Secciones
Servicios
Destacamos
La vuelta a las aulas tras el paréntesis veraniego, esa sí que es una asignatura pendiente, y de las duras de roer. El temario es una incógnita y la materia que han de aplicar los centros educativos cambia cada dos por tres. A pesar ... de todo, confían en aprobar y superar la prueba más difícil e imprevisible a la que se han enfrentado hasta ahora: gestionar la pandemia del coronavirus. El desconcierto cunde y las dudas brotan. No van a ser unas vacaciones normales en los centros educativos de la provincia, otros estíos preocupados por el ritmo de las matriculaciones, la admisión de alumnos, la provisión de profesores y material o por aquellas obras menores para reformar los espacios más deteriorados y lavar la cara de las instalaciones. Todo con el propósito de iniciar el nuevo curso con garantías y bajo control.
Sin embargo, lo que les falta ahora mismo a los responsables son, precisamente, certezas. Escuelas, colegios e institutos segovianos trabajan en un escenario de doble incertidumbre: la del final de este atípico curso marcado por las aulas vacías desde hace más de dos meses y por la docencia telemática, y la inquietud por el ejercicio que se avecina, que ni siquiera tiene claro cuándo empezará a deshojar el calendario de clases.
Los directores siguen las instrucciones que reciben de la Junta de Castilla y León y del Ministerio de Educación, pero no adivinan a ver más allá, no otean todavía cómo se organizarán los estudios durante el curso académico 2020-2021 postpandemia. Coinciden en que las medidas que se barajan están en el aire. Por ejemplo, «si hay que guardar dos metros de separación entre los alumnos, no podremos meter a todos», anticipa el secretario del instituto Hoces del Duratón, en Cantalejo. José Manuel Guitián avanza otro problema. Este centro, al igual que muchos de la provincia, acoge estudiantes de otros municipios, por lo que intuye que «habrá dificultades con el transporte, sobre todo si al final se hacen turnos».
En este instituto cursan sus estudios 420 jóvenes. «Estamos a tope, así que no sé cómo van a solucionar el problema de espacio» si se opta por establecer unas ratios de alumnos por clase. Durante estos más de dos meses de castigo del coronavirus, los profesores del Hoces del Duratón han puesto su granito de arena y han elaborado pantallas protectoras con la impresora de tres dimensiones del centro, que han distribuido entre consultorios y residencias de ancianos. «También para el profesorado, porque es muy complicado dar clase con la mascarilla», apostilla Guitián.
Todas las escuelas, colegios e institutos de la provincia tienen la directriz de mantener las instalaciones y los equipos desinfectados. La vuelta a las aulas, cuando se produzca, debería incluir esta novedad para prevenir contagios. Botes dosificadores de gel estarán disponibles a la entrada del centro y a la salida, así como en las diferentes estancias.
Esta semana, con la entrada de la provincia en la fase 1 de la desescalada, los equipos de limpieza han entrado en los centros escolares y universitarios para proceder a la desinfección. El siguiente paso dentro de esta misma etapa es que pueda retomarse la actividad administrativa tras pasar la prueba de la higiene. Mientras tanto, el curso encara su recta final. Hay profesores que imparten sus clases 'on line' desde esas aulas vacías o desde sus casas a un alumnado que está al otro lado del ordenador o del móvil.
«A todos los que han necesitado la tarjeta de datos se les proporcionado», asegura el director del instituto Andrés Laguna de la capital. Rodrigo Santos incide en que ahora el objetivo es acabar el ejercicio académico y «en estamos focalizados». En cuanto al curso que viene, «haremos lo que nos mande la Junta con las medidas de protección que correspondan de desinfección, mascarillas, distancias de separación, mamparas...». Todo lo que ahora pueda planearse, mañana o la semana que viene puede que no sirva. «Lo que vale es lo que diga la normativa», subraya Santos. En su caso, el centro que dirige cuenta, entre el turno de mañana y el vespertino, con unos mil alumnos. Este tamaño por encima de la media hace que «sea más difícil» gestionar este escenario de «incertidumbre», aunque «hasta ahora se nos están dando bien», apostilla en referencia al método obligado de las clases 'on-line'.
La oferta inicial de plazas vacantes en las distintas etapas de la enseñanza reglada para el ejercicio escolar 2020-21 ha engordado con respecto al curso que encara su recta final. El aumento es del 6,6%, según los datos de la Dirección Provincial de Educación. La primera lectura es que el descenso de la natalidad que lleva padeciendo Segovia desde hace varios años se nota en las aulas. No tanto en el ciclo de Infantil, donde las 2.235 plazas disponibles apenas suponen un incremento del 1%. Sin embargo, Primaria ha visto cómo ha crecido el número de pupitres libres un 12%. Parara el curso 2020-21, Educación oferta 2.500 vacantes. Secundaria vive un panorama parecido, con un aumento del 10% en el cupo ofertado hasta alcanzar las 1.635. Y Bachillerato apenas varía. En total, 7.364 vacantes en los centros que buscan alumnos.
Una de las grades dudas que encierra el curso próximo, además del calendario, es la gestión del tamaño de las clases si se impone la separación de dos metros entre estudiantes. De aplicarse, obligará a reorganizar grupos e incluso turnos. Habilitar espacio para acogerlos será un escollo, pero hay otro sobre el que llama la atención el director del instituto Cauca Romana, Pablo Román. «Nos condiciona el cupo de profesores» que han de solicitar los centros. El suyo, con 125 estudiantes, es de los pequeños en comparación con otros donde el alumnado es más numeroso. A favor de la planificación que puede llevar a cabo de cara al curso que se avecina que la proporción «no llega a quince alumnos por clase». Además, «hay aulas libres que usamos como desdobles, por lo que quizás el número de aulas sea un problema en otros sitios, pero no tanto aquí».
La indefinición sobre formato en el que se impartirán las clases le preocupa más. Entre las ideas que se han lanzado al aire en las últimas semanas está la de aplicar un modelo «mixto» que divide las clases entre aquellos estudiantes presenciales que acudirían a los centros y otros que seguirían las enseñanzas vía telemática. Román ve el inconveniente de la necesidad de dotar de equipos tecnológicos adecuados porque «en nuestro caso hay chicos de pueblos de alrededor que tienen una conexión que deja mucho que desear».
Además, esta fórmula implicaría la grabación de los profesores en su trabajo docente y «muchos no quieren que se les grabe». «No hay nada legislado al respecto», añade el director.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.