Remite el coronavirus y vuelven las enfermedades de transmisión sexual (ETS). La pandemia redujo el número de infecciones en los registros porque se redujo el contacto social y porque «la gente no consultaba en el sistema sanitario», pero la nueva normalidad ha recuperado los viejos ... hábitos, explica Ana Carrero, internista del Hospital General de Segovia especializada en el tema. «Lo que estamos viendo ahora es una explosión». Habla de «un aumento exponencial» en todos los departamentos de enfermedades infecciosas con datos que oscilan entre el 25% y el 30% respecto al año anterior.
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La experiencia diaria de Carrero legitima estos datos. «Nosotros vemos más casos, fundamentalmente de sífilis». Habla de un perfil parecido al de los últimos años. «Fundamentalmente, varones que tienen sexo con varones, pero también vemos algún caso en mujeres y en relaciones heterosexuales, aunque sea más esporádico. Realmente es un perfil parecido al de hace cuatro años, pero con más número y en una población un poquito más joven».
La internista, encargada de las charlas sobre transmisión sexual en el último año, utiliza en sus exposiciones datos nacionales, al carecer el Hospital General de Segovia de una estadística propia sobre estas enfermedades. Ella gestiona la consulta Prep (Profilaxis preexposición), para pacientes que mantienen relaciones sexuales no protegidas, que persigue principalmente evitar la transmisión del VIH. Hasta agosto esta consulta cuenta con 17 personas, todos hombres, aunque no hace distinción de sexo; de ellos, un 74% ha contraído alguna infección de transmisión sexual.
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El Hospital General no tiene una consulta específica de transmisión sexual, sino que atiende a los pacientes derivados de Urgencias o de los centros de salud. «Evidentemente, los casos son bastante variados, pero el perfil de pacientes que estamos viendo es personas jóvenes, fundamentalmente varones, que tienen relaciones sexuales no protegidas», subraya Carrero, que no entra en los motivos para no usar preservativo y ubica el fenómeno en el terreno de la imprudencia. «El beneficio de una relación no protegida es entrar en el ámbito del placer. La gente no va buscando contagiarse de una enfermedad de transmisión sexual».
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Estas enfermedades se caracterizan por su origen infeccioso y la transmisión por el contacto directo de persona a persona durante la relación sexual. Producen síntomas muy distintos, pero en muchas ocasiones son asintomáticas. «Es importante remarcar que pueden afectar a cualquier persona. Que esto no va asociado ni a clase social ni a ningún perfil concreto. Todos nos podemos contagiar, basta con que no nos pongamos preservativo». Carrero subraya que pueden transmitirse tanto en el sexo genital como en el oral –ocurre con el contacto entre mucosas, ya sea por la boca, vagina, vulva, glande o ano, fluidos sexuales o sangre– y que no dejan inmunidad. El riesgo de transmisión equivale a no usar un método de barrera. O a utilizarlo mal.
Carrero explica el perfil mayoritariamente masculino en su consulta por el mayor número de parejas. «Se facilita más la transmisión en el tipo de relación que tienen los varones, ya sea heterosexual u homosexual, no es excluyente». Subraya que la infección del VIH va «íntimamente ligada» a las ETS y habla de factores de riesgo como el sexo en grupo, la utilización de drogas recreativas o el contexto. «Estamos en un momento social en el cual se está banalizando mucho el riesgo de las infecciones de transmisión sexual. La infección más conocida es el VIH y tenemos un tratamiento que la ha convertido en una enfermedad crónica. Se ha perdido el miedo al resto». El 17% de la población entre 18 y 49 años mantiene relaciones sexuales con parejas ocasionales y el 41% de este grupo no utiliza preservativo, según el Instituto Nacional de Estadística.
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La dimensión del problema, según datos de centros especializados estadounidenses, es tal que un millón de personas se contagia cada día. Carrero refrende un «grandísimo aumento» entre adolescentes y jóvenes. La más habitual es la clamidia tracomatis; dos tercios de los casos de esa infección a nivel mundial fueron en personas entre 15 y 24 años. En apenas tres años, pasó de afectar a 18,04 de cada 100.000 habitantes a 44,18. El 54,4% de los casos ocurren en mujeres, mientras los hombres son mayoría en la infección gonocócica (79,7%) o sífilis (88,7%). La OMS declaró su erradicación como uno de sus objetivos. «Es algo que no solo no se ha cumplido, sino que está en claro aumento», lamenta la internista.
Aunque el abanico es variado, hay tendencias. «El problema fundamental que tenemos ahora mismo es la sífilis, la infección por clamidia y la infección gonocócica, cuyos casos han aumentado en más de un 25% entre 2013 y 2019. Entre 206 y 2019, la sífilis aumentó un 20% y la clamidia, un 34%. Son datos de la Unidad de Vigilancia Epidemiológica de Transmisión Sexual del Ministerio de Sanidad.
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