Carlos Martos, el senderista fallecido, sobre una imagen de archivo de un rescate de Ereim en Segovia. E. N.

Hallado el cadáver del senderista madrileño desaparecido el 3 de noviembre en la sierra de Ayllón

Un helicóptero y miembros del Greim participan en el rescate del cuerpo, que ha sido hallado este martes por la mañana en una zona entre barrancos de muy difícil acceso

Martes, 23 de junio 2020, 13:47

Han pasado 234 días desde que se perdiera la pista de Carlos Martos, senderista madrileño que se extravió el 3 de noviembre del año pasado en la zona de la sierra de Ayllón. Este martes, casi ocho meses después, los equipos que perseveraban en la búsqueda del excursionista han logrado acabar con la tensa y larga espera y han localizado el cadáver en «una zona de muy difícil acceso entre barrancos», tal y como se presuponía a lo largo de estos meses de incertidumbre.

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La Subdelegación del Gobierno en Segovia confirma el trágico, aunque esperado desenlace, de las tareas de búsqueda. Durante el invierno, a pesar de las inclemencias meteorológicas con viento y nieve, los trabajos del equipo de rescate de montaña la Guardia Civil continuaron, reforzados en ocasiones por otros cuerpos como dotaciones de Cruz Roja procedentes de Madrid.

El paso del tiempo sin noticias del montañero fue un mal aliado para los esfuerzos efectuados para encontrarle con vida en las primeras semanas tras la desaparición. Las propias autoridades emplazaban a la primavera, con unas condiciones meteorológicas más benignas para los dispositivos de búsqueda terrestres y aéreos, la posibilidad de hallar el cuerpo de Carlos Martos.

En las últimas semanas se habían intensificado las expediciones, afirman fuentes de la Subdelegación del Gobierno. En este despliegue han participado helicópteros y unidades caninas especializadas en el rastreo de personas perdidas, además de los miembros del equipo de rescate en montaña de la Guardia Civil. El entorno de la sierra de Ayllón, donde se le perdió la pista, se caracteriza por ser un terreno escarpado, con mucho matorral y recovecos verdaderamente peligrosos.

El senderista, de 66 años de edad, nacido en Zaragoza pero residente en Madrid, desapareció después de haber iniciado el itinerario programado en Riofrío de Riaza; telefoneó a su mujer para decirle que estaba bien, que había cumplido el primer objetivo de la ruta que tenía marcada y que estaba el puerto de la Quesera, en el límite con la comunidad autónoma manchega.

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