Grupos ambientalistas rechazan la tercera fase de la recarga del Carracillo
Cuéllar ·
La plataforma 'Cega, el río que nos une', asociaciones, ayuntamientos y particulares presentan recurso ante una autorización de la JuntaCuéllar ·
La plataforma 'Cega, el río que nos une', asociaciones, ayuntamientos y particulares presentan recurso ante una autorización de la JuntaTras los últimos pasos dados por la Junta de Castilla y León con el fin de avanzar en la continuación de las obras de recarga del acuífero del Carracillo, los grupos ambientalistas no se han quedado parados. En concreto han sido la plataforma 'Cega, el río que nos une', asociaciones, ayuntamientos y particulares de la ribera del río y de la Tierra de Pinares, quienes han presentado recurso potestativo de reposición a uno de los últimos acuerdos del gobierno regional en relación a este tema.
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En concreto se trata de la autorización y declaración de utilidad pública, interés general y la urgente ejecución de las obras para la gestión hídrica del sector oriental del acuífero cuaternario y obras de mejora del regadío en la zona norte de El Carracillo. En el recurso se pide que se suspenda dicho acuerdo y se insta a que no se lleven a cabo las obras de la tercera fase de la recarga del Carracillo.
Desde 'Cega, el río que nos une' recuerdan que a través de estas obras se pretende expropiar a los vecinos de Gomezserracín en más de 900 parcelas de pinares una superficie de 247.378 metros cuadrados, a los que se sumarían casi 120.000 metros cuadrados que quedarían afectados con servidumbre de acueducto. También se ocuparían temporalmente, durante las obras, más de 67.000 metros cuadrados.
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Todo ello para la implantación en estos lugares de las infraestructuras necesarias para llevar a cabo la ejecución de esta obra, donde destacan dos lagunas de infiltración de alrededor de 9.000 metros cúbicos, excavadas en el terreno; una balsa semienterrada de regulación semanal de 163.366 metros cúbicos; la estación de bombeo, además de «kilómetros de tuberías y líneas eléctricas y de comunicación, arquetas, casetas para bombas, muy amplios caminos, así como 82 sondeos hasta el suelo cuaternario», detallan, explicando que todo ello se realizaría para extraer el agua del pinar y llevarlo a la balsa de regulación, desde donde se enviará, a la demanda, a las parcelas de riego de la zona norte del Carracillo.
La asociación en defensa del río Cega asegura que con el mismo fin se pretende la ocupación de terrenos en tres vías pecuarias y dos montes públicos, el número 48, denominado Común Grande de las Pegueras, propiedad de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar, y el monte número 29, llamado Pimpollada y Plantío, de Gomezserracín.
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Explican que la sustracción de mayor volumen de agua en el río Cega, aumentando además el periodo de derivación, «dejará al río Cega en un riachuelo, incapaz de recargar de manera natural su cuenca aguas abajo», una circunstancia que amenaza las reservas de agua potable necesarias para el verano en el abastecimiento de la Mancomunidad Las Lomas, así como el regadío de las vegas de los pueblos ribereños aguas abajo, apuntan.
Además, señalan otra amenaza importante, los daños que sufrirá el pinar de los vecinos de Gomezserracín, quienes «verán sus propiedades pisoteadas con unas infraestructuras hidráulicas para sacar el agua potable del subsuelo y llevárselo a regar las explotaciones de unas pocas macroemperesas», aseguran.
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Para ellos, la Junta de Castilla y León, «en una política del todo vale», apuesta por un modelo de regadío intensivo, «cuyo mayor exponente en este momento son los cultivos de fresas y frutos rojos», y que, a su juicio es causante de la sobreexplotación y contaminación del acuífero, además de la roturación de cientos hectáreas de pina y del uso continuo de plaguicidas.
La Junta de Castilla y León y la Confederación Hidrográfica del Duero, añaden, llevan muchos años «creando unas expectativas de agua ilimitada entre los regantes, que aumenta el consumo, cuando la realidad hídrica de cambio climático nos obliga a una disminución del mismo». La agrupación ambientalista realiza un símil con lo que ocurre en Doñana y aseguran que «la industria fresera y sus métodos intensivos ponen en serio peligro la funcional ecosistémica de la Tierra de Pinares».
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