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Cirujanos realizan una operación a un paciente de cáncer de próstata. El Norte

El Hospital General diagnostica una media de 150 cánceres de próstata al año

Los urólogos abogan por un cribado general, replicando la estrategia contra el tumor de mama, para reducir la mortalidad

Lunes, 16 de diciembre 2024, 14:41

La estadística apunta a que la incidencia del cáncer de próstata en Segovia está por encima de la media nacional, algo que podría explicarse por el envejecimiento de la población. El servicio de Anatomía Patológica del Hospital General ha alumbrado en los últimos cuatro años ... una media de 150 biopsias positivas. La estimación es que este 2024 termine en España con 30.100 casos nuevos, una incidencia media de unos 63 por cada 100.000 habitantes. Si la provincia siguiera ese promedio, no superaría los 100. Es decir, hay casi un 50% más de diagnósticos.

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El PSA –las siglas en inglés de Antígeno Prostático Específico– es la molécula con la que se busca la detección temprana del cáncer de próstata. Con todo, es solo una pista, pues se trata de un marcador prostático, no tumoral. «Nos indica que algo pasa en la próstata, pero puede ser benigno o maligno. Es la primera señal de alarma que tenemos. A partir de ahí es cuando se inician los estudios», subraya la uróloga encargada de la consulta de cáncer de próstata avanzado en el Hospital General de Segovia, Sara Díaz Naranjo. Es un indicio para realizar una biopsia, la prueba imprescindible para confirmar el diagnóstico.

30.100 casos nuevos en España en 2024

La importancia del PSA ha evolucionado en la comunidad científica en los últimos años con el 'screening' –cribado– como dilema, es decir, si compensaba extender las pruebas a la población general, como ocurre con las mamografías. Hace algo más de diez años, coincidieron dos grandes investigaciones, una en Europa y otra en Estados Unidos, con resultados contradictorios. La primera concluyó que merecía la pena; el segundo informe, que no. El criterio era hasta qué punto el diagnóstico precoz reducía la mortalidad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) optó por la visión estadounidense y abogó por no hacer el cribado.

El paso del tiempo ha supuesto que las conclusiones se argumentaban, en parte, por el sistema sanitario –muchos estadounidenses no se trataban después del diagnóstico, por voluntad o por dinero, así que saberlo antes no era crucial– y la OMS cambió de opinión. Todo desembocó en la directiva europea publicada en 2023.

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«Los urólogos hemos insistido siempre, aunque la Organización Mundial de la Salud se haya resistido como gato panza arriba», subraya la doctora Díaz Naranjo. Ahora queda por ver el cómo. Hay en marcha un ensayo vehiculado por la Asociación Europea de Urología. «Es algo verdaderamente complejo. A priori, se debería hacer uno inicial al cumplir los 50 años y si hay antecedentes familiares de cáncer de próstata, debería empezar antes, mínimo a las 45», señala la especialista.

La incidencia en la provincia es superior a la media nacional debido al paulatino envejecimiento de la población

La facultativa sitúa la eficacia en la personalización. «La repetición de las pruebas no debe ser anual para todos. Según la edad y otros factores, uno se lo tendrá que repetir en siete años y otros en cuatro», indica. En cualquier caso, cree imprescindible establecer un protocolo institucional a través de las consejerías de Sanidad, como con las mamografías. «Al cumplir los 50 deberían recibir su carta y ponerse en marcha la maquinaria». Las analíticas de empresa han sido un aliado reciente para el diagnóstico de los cánceres de próstata. «Hay cada vez más sitios en los que te incluyen el PSA», apostilla.

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Hasta ahora impera el cribado oportunista: todo varón que lo solicita o que es candidato bajo el criterio del médico de cabecera se somete a la prueba. «Muchos han creído desde el inicio, como los urólogos, y lo hacen, no sistemáticamente, pero casi. Otros se limitan a la presencia de síntomas». Un principio erróneo, subraya Díaz Naranjo, pues solamente el 25% de los cánceres los tienen. «Eso hace que a veces el diagnóstico se realice en un estadio avanzado», lamenta la especialista segoviana.

