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Lleva 32 años en el Ayuntamiento de Segovia, donde entró en 1988 «de casualidad y de forma temporal». Empezó de limpiadora y cubrió unas ... vacaciones, pero pronto se hizo con el puesto de operaria de cometidos varios en Alcaldía. «Lo llevo un poco en los genes», bromea Mercedes Velasco Calle, la tercera generación de su familia que trabaja en el Ayuntamiento de la capital. Antes que ella su abuela y su madre ya dedicaron su tiempo a que en el Consistorio no faltase de nada.
Con motivo del confinamiento decretado por el estado de alarma y de la consecuente reducción de actividad en el Ayuntamiento, su carga de trabajo también ha disminuido. «Normalmente tenemos mucho que hacer. Ahora tenemos que hacer lo básico», señala Mercedes. Entre sus funciones está comprobar que no falta nada que pueda obstaculizar el día a día –condicionado en la actualidad– de los trabajadores o atender llamadas telefónicas. «Estos días hay de todo. Son muchos los que llaman por cuestiones administrativas como el pago de tributos o de multas, pero también hay gente que pide información sobre los servicios especiales que ofrece el Ayuntamiento estos días», indica. Por ejemplo, una pareja de personas mayores llamó ayer por si había alguien que pudiera cocinar y llevarles la comida. «Me decían que ellos no querían hamburguesas ni nada de eso», recuerda Mercedes, encargada de derivar ese tipo de llamadas a Servicios Sociales.
La menor carga de trabajo también se ha traducido en un cambio en los turnos de los operarios. Normalmente, cinco acuden por la mañana y un sexto lo hace por la tarde, cuando la actividad en el Ayuntamiento es bastante más baja. Pero con la cuarentena y con una reducción del número de empleados que trabajan en el Consistorio se han repartido los turnos para que cada día haya dos operarios. «Lo llevamos bien, aunque con mucha precaución y el lógico miedo a un posible contagio», declara.
Por el momento, Mercedes no percibe un ambiente de tensión en el edificio situado en la Plaza Mayor. «Lo que hay es preocupación, pero no tensión. Y muchas ganas de hacer lo que haga falta para salir de esta situación», comenta. En este sentido, subraya que no ha observado momentos de bajón en algún compañero. Y si estos llegasen, destaca que durante los últimos días se ha reforzado un compañerismo que ya era fuerte antes de la crisis: «Siempre ha sido muy bueno, pero ahora más si cabe».
Más de tres décadas en una institución como el Ayuntamiento de Segovia dan para una gran cantidad de recuerdos, anécdotas y amistades hechas con compañeros de trabajo. «Lo mejor que tiene venir a trabajar aquí todos los días es la compañía. Lo mejor son todos mis compañeros. Vengo a trabajar muy contenta», comenta Mercedes Velasco. Lo peor, «por señalar algo», los madrugones.
El buen trato también lo ha conseguido con los distintos alcaldes que han pasado por el Ayuntamiento desde 1988 (Antonio Perteguer, Ramón Escobar, José Antonio López Arranz, Pedro Arahuetes y Clara Luquero). «El funcionamiento del Ayuntamiento ha sido más o menos igual con cada uno de ellos. No hay grandes diferencias», comenta. Tampoco en la relación. «Con todos he tenido una muy buena relación. Les ha habido más serios y otros que lo eran menos», resalta.
No obstante, sí que destaca los cambios vividos en el Ayuntamiento en estos más de 30 años: «Cuando entré aquí estaban dentro todos los servicios municipales menos los bomberos. Ahora la mayoría están en otras dependencias».
En sus tres décadas de experiencia en el Ayuntamiento de Segovia, Mercedes no recuerda una situación parecida. Tan solo una huelga general en la que acudieron al Consistorio los servicios mínimos. «Aquella vez fue tan solo un día», rememora. Ahora señala el impacto que le produce cada día ver su lugar de trabajo y el entorno que le rodea, en el que normalmente hay cientos de personas, casi desértico. «Me impresiona mucho ver el Ayuntamiento vacío y con ese silencio tan triste», afirma. Pero no solo en el interior del edificio, también en la Plaza Mayor donde observa los bares cerrados y las calles sin gente. «Había días que querías un poco de silencio y tranquilidad de tanto bullicio, pero ahora es algo que echo de menos», reconoce.
Mercedes se declara optimista y prefiere pensar que todo saldrá bien. Considera que con una actitud positiva será más fácil superar una crisis sanitaria que afronta sin ponerse plazos. No piensa en los días que faltan para volver a la normalidad, en parte,porque nadie sabe con exactitud cuando llegará ese momento. Prefiere pensar en que cada día que pasa «es un día menos y un día que ya hemos superado».
Pese a su optimismo y su actitud positiva, confiesa que hay ocasiones en las que le cuesta desconectar de la situación que se vive en la calle y en su centro de trabajo. Para lograrlo, para conseguir sacar el coronavirus de la mente, apuesta por la lectura cuando llega a casa y por las manualidades. Además, el apoyo y el contacto con la familia también es importante para soportar mejor la situación. «Cada día hablo por teléfono con mis hijos dos o tres veces», concluye Mercedes.
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