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Faltaban unos minutos para las cuatro de la madrugada. «Noche cerrada y hacía fresco», comenta el comisario jefe de la Policía Nacional de Segovia, Miguel Ángel Martínez. Un dron con una cámara de calor acoplada detectaba algo. Estaba oculto, en un paraje de difícil acceso ... a pie. Pese a llevar más de treinta horas de búsqueda infructuosa de Antonio D. B., el anciano segoviano de 88 años, vecino de Santo Tomás, al que se le perdió la pista el domingo por la tarde, los equipos «no han cejado en ningún momento» en hallar al desaparecido con vida. Las señales que desprendía ese punto correspondían a las de una persona... «¡y estaba viva!», relata con emoción el comisario.
La destreza del piloto del dron y la propia tecnología ayudaron a «focalizar» desde el aire el lugar, a identificar mejor un lecho de zarzas y espinos en el que se cayó el anciano en su deambular durante horas y horas. A juzgar por los indicios que maneja la Policía Nacional, el hombre pudo haber permanecido en este sitio «la mayor parte del tiempo» que se ha alargado la búsqueda con los diferentes rastreos y batidas que se han sucedido casi sin respiro desde que la familia denunció la desaparición en la noche del domingo.
El segoviano extraviado se hallaba en una ubicación de «muy difícil acceso», reconoce el comisario jefe. Estaba oculto por una maraña de zarzas y espinos, en una zona de riscas y matorrales en un terraplén de aguda pendiente junto al Camino de la Presa y que en parte alta se alza hasta la tapia del cementerio de Segovia. Según las descripciones que han facilitado los responsables del Cuerpo Nacional de Policía en Segovia, se precipitó en una zona «profunda», que es donde se quedó casi todo el tiempo hasta que esta madrugada ha sido descubierto y rescatado con vida.
Sabía quién era; se daba cuenta y comentaba que se había desorientado hasta acabar en el lecho de zarzas y espinos en el que, al parecer, se cayó en su deambular desde el domingo por la tarde. Ahí se quedó, falto de fuerzas que ni siquiera podía gritar para indicar su posición, a pesar de que escuchaba cercanos los movimientos de los equipos de rescate.
El hombre estaba consciente y, aunque en un primer momento se comprobó que su estado de salud, para las vicisitudes acaecidas, era relativamente bueno, fue evacuado al Hospital General de Segovia para someterle a un reconocimiento médico más profundo.
Cuando los integrantes de la búsqueda le alumbraron con las linternas y comprobaron en ese mismo momento que estaba vivo y «relativamente bien salud, nos dio una inmensa alegría y nos abrazamos». La misión contra el reloj había finalizado con éxito, se felicita el comisario jefe de la Policía Nacional de Segovia, quien agradece la colaboración que desde el primer instante ha encontrado en otras instituciones y cuerpos de seguridad, así como en agrupaciones de voluntarios y particulares que se quisieron sumarse a las batidas.
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Inmediatamente, se le proporcionó agua para hidratarle, añade Martínez. El anciano llevaba más de treinta horas sin beber líquido ni comer. «Estuvo muchas horas andando, moviéndose por los alrededores» del lugar donde al final se quedó, explican fuentes policiales que han coordinado el dispositivo. Al caer el sol, deducen que Antonio D.B. se metió por un terraplén. Estos esfuerzos demuestran que el anciano «está físicamente fuerte».
De hecho, el comisario ensalza el buen estado del segoviano, pese a su avanzada edad. Para los responsables policiales, es una de las claves de que el desenlace haya sido feliz, sobre todo por los rigores que aguantó, con lluvia y frío por la noche y a primeras horas de las jornadas.
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