La historia del Martinete, en la historia de Navafría
Los hermanos Abán reformaron las instalaciones hidráulicas del pueblo para dedicarse al oficio de caldereros, una innovación que ha llegado a nuestros días a través del Museo Etnográfico
Hay herramientas, ingenios y aperos, que cambiaron el curso de la humanidad. Asemejar la rueda con un gran martillo pilón resulta tremendamente osado, y sin embargo, hubo uno, lo hay todavía, aunque ya no tenga la misma utilidad, que para Navafría supuso una innovación importante, aunque, efectivamente, incomparable con otras, y es que no hay dos historias iguales.
Noticia Relacionada
«Respeto al pasado y el Martinete como bandera de Navafría»
'El Martinete', que así se conoce a dicho martillo pilón, fue un artilugio llegado a Navafría a mediados del siglo XIX, traído por dos hermanos sorianos, Manuel y Enrique Abán, que se instalaron en la localidad segoviana, reformaron las instalaciones hidráulicas del siglo anterior y las adaptaron al trabajo en cobre para el oficio de calderero, aprovechando la fuerza del río Cega y el desnivel del terreno para el golpeo del yunque sobre la lámina. «Pom, pom, pom, pom» y así hasta 150 golpes por minuto se oían.

Tecnología de otra época, ya en el olvido como parte de un oficio, tras el declive de este, en la actualidad Navafría mantiene viva una parte de su historia que fue importante; no obstante, estuvo activo hasta casi las puertas de este milenio. Casi en ellas, en 1998, se le declaró Bien de Interés Cultural y, a su alrededor, se creó el Museo Etnográfico que lleva su nombre.
Fechas clave
-
Meidados del siglo XIX: Los hermanos Manuel y Enrique Abán introducen el Martinete en Navafría, un artilugio con el que innovaron el oficio de caldereros.
-
Origen indeterminado: Se desconoce el momento en el que 'los amantes de Navafría' pudieron vivir su historia de amor y de desamor, aunque ha llevado a nuestros días como veraz.
De esta manera, en el municipio honran la historia. Con el recuerdo de una leyenda de una pareja de enamorados abrazan el río Cega, que lo atraviesa de norte a sur, y que ha servido de fuente para su consumo y para los regadíos de sus tierras. Dice dicha leyenda de 'los amantes de Navafría', cuyo momento histórico no está determinado, que él se ganaba la vida dedicándose al pastoreo y a labores propias de la época, con la que ganarse el alcanzar el día siguiente, mientras que ella se preparaba para desposarse.
Como pertenecían a clases distintas, indica la historia, se veían a hurtadillas en el Pozo Verde, donde fueron descubiertos y obligados a separarse o a escapar para vivir su amor como querían, juntos, sin la oposición que encontraron. Al comprender que no podrían hacerlo, decidieron quitarse la vida, dejando que triunfara el amor, zambulléndose en el agua y aceptando ahogarse si ese era el modo en que podían ser uno. Llega a tal punto la historia –o el mito; la historia no está documentada como tal– que hay quien dice incluso haberlos visto en el río...
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.