Son varios los afectados por la subida de los precios. Los bares y restaurantes sufren por los sobrecostes, pero el último eslabón en la cadena son los consumidores. Esta situación es conocida en el bar Cancha 17, situado en Nueva Segovia, que ha limitado el ... incremento en la medida de lo posible. Sus empleados, Diego Chasiloa y Beatriz Yagüe, hacen hincapié en que la difícil situación que atraviesan algunos locales se debe al aumento de los gastos, aunque remarcan que todavía están muy presentes algunos hábitos adquiridos en la pandemia.
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«La inflación es una moneda que se lanza al aire pero el golpe no solo lo reciben los hosteleros, sino también los clientes», afirma Chasiloa. El café en el establecimiento cuesta veinte céntimos más que hace un año hasta alcanzar los 1,50 euros, a lo que se suman treinta céntimos más si el consumidor pide pincho. Muchos de los visitantes habituales de este local son estudiantes del CIFP Felipe VI, que está justo en frente. «Vienen cada día y han notado la subida, pero no hay otra opción», considera Yagüe. Otra de las estrategias que ha seguido el establecimiento para afrontar la situación es aumentar la plantilla para poder abrir todos los días.
Este no es el único obstáculo que perciben. El frío y los hábitos de la pandemia también son protagonistas. «La gente parece haberse acostumbrado al toque de queda y se va a casa antes», reconoce el trabajador. Tan solo les retiene los partidos de fútbol, un servicio que prácticamente ha desaparecido en los bares, pues su coste ronda los 400 euros mensuales.
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