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María José Muñoz muestra múltiples objetos de plástico para uso hostelero. Óscar Costa
La hostelería dice adiós al plástico en el peor momento

La hostelería dice adiós al plástico en el peor momento

El sector afronta la transición hacia los materiales biodegradables, más caros que los plásticos, cuando todavía está remontando la crisis

Laura Lopez

Segovia

Martes, 7 de septiembre 2021, 10:47

El pasado 3 julio entró en vigor la directiva europea aprobada en 2019 para la lucha contra la contaminación por plásticos. Su objetivo es retirar del mercado los productos de plástico de un solo uso y los fabricados con plástico oxodegradable y apostar por materiales alternativos como los biodegradables y compostables. Queda así prohibida desde esa fecha la venta de, entre otros, los cubiertos y platos de plástico desechables, pajitas, bastoncillos y los palitos de plástico para sostener globos.

Según la Comisión Europea, más del 80% de la basura hallada en el mar es plástico. De acuerdo a la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), cada año se vierte una media de ocho millones de toneladas de plástico a los océanos, lo que equivale a vaciar un camión lleno de plástico cada minuto. En un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios, se hallaron microplásticos en el 68 por ciento de 102 alimentos de origen marino analizados.

En España aún está pendiente la aprobación de la Ley de Residuos y Contaminación del Suelo, pero el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico publicó una nota informativa en la que aclaraba que las medidas entraban en vigor en España a partir del 3 de julio.

Uno de los sectores más afectados por estas nuevas medidas es la hostelería. Según narra el gerente de Hotuse, Javier García Crespo, los bares y restaurantes han ido adaptándose a la normativa poco a poco, compaginando este cambio con crisis derivada de la pandemia: «Todo cuesta más según están las cosas», apunta.

Las alternativas a los productos de plástico son más caras: «Esto encarece los costes, es otra cosa más después de la que nos está cayendo, no es lo más grave del mundo pero todo suma, cada normativa que tienes que cumplir lo que hace es ponerle al empresario cada vez más costes: Te subo la luz, ahora los materiales, no te dejo abrir, te reduzco los aforos... vas cargando de costes innecesarios a una empresa y al final esto hace que sea menos viable, ese es el problema», reflexiona García Crespo. Este verano, la hostelería está trabajando «más o menos bien», aunque no tanto como esperaban desde la agrupación de empresarios. «No es como otros veranos, pero se está trabajando, los alojamientos trabajan mucho con la última hora, el ocio nocturno está machacado y no levanta cabeza, han vuelto a quitar la barra y ahora esto… nos lo ponen muy difícil con tantas restricciones», lamenta el portavoz del sector.

Las empresas dedicadas a proveer de estos materiales a bares, restaurantes y tiendas como Muñoz Hostelería ya vieron venir desde hace tiempo esta transición: «Se sabía que los plásticos tendían a desaparecer, nosotros según se iban acabando las referencias, íbamos sustituyéndolos por otros materiales como el papel kraft y otros biodegradables», relata la gerente, María José Muñoz. Las principales alternativas al plástico de un solo uso son los materiales hechos con los plásticos PLA (de composición vegetal biodegradable) o el papel kraft, además de algunos que son compostables, como los formados con caña de azúcar y los fabricados a base de maíz.

A pesar de ser una tendencia de hace tiempo, el mercado no ha podido evitar cierto colapso de la demanda cuando ha llegado el momento límite. Esto ha alargado los plazos para conseguir los materiales y encarecido los precios. «Al principio, de los envases de cartón, de papel, y todas esas cosas, no había existencias, se había terminado todo, porque todo viene de China y otros países asiáticos, no fabricamos nada aquí», comenta la empresaria.

A esto hay que añadir la subida de precios generalizada en materias primas por el precio del transporte, de carretera por el precio del combustible y marítimo, por el precio del contenedor. «Ha subido todo porque todo el mundo tiene demanda de estos artículos y no hay cómo abastecer, como pasó con las mascarillas», ejemplifica María José Muñoz.

En la actualidad, aunque con algunas dificultades, la situación para empresas como Hostelería Muñoz es más o menos sostenible: «Nos vamos apañando, porque no se tiene un solo proveedor, se tienen varios, y hay referencias muy parecidas, entonces si no encuentran un envase de un kilo doscientos con tapa de un color, lo tendrán en otro, se pueden buscar alternativas para seguir trabajando», explica.

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