claudia carrascal
Segovia
Domingo, 4 de abril 2021, 19:27
Hace más de un año que el Azoguejo o la calle Real no son testigos del continuo ir y venir de los cientos de turistas que pasaban a diario por la ciudad. En 2019 Segovia batió todos los récords con dos millones de visitantes y ... cada vez eran más los internacionales. En concreto, los procedentes de Estados Unidos y Francia suponían cerca del 45% de las consultas que atendieron ese año en el Centro de Recepción de Visitantes.
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Los chinos rondaban casi el 6% de las consultas. No obstante, más de la mitad los turistas seguían siendo nacionales, con Madrid, Castilla y León, Andalucía, Comunidad Valenciana y Cataluña como principales lugares de procedencia. Ante una fusión de idiomas y acentos que no dejaba de crecer los profesionales del sector eran incapaces de vaticinar que tan solo unas semanas después no tendrían trabajo. Los guías turísticos junto con la hostelería, el comercio y el resto de actividades que vinculadas al turismo son los sectores más afectados por las restricciones de movilidad nacionales e internacionales.
«El cierre perimetral de la Comunidad autónoma y antes de las provincias, así como el toque de queda nos han dejado en el dique seco», asegura el presidente de la Asociación de Guías de Turismo de Segovia, Raúl Rascón. A su vez confirma que muchos compañeros llevan un año sin trabajar y los más afortunados han podido realizar cuatro visitas pequeñas a lo largo del año y lo hacen «por una cuestión de ánimo más que por obtener unos ingresos que son mínimos».
Las limitaciones en cuanto al número de personas que pueden reunirse son otra de las trabas más importantes para el desarrollo de su actividad. «Solo podemos salir cinco y el guía, por lo que el rendimiento económico que se obtiene es muy bajo», asegura. A todo ello se suma que durante gran parte de 2020 algunos de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, como la Catedral o el Alcázar, han estado cerrados y cuando abren lo hacen con muchas restricciones.
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«Las posibilidades de trabajar se han reducido a cero cuando hace poco más de un año había actividad prácticamente todos los días porque los turistas invadían la ciudad», según Rascón. Antes de la crisis sanitaria la profesión de guía turístico les permitía vivir con soltura, pero ahora se encuentran «con un verdadero drama, sobre todo si los dos adultos de la familia tenían un trabajo vinculado al turismo».
Las expectativas de futuro no son optimistas porque «la vacunación va despacio», por lo que no creen que este verano sea mejor que el de 2020. Además les espera un verano de cambios porque forma de trabajar de estos profesionales ha cambiado, ya que antes de la pandemia la mayoría de sus clientes eran grupos grandes, como viajes organizados, excursiones escolares, viajes del Imserso o congresos, sin embargo, ahora predominan las parejas y alguna familia.
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La asociación la integran 20 guías, aunque en la ciudad hay alguno más ejerciendo de forma oficial y otros tantos que lo hacen de modo ilegal. «Como en todas las ciudades turísticas hay intrusismo y sin ayuda de las autoridades competentes es complicado combatirlo», advierte. Estas personas son en su mayoría guías acreditados, pero realizan la actividad al margen de la ley sin pagar impuestos ni cotizar a la Seguridad Social y esto «es competencia desleal, ya que no trabajamos en igualdad de condiciones», argumenta Rascón.
Los miembros de la asociación no han dejado de formarse estos meses, pero «reinventarse es muy difícil cuando no hay afluencia de turistas». Desde la asociación están tratando de adaptarse a la demanda existente y van a poner en marcha las próximas semanas un proyecto de visitas guiadas que permitirá la reserva plaza a plaza y no por grupos como era habitual. «Creemos que en estos momentos es más fácil que la gente se apunte a las rutas de forma individual, en pareja o pequeños grupos porque con las restricciones los grupos concertados no tienen cabida», detalla.
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Esta fórmula les permitirá volver a la calle poco a poco, aunque son conscientes de que recuperarse requerirá tiempo. «Todo volverá a ser como antes porque el grado de profesionalidad en Segovia es muy alto y el interés de la gente por estos servicios también, pero yo creo que este año está perdido y hasta 2022 no habrá cierta normalidad», presagia.
Para hacer frente a esta situación cuatro de las guías oficiales de la ciudad y la provincia, Ana Gómez, Eva Torres, Leticia Hernández y Elena Mirón han puesto en marcha el proyecto Segovia Imperdible. A través de su página web los visitantes pueden reservar visitas guiadas plaza a plaza tanto en Segovia capital como en la Granja de San Ildefonso. «Somos conscientes de que el turismo de grupos no se va a recuperar a corto plazo, por lo que teníamos que amoldarnos a la situación y decidimos poner en marcha esta iniciativa», explica Mirón. De este modo, el servicio resulta más económico para los clientes que si contratan a un guía de forma privada para dos o tres personas.
