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El parque que une Coronel Rexach con San Antonio el Real parece una fiesta, con unas setenta personas disfrutando de rica comida, con mesas informativas y un escenario donde recitar poesía y cantar. Pero el motivo de lo que allí sucede no es para celebrar, sino para reivindicar. «No querríamos estar aquí», resume Paco Casas, uno de los miembros de la Plataforma Segoviana por el Pueblo Palestino, que ha organizado este fion de semana una vigilia de 24 horas, con acampada incluida, para levantar la voz contra la sangría de muertes a manos del ejército israelí. «Es muy difícil que nuestra acción sirva para algo, pero queremos que se oiga que no estamos de acuerdo con lo que está ocurriendo. Que nos parece una auténtica barbaridad que los humanos lleguemos a situaciones como esta», opina el portavoz.
En cuanto a los promotores de esta acampada, la Plataforma Segoviana por el Pueblo Palestino se formó hace algo más de un mes e incluye un abanico variado de colectivos como la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública, el Foro Social, el Ateneo Republicano, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, la Coordinadora de Pensionistas, un colectivo de estudiantes de IE University y la comunidad musulmana de Segovia, que se llevó los parabienes gastronómicos por su cuscús.
La convocatoria se precipitó con la invasión israelí de Rafah, al sur de Gaza, en una plataforma activa desde su nacimiento con varias manifestaciones, concentraciones y actos solidarios como una obra de teatro y un concierto.
Está siendo una acampada simbólica –desde las 11:00 horas de este sábado a la misma hora del domingo– lejos de otros formatos más duraderos de las universidades. Los organizadores tuvieron que pedir permiso al Ayuntamiento de Segovia, a la Subdelegación del Gobierno y, por hacerlo a ocho días de las elecciones europeas, a la Junta Electoral. Al ser un parque público, el requisito fue no utilizar el espacio de forma exclusiva y no hacer ruido a partir de las 12 de la noche.
Entre los curiosos del parque hubo de todo. «Algunos se sorprenden, preguntan, hablan. En general, la gente se muestra bastante participativa. Todo el mundo pide un folletito o pregunta por las actividades», señala Casas. Con todo el dolor que hay detrás de la convocatoria, consiguieron crear un entorno agradable, con juegos para los niños y un taller de relajación después de cenar, antes de meterse en las ocho tiendas desplegadas.
Así, estaba previsto que una quincena de personas pasara la noche al raso, como tantos palestinos que han perdido su techo. La vigilia se suma a un movimiento que partió de las universidades de Estados Unidos –la plataforma se reunió con un grupo de sus estudiantes– y que ha llegado a España con acampadas simbólicas y otras más duraderas. «Pensamos que era una buena idea que Segovia se sumase a esa forma de protestar contra el genocidio que se está produciendo», apunta el representante del colectivo promotor.
La lectura del manifiesto recordó la muerte de más 35.000 civiles, la mayoría mujeres y niños. «Las bombas han destruido casi por completo las infraestructuras básicas y obligado a abandonar sus hogares a más del 80% de los 2.300.000 gazatíes», recuerda el comunicado, que incide en que «Israel lleva todo ese tiempo impidiendo el paso de toda ayuda humanitaria y cortando los suministros de agua, electricidad y combustible, lo que provocará sin duda muchas más muertes por hambre y enfermedad, como ya está empezando a suceder».
Ante este diagnóstico, reivindicó alzar la voz. «Tenemos la convicción de que solo la presión ciudadana expresada de todas las formas puede parar esta agresión contra todo un pueblo. Tenemos que abandonar el silencio cómplice y exigir a nuestros políticos decisiones comprometidas para detener las muertes en masa de civiles en Gaza», llama a la movilización Casas.
Una vez concluida la lectura del manifiesto, hubo unos minutos de micrófono abierto. El portavoz responde también a críticas como: «Es que estáis a favor de los terroristas de Hamás». El mensaje que le dio un ciudadano contrario a la vigilia. «Nada más lejos. Estamos a favor de que las personas sigan vivas, que no se las mate, independientemente del lugar donde hayan nacido», replicó.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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