si este proyecto llega tarde en ese sentido», puntualiza.
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