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Los segovianos también se están interesados en descubrir su ciudad de otro modo. «No solo nos centramos en el Acueducto, el Alcázar y la Catedral también mostramos la Segovia menos conocida y organizamos rutas al atardecer que tienen un gran encanto». Además de explicar la historia, el arte o la arquitectura de cada uno de los rincones, estas guías dan mucha importancia a las anécdotas y curiosidades que, según Mirón, son el principal atractivo para la gente de la ciudad.
A pesar de este creciente interés por parte de la población local, incide en que «sin turistas no se puede trabajar». El pasado verano la flexibilización restricciones de movilidad les dio un pequeño respiro, también la normativa que primero permitía grupos de hasta 24 personas y luego de 9 más el guía. El verdadero trastorno les ha sido la limitación a cinco personas, ya que sacar rentabilidad por la visita es imposible.
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Por eso, su principal reivindicación es poder juntarse al menos una decena de personas. Tal y como expresa Mirón, «si la Junta está suavizando las medidas para otros sectores también puede incrementarnos a nosotros el aforo, que estamos trabajando con el 10% los clientes si lo comparamos con las cifras previas a la pandemia».
Tras un 2019 muy bueno admite que el 2020 empezó con grandes cambios porque «las cancelaciones comenzaron de forma escalonada en enero cuando se celebraba el Año Nuevo Chino y había muchas reservas de visitantes de este país que tenían vacaciones». Desde entonces los pocos turistas a los que han atendido son nacionales o regionales.
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Desde la leyenda del Acueducto hasta las calles cuyo nombre no coincide con el de las placas son algunas de las curiosidades que más sorprenden a los visitantes. También les asombra descubrir que Segovia tiene Judería o la muralla más larga conservada en España. La colocación de las tejas con la cara cóncava hacia arriba es otro de los aspectos que les llaman la atención, «incluso a los albañiles les resulta curioso que se haga así, la gente piensa que de este modo entra el agua en las casas, pero no es así», aclara Mariano Vela, uno de los primeros guías oficiales de la ciudad.
En el último año tan solo ha trabajado con un grupo de cuatro personas en agosto y con otro de las mismas características el Puente del Pilar. La falta de turistas hace que ya no tengan reservas y para hacer alguna visita puntual «tienes que salir y venderte. Hemos pasado de ir a 120 kilómetros por hora a quedarnos parados», sentencia.
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Tampoco han podido amortizar las últimas inversiones realizadas, como por ejemplo la adquisición de whisper, un sistema de escucha por auriculares que facilita la comprensión. Vela detalla que la ciudad se masificaba tanto y había un volumen tan elevado de ruidos que decidieron hacer esta compra para mejorar la calidad de las visitas. Desde su punto de vista, Segovia se va a recuperar de esta crisis porque «viajar, conocer y disfrutar son ya parte de nuestra cultura y la ciudad tiene un indiscutible atractivo». No obstante, cree que la maquinaría de este sector no se pondrá en marcha hasta 2022, lo cual «puede ser catastrófico para muchas familias porque vivir dos años de los ahorros no siempre es posible».
Sobre la posibilidad de que esta pandemia provoque un cambio de hábitos en los turistas y la tecnología acapare los servicios que ahora ofrecen los guías, Vela se muestra escéptico, al menos a corto plazo. Por un lado, reconoce que «es imposible poner puertas al mar» y estas aplicaciones ya son una realidad en muchas ciudades, no obstante, considera que en sectores como el suyo el contacto personal es importante.
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«Cualquiera puede comprarse una guía e ir leyéndola por la ciudad o buscar cada monumento en Internet, pero se pierde mucho tiempo y es más cansado». Otro de los beneficios del trato humano que pone en relieve son los chascarrillos y anécdotas que cuentan los guías y que hacen la experiencia más amena y enriquecedora.
Las visitas no solo se centran en la capital, la provincia también despierta el interés de miles de turistas cada año que demandan rutas por algunos de los municipios más emblemáticos como La Granja de San Ildefonso, Pedraza, Maderuelo, Sepúlveda o Ayllón. Lugares que, tal y como manifiesta Vela, también son un buen reclamo para los segovianos. De hecho, las rutas organizadas por Prodestur el pasado otoño con el programa 'Viajero, yo te enseñaré Segovia' tuvieron «muy buena acogida», también entre los residentes.
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Por último, hace referencia a los 'free tour', que existen, pero hasta la fecha no suponían un problema porque había demanda suficiente para todos. A su juicio, si no han proliferado más es porque «en una ciudad como Segovia no merece la pena». El principal motivo es que estos recorridos solo contemplan exteriores y no incluyen la entrada a ningún monumento. Al respecto, destaca que «si pagas al guía 10 euros y luego compras la entrada para ver la Catedral y el Alcázar ya sale más económico coger un guía oficial de nuestra asociación porque tenemos descuentos y te ahorras las colas para acceder. De esta forma, no te limitas a ver el monumento por tu cuenta, si no que te lo explican y lo valoras de otro modo». Eso sí, considera que los 'free tour' pueden tener su público, sobre todo, entre la población más joven y con escasos recursos económicos que tan solo quieren hacerse una idea global de la ciudad, sin acceder a iglesias, museos o monumentos.
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