Hugo Díaz completa su regreso y salva a una Sego sostenida por Oliva

Ramsés sacó el once más exótico de su trayectoria como entrenador. Con David López lesionado por sus reiterados problemas en el pubis, fue Astray el que ocupó el puesto de central mientras Javi Marcos no entraba en la convocatoria. El Sestao visita el jueves La Albuera y tocaba reservar efectivos para la Copa porque hay mucho dinero y prestigio en juego: los derechos por pasar ronda y la taquilla por recibir a un Primera. Por eso se quedó Carmona en el banco y salió Oliva, el juvenil invicto en sus tres partidos como portero del primer equipo el curso pasado. Plomer, tocado tras un golpe en el costado, tampoco se vistió. Otros fijos de cualquier once como Javi Borrego o los dos laterales –Silva y Rubén– fueron suplentes.

El viento no estaba en las alineaciones, pero mandaba más que cualquier dibujo táctico. El San Fernando lo entendió y pidió el cambio de campos cuando ganó el sorteo: querían jugar con él a favor. El cuadro canario, un teórico candidato al descenso del que no convenía fiarse –ya ganó en San Sebastián de los Reyes–, se subió al tren de Eolo y Stephane probó suerte tirando directamente a portería una falta vecina al semicírculo central. Sin sustos para Oliva.

Pero la tranquilidad no duraría mucho para el portero. Astray facilitó un contragolpe soñado a los canarios con una entrega más propia de un media punta que de un central, la consecuencia de la polivalencia, que a veces se convierte en falta de identidad. Fue su único error de un partido que fue a más. Abel llegó a la cobertura, pero fue Oliva el que salió al rescate con una intervención de mérito, no solo por el gesto sino por haber tapado huecos. No necesitaba demasiado el San Fernando para hacerse notar, con Ribalta inquietando por la izquierda y un centro del campo sólido que obligó a Ramsés a retrasar a Fer Llorente a la altura de Manu.

Los males de la Segoviana empezaron en la definición, pero han desembocado un mes después en un fallo multiorgánico. En Guadalajara ya no solo faltaba el gol, sino las ocasiones. A eso se sumó ayer el juego de un equipo que no alcanzaba el nivel uno de la creación, sacar la pelota con criterio desde la defensa. El público se contagió de la insípida propuesta y empezó el runrún con un equipo que solo se acercaba al gol en un centro pasado que peinó Hugo Marcos para que Astray mandara alto el rechace y en una contra de Pablo Arranz, superado en el mano a mano por la superioridad física de Felipe.

Quien más se acercó al gol fue el equipo que más atrás tenía sus líneas. Stephane cabeceó algo forzado en área chica un envío que no cogió portería. Poco después, Ribalta tuvo una contra deliciosa, pero su pase lateral no encontró a Saúl por un suspiro. Mientras, la Segoviana se complicaba. Manu, desubicado, regalaba una amarilla y rozaba la segunda antes del descanso. También la veía Arévalo, de los pocos que salvó el expediente en un día muy emotivo por el reciente fallecimiento de su madre.

El susto al regreso de vestuarios llegó en la grada con el desvanecimiento de un aficionado que movilizó a los servicios de emergencia, un runrún que llevó a la árbitra a parar el partido. El viento jugaba ahora en contra del San Fernando, lo comprobó Galán cuando frenó su tiro desde el centro del campo con la intención de sorprender a Oliva. Los canarios estaban muy cómodos, máxime cuando Abel se durmió y facilitó una contra dos contra uno que Ribalta no resolvió con colmillo, un tiro centrado que bloqueó de pie Oliva.

Pasaban los minutos, la Segoviana no despertaba y los canarios seguían abriendo los boletos de la tómbola. La colegiada tuvo que parar de nuevo el partido, esta vez tras un pelotazo en la cara de Astray en el corazón de su área. En la banda esperaban su turno De la Mata, Hugo Díaz y Javi Borrego, el escuadrón de rescate. Antes de los cambios, llegó otra contra para el San Fernando que Ribolta resolvió con la misma individualidad que la ocasión anterior, un disparo algo que provocó aspavientos en los tres compañeros que le acompañaban en su incursión en área azulgrana. Fue el prólogo a la mejor ocasión del partido, un mano a mano de Galán –presuntamente partía desde posición de fuera de juego– que salvó de nuevo el bombero Oliva con una salida rápida y una manopla.

Ramsés quitó a los dos amonestados y puso a Merencio como lateral izquierdo de emergencia, hasta que entrara Rubén 12 minutos después. El riesgo funcionó, llegaron las mejores ocasiones de la Sego, sobre todo un centro desde la derecha que Segovia cabeceó con fuerza desde el corazón del área, un proyectil centrado que repelió David. Llegaría otro testarazo de Hugo Díaz tras un córner y un tiro envenenado de Fer Llorente. Con todo, el gol pudo ser de los visitantes, incluso perdiendo tiempo, con Oliva salvando contras. Pero el fútbol sonrió a la Sego, un final que los canarios se tomaron mal, con un rifirrafe que terminó con Plomer en el suelo y un tipo del banquillo visitante golpeándole la cabeza con un rodillazo. Oliva, un ejemplo de madurez, le expulsó del campo y le dejó sin puntos.