Unida al tacto rectal

El indicador normal de PSA es hasta cuatro nanogramos por milímetro; entre 4 y 10 «es difícil precisar si se debe a causas benignas o malignas». Ocurre algo en la próstata, pero lo más normal es que sea su crecimiento benigno con la edad. Por eso esta prueba va unida «sí o sí» al tacto rectal en busca de nódulos que sugieran la presencia de un tumor, explica la uróloga. «Porque la próstata es como una mandarina, el palito blanco del medio es la uretra, por donde se orina; los gajos es lo que crece con la edad, y la cáscara es donde aparecen la mayoría de cánceres. Si hacemos más 'screening', diagnosticaremos más», subraya Sara Díaz Naranjo. «La gracia está en que consigamos demostrar que a pesar de que diagnosticamos más, se nos mueren menos».

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Al servicio de Urología llegan pacientes con PSA elevado o tacto rectal sospechoso. «Ahí es cuando decidimos si ese paciente necesita o no una biopsia». Un procedimiento «relativamente sencillo, pero invasivo», aunque se hace en consulta. «Y nos gustaría disponer de medios para precisar antes de hacerla», matiza. Y es que muchas no permiten confirmar el cáncer. La alternativa es una resonancia magnética. «Pero no existen medios para hacérsela a todos los pacientes a los que se somete a una biopsia». En la práctica se usa cuando la primera es negativa y el PSA sigue subiendo; antes de hacer la segunda, se opta por resonancia.

«Al cumplir los 50 años deberían recibir su carta y ponerse en marcha la maquinaria», afirma la uróloga Sara Díaz Naranjo

Muchos cánceres no se desarrollan de forma agresiva. «Se podía hacer una vigilancia sin tratar y el paciente no tenía que asumir los efectos secundarios del tratamiento. Por eso se habló de 'sobrediagnóstico' y el precoz quedó un poco entredicho», aclara la doctora. El paso del tiempo ha clasificado a los pacientes por grupos de riesgo y a los que lo tienen muy bajo se les plantea limitarse a pruebas periódicas y solo tratar si el tumor evoluciona. Con todo, son pocos los casos en Segovia.

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«El paciente tiene que convivir con que tiene un cáncer y no estamos haciendo 'nada'. Es una sensación muy cultural que en España no estamos muy preparados para asumir», declara la especialista. Es más habitual en Estados Unidos o en el norte de Europa.

Supervivencias largas

Lo primero es asegurar que el cáncer está limitado a la próstata. «Hoy en día todos los pacientes tienen supervivencias bastante largas, incluso los diseminados, porque siguen progresando los tratamientos en todas las fases de la enfermedad». Si el tumor está localizado, se aplica un tratamiento 'curativo' que consiste en radioterapia y cirugía. Los efectos son incontinencia en un 15% de los pacientes y disfunción eréctil en un 80%. Sube al 100% en los casos más graves, las metástasis en ganglios o huesos, porque el tratamiento consiste en bloquear la testosterona a través de fármacos que permiten un control cada vez más exhaustivo. «Hemos estado durante muchos años, quizás treinta, que había poquísimas cosas».

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Hacer una prueba solo cuando se tengan síntomas es «erróneo», ya que solo el 25% de los tumores los tienen

Pastillas e inyecciones que también provocan sofocos, como las mujeres en la menopausia –la privación hormonal es la misma– y disminuyen la masa muscular y ósea. «Algo en lo que tenemos que educar mucho a los pacientes es que tienen que hacer ejercicio de fuerza, cada uno dentro de sus posibilidades», destaca la uróloga. A veces hay que añadir quimioterapia, aunque es excepcional. Recientemente, se han sumado moléculas para hacer inmunoterapia. «Puestos a tener un cáncer, no está mal tener uno de próstata; porque lo normal es que su supervivencia, incluso en estadios avanzados, sea superior a cualquier otro», incide. Las muertes llegan cuando se extiende a otros lugares y ya no es posible acotarlo. Pero, cuando ocurre, pasan años.

Según 'Las cifras del cáncer en España 2024' de la Sociedad Española de Oncología Médica, el cáncer de próstata fue el cuarto tumor más frecuente en el mundo en 2020. Se prevé que este año también lo sea. En 2023 se diagnosticaron en España 33.769 nuevos casos y 6.011 personas fallecieron por esta causa, según el observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer. En 2022 se diagnosticaron 1.467.854 nuevos tumores de próstata en el mundo, con 397.430 hombres muertos, según Globocam, una entidad en la que participan la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer y la Organización Mundial de la Salud.

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