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Un trabajador, en el crematorio de Santa Teresa en Segovia. Antonio Tanarro

Segovia

Las incineraciones superan ya a los enterramientos en la provincia

Las cremaciones aumentan cerca de un 40% en los últimos siete años, una tendencia que se explica para aligerar el luto y marcar distancia con los cementerios

Miércoles, 1 de noviembre 2023, 08:39

La mayor distancia social con los cementerios y las opciones para dar un uso personalizado a las cenizas han alterado en los últimos años la balanza de los servicios funerarios. Las incineraciones han ganado peso con el transcurso de los años y son ya la ... opción preferida respecto a los enterramientos. Los cálculos de la Agencia Funeraria Santa Teresa es que el número de cremaciones anuales está por encima de las 650, entre algo más de un millar de fallecidos anuales, un 60% del total. En 2016, hubo unas 400 incineraciones, que entonces representaban en torno a un 35%. Una tendencia que se ha consolidado en la provincia por la apertura de un nuevo crematorio en Cuéllar, en 2018, y por la pandemia, que invitaba a acelerar los trámites para evitar aglomeraciones. Preferimos las cenizas a las tumbas.

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Si bien es cierto que las incineraciones crecen más despacio que años atrás –hace una década el porcentaje interanual ha llegado al 25% y ahora no supera el cinco– el fenómeno parece ya irreversible. La Agencia Santa Teresa abrió el crematorio de Segovia en 2011. Ahí empezó una «pequeña subida», subraya su director, Óscar de la Fuente, porque ya no era necesario acudir a Valladolid o Ávila. Habla de un «repunte» entre 2014 y 2019, un ascenso que ha continuado a partir del covid. «Antes de la pandemia, ya apuntaba maneras. De hecho, estamos tendiendo a montar más hornos crematorios». Tras el de Cuéllar, el siguiente será Cantalejo. Y hay otros proyectos avanzados.

De la Fuente lo explica por un cambio generacional. «La gente tenía los cementerios del pueblo y enterraba al abuelo con la abuela, al padre con la hija y al hermano con el cuñado». La incineración no excluye el enterramiento, pues entre un 35% y un 40% acaban en nichos o panteones, aunque este porcentaje también va a la baja respecto al total de las cremaciones. El resto tienen casuísticas muy diversas, desde quien las mantiene en casa, las esparce, renuncia a ellas –en torno a un 10%– o recurre a nuevos formatos como utilizar urnas biodegradables para transformar los restos del fallecido en un árbol o una planta.

243 enterramientos

se han realizado hasta el 17 de octubre en la ciudad de Segovia, de los que uno se corresponde con la muerte de un párvulo.

200 inhumaciones

se llevaron a cabo en nichos, mientras que 16 fueron en tierra, 19 en panteones y tan solo ocho en laúdes.

Entre los factores, De la Fuente no cree que el aspecto económico explique el cambio. «Lo que no te gastas en la incineración, te lo gastas en la sepultura o en la lápida. La inhumación se está viniendo abajo porque nadie quiere ir a un cementerio, lo ve tétrico. Eso está echando mucho atrás a la gente». La incineración entronca con una tendencia a hacer menos colectiva la despedida del ser querido en pos de formatos más íntimos, con menos gente, menos figurantes, algo que rompe con los formatos más clásicos, esos enterramientos masivos con todo el pueblo en la calle. «Hay una tendencia a minimizar el culto a la despedida».

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En la capital

Los datos del Cementerio del Santo Ángel de la Guarda de la capital refutan la tendencia: allí también hay más cenizas. En 2015 se depositaron los restos cremados de 102 fallecidos, que entonces representaban un 20% del total de los servicios; el año pasado fueron 121 –el 26,4% del total– y en lo que va de año, hasta el 17 de octubre, van 97, un 28,5%.

El paso de los años muestra a una población más envejecida, pues la edad media de los fallecidos en 2015 era de 81 años y en lo que va de 2023 ya está en los 85. En diez meses han fallecido más centenarios (9) que en todo 2015 (6). El hecho de que cada vez mueran personas más mayores hace que el porcentaje de mujeres aumente porque su esperanza de vida es mayor. En 2015 fueron un 52,2% y en lo que va de año, el 59,9%. Mueren más porque viven más.

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El cementerio de la capital, con un centenar de nichos libres, no sufre amenazas de saturación, en parte porque su demanda va a la baja: en 2015 hubo 391 enterramientos y el año pasado, 337, lo que representa una caída del 13%. El Ayuntamiento tiene prevista la adquisición de nuevos nichos y el propio ciclo funerario, la rutina de retirar los enterramientos tras diez años hacia al osario común –los familiares pueden reclamar los restos si así los desean–, libera espacio.

No está en los planes municipales la ampliación del terreno. Sí el compromiso electoral del alcalde, José Mazarías, de habilitar un espacio, al ejemplo de otras ciudades, como una suerte de patio con buzones, tanto en pared como en suelo, con los nombres de las cenizas allí depositadas. El nicho en la opción preferida –hasta 200 e los 243 enterramientos en lo que va de año– y ha habido 45 traslados fuera de la capital.

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Mayor libertad

La normativa concede más libertad con las incineraciones. Por ejemplo, cuando se depositan en un nicho, permiten su apertura para incorporar una segunda urna, algo que no ocurre con los restos humanos sin cremar, pues la normativa impide abrirlo hasta que no pasen dos años. El precedente ocurrió en el camposanto segoviano. Una persona fue enterrada y, días después, falleció su pareja; para facilitar el proceso, decidieron incinerar su cuerpo y que compartieran nicho, pero no fue posible.

9 personas

de más de 100 años han sido enterradas en el cementerio municipal en lo que va de año, cuando en 2022 fueron diez.

58% porcentaje

de sepelios hasta octubre en el camposanto segoviano se corresponden con mujeres.

Las restricciones de la pandemia también elevaron el número de incineraciones. «Hubo cenizas que estuvieron sin recoger en el crematorio bastante tiempo», subraya la concejala de Servicios Sociales, Azucena Suárez. Aunque las cremaciones ahorran espacio, aboga por respetar sin intromisiones la decisión de las familias.

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El nuevo Gobierno municipal retomó los servicios religiosos después de que su antecesor diera por finalizado a principios de año el convenio con el Obispado de Segovia, una herramienta también habilitada para el resto de concesiones. Como casi todos los servicios son católicos, han firmado un contrato menor con esta entidad y remiten facturas puntuales para el resto de cultos. También retomará hoy la misa de difuntos, suprimida por la coalición saliente que formaban PSOE e IU, que abogaba por destinar el montante a la protectora de animales. «Entendemos que es un servicio más a la ciudadanía, como son las instalaciones deportivas, el Ayuntamiento tiene que prestarlo», subraya Suárez.